La Bella Otero, icono de la Belle ?poque y amante de reyes, revive en el escenario
El Ballet Nacional de Espa?a recupera en un espect¨¢culo de gran formato el drama de la bailarina espa?ola que recorri¨® los teatros de todo el mundo y muri¨® arruinada tras dilapidar su fortuna en los casinos
El cupl¨¦ sol¨ªa ser flor ef¨ªmera. Enseguida una letrilla pasaba de moda y otra a¨²n m¨¢s pegadiza la sustitu¨ªa. Por eso Agustina Otero (1868-1965), conocida como la Bella Otero, busc¨® la permanencia a trav¨¦s del cabaret. Nacida en una aldea pontevedresa, limpi¨® casas nobiliarias, cant¨® en burdeles y se prostituy¨®, hasta que Par¨ªs la convirti¨® en un s¨ªmbolo de la Belle ?poque y sus frivolidades. All¨ª encabez¨® durante una d¨¦cada el cartel del Folies Berg¨¨re, donde se daba cita una bulliciosa tropa de contorsionistas y bailarinas que obtuvieron el favor popular. En aquel espect¨¢culo se ciment¨® una fama que la llev¨® a recorrer las tablas de todo el mundo y el dormitorio de seis reyes europeos, pero el destino quiso devolverla en la vejez a la miseria de su infancia. Hab¨ªa dilapidado su fortuna en los casinos de la Costa Azul y muri¨® sola en un motel de Niza.
En aquella habitaci¨®n apenas dej¨® un pu?ado de francos y alhajas falsas, triste ep¨ªlogo para una vida de excesos. Ahora el Ballet Nacional de Espa?a (BNE) rescata su historia ¨Dllevada tambi¨¦n al cine y la televisi¨®n¨D mediante una producci¨®n que lidera el director de la compa?¨ªa, Rub¨¦n Olmo, quien firma la coreograf¨ªa. La Bella Otero podr¨¢ verse del 7 al 18 de julio en el Teatro de la Zarzuela de Madrid y cuenta con la direcci¨®n musical de Manuel Busto y la dramaturgia de Gregor Acu?a-Pohl. De grandes dimensiones, el espect¨¢culo ha implicado a un centenar de profesionales, lo que lleva a Olmo a definirlo como un ¡°ballet oper¨ªstico que pone la danza al servicio del argumento¡±. Sirvi¨¦ndose de la mu?eira, el flamenco y el baile contempor¨¢neo, recrea una ¨¦poca desenfrenada que no parec¨ªa presagiar el horror de la Primera Guerra Mundial.
¡°El drama de la Bella Otero me llev¨® a visualizar una gran puesta en escena¡±, sentencia Olmo minutos antes de un ensayo en el Matadero de Madrid. El actual responsable del BNE conoce bien la instituci¨®n, en la que ingres¨® a los 18 a?os como bailar¨ªn y que abandon¨® un lustro despu¨¦s con el objetivo de fundar su propia compa?¨ªa. Su vuelta ha comportado una serie de indagaciones hist¨®ricas: comenz¨® desentra?ando la figura de Antonio el Bailar¨ªn ¨Del artista que puso en pie a Broadway mientras los ¨²ltimos supervivientes de la Espa?a republicana se desangraban en la posguerra¨D y ha seguido con la tragedia de Agustina Otero. ¡°Llevo pensando en un proyecto sobre ella desde que comenc¨¦ a bailar. Durante a?os ha estado guardado en el caj¨®n, esperando el momento adecuado para presentarse¡±, asegura el artista. Sobre el escenario, una escenograf¨ªa polivalente dar¨¢ paso a las escenas de interior y exterior.
La trama transcurre entre el Liceo de Barcelona y los caf¨¦s parisienses, el casino de Montecarlo y la corte del ¨²ltimo zar de Rusia, enclaves por los que se pase¨® Otero antes de caer en desgracia. La investigaci¨®n de Acu?a-Pohl consisti¨® en ¡°discernir los hechos hist¨®ricos del mito que ella misma aliment¨®¡± con la publicaci¨®n en 1926 de una ribeteada autobiograf¨ªa. En esta dec¨ªa provenir del amor entre una gitana sevillana y el arist¨®crata griego J. Carasson. Pero su vida siempre fue objeto de escrutinio y el escritor americano Arthur H. Lewis termin¨® por desmentir este hecho, cuando tres d¨¦cadas despu¨¦s sac¨® a relucir el certificado de nacimiento con el que una octogenaria Otero solicitaba ayuda econ¨®mica a la Seguridad Social francesa. Algo similar sucedi¨® con la violaci¨®n que sufri¨® a los 11 a?os y siempre neg¨®, incluso cuando la prensa filtr¨® el requerimiento judicial a su agresor, un zapatero de su aldea.
Aquel ataque se sald¨® con una fractura de pelvis que la dej¨® est¨¦ril. Se sabe que Otero se fug¨® entonces de casa, donde viv¨ªa con su madre y cuatro hermanos, y recal¨® en un convento de monjas Oblatas que recog¨ªan a las mujeres consideradas descarriadas. ¡°Estos a?os de adolescencia permanecen a¨²n borrosos¡±, relata Acu?a-Pohl, que devor¨® los seis t¨ªtulos que se han publicado sobre su vida, la mayor¨ªa descatalogados. El escritor Gonzalo Torrente Ballester document¨® en La saga / fuga de J. B. (1972) la conversi¨®n de Otero en una cupletista de medio pelo que se prodig¨® por los escenarios de Barcelona. El propietario de un circo la descubri¨® mientras ella se afanaba en fregar las escaleras de una comunidad de vecinos, ¡°acometidas de un movimiento lento y perturbador¡±, escribi¨® Torrente. Del mundo circense la sac¨® otro mecenas y amante, el banquero Ernest Jurgens, que se suicid¨® cuando ella lo abandon¨® por el Kaiser Guillermo II.
Acu?a-Pohl explica: ¡°He querido mostrar a una persona con mucho magnetismo, carisma y fuerza, que luch¨® por ser independiente y fue v¨ªctima de su pasado¡±. Patricia Guerrero, solista en el espect¨¢culo Flamenco hoy (2010), dirigido por el cineasta Carlos Saura, viste la piel de una Otero a¨²n inexperta. Suya es la responsabilidad hist¨®rica de recrear unos n¨²meros de los que no se conservan im¨¢genes grabadas. ¡°Queda el gesto de algunas fotograf¨ªas antiguas, de las que he deducido el movimiento¡±, relata la bailaora. Otero tambi¨¦n dej¨® para las generaciones venideras una mirada oscura, poderosa y apenada que inmortaliz¨® al ¨®leo el cordob¨¦s Julio Romero de Torres. Guerrero confiesa: ¡°Solo espero estar a la altura de esos ojos¡±.
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