Maestros de Cannes, que no del cine
Olvidable jornada protagonizada por directores que ama el festival
Existen numerosos directores que cada vez que estrenan una pel¨ªcula y debo verla por exclusiva obligaci¨®n profesional, percibo que me asalta el escalofr¨ªo. Y evidentemente no es de placer. Mi experiencia con ese cine es inolvidable. Por sopor¨ªfera. Uno de ellos es el tailand¨¦s Apichatpong Weerasethakul. Me resulta a¨²n m¨¢s dif¨ªcil comprender de qu¨¦ me est¨¢ hablando en sus pel¨ªculas que pronunciar su nombre. Aunque mi caso es extra?o. Gran parte de la cr¨ªtica asegura adorarlo y los festivales acostumbran a premiar todo lo que lleve su firma. Cannes siempre le ha mimado, incluida la Palma de Oro que recibi¨® hace 11 a?os por su indescriptible T¨ªo Boonmee recuerda sus vidas pasadas.
En Memoria, exhibida en la Secci¨®n Oficial, Weerasethakul ha conseguido financiaci¨®n internacional, rodar en Colombia y que la protagonice Tilda Swinton. La andr¨®gina y muy intelectual Swinton, al igual que las cultivadas e internacionalistas Isabelle Huppert y Juliette Binoche, est¨¢n dispuestas siempre a rodar con directores asi¨¢ticos cuya obra tiene presunto prestigio. Qu¨¦ generosidad la suya, qu¨¦ capacidad de riesgo, qu¨¦ amor a la cultura de cualquier parte.
Y como en otras ocasiones, me esfuerzo por entender el argumento que desarrolla este hombre. Deduzco que se trata de una se?ora escocesa que al llegar a Bogot¨¢ sufre unos ruidos permanentes en su cabeza y el insomnio la est¨¢ devastando. Busca ayuda en la ciudad y en la selva. Y recibe alivio por parte de un extra?o personaje que al final descubrimos que es un extraterrestre. Si el guion es dif¨ªcil de seguir, la realizaci¨®n es tediosa e insoportable. No estoy dotado yo para familiarizarme con el disparate, la m¨ªstica y el subterr¨¢neo lirismo de este director. Abandonar los festivales de cine me supondr¨¢ la impagable liberaci¨®n de tener que seguir observando sus pel¨ªculas. Y las de muchos otros creadores de vanguardia, tan genuinos y ex¨®ticos ellos.
El franc¨¦s Bruno Dumont es otro cl¨¢sico de Cannes. Ha presentado France, que describe el esplendor profesional y posteriormente la ruina ¨ªntima y familiar de una estrella de la televisi¨®n francesa, especializada la dama en reportajes y documentales sobre las guerras de los talibanes, el patetismo de las pateras y temas sociales que alcanzan gran repercusi¨®n en los medios. Con la particularidad de que aquello que le proporciona fama, prestigio y dinero est¨¢ frecuentemente ama?ado o manipulado. Y a la periodista le ocurrir¨¢n muchas desgracias, una depresi¨®n inconsolable, y que ella, especialista en enga?os, tenga que probar su propia medicina. En France s¨ª me percato de la trama, pero lo que ocurre en ella me da igual. Hay secuencias alargadas hasta el aburrimiento, la m¨²sica estridente no deja de sonar, el estilo narrativo es tan pretencioso como vacuo. La protagoniza L¨¦a Seydoux. Creo que es la quinta pel¨ªcula de este Cannes en la que participa. Tiene su m¨¦rito que todos la reclamen. Pero no es una actriz que me deslumbre especialmente.
Y la olvidable jornada se cierra con Haut et Fort, del director Nabil Ayoub, nacido en Francia pero de origen marroqu¨ª. Vuelve al pa¨ªs de sus ancestros para retratar con muy buenas intenciones una situaci¨®n problem¨¢tica. Retrata las clases de m¨²sica, danza y grafitis que ofrece un profesor a un alumnado que trata de expresar el malestar que siente, la opresi¨®n y las limitaciones que sufren las mujeres, la brutalidad de costumbres at¨¢vicas y del machismo, mediante la revoluci¨®n expresiva que les ofrece el hip hop. Ojal¨¢ que ganen su batalla y encuentren la libertad, pero la forma de contarlo por parte de Nabil Ayoub me parece reiterativa y plana. Valoro m¨¢s sus prop¨®sitos que su arte.
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