Ariel Goldenberg, el hombre que no quiso tomar la Bastilla
Este jud¨ªo, nacido en Argentina de padres rumano y polaca, nacionalizado en Espa?a y habitante de Francia no ten¨ªa m¨¢s patria que el teatro
El 14 de julio, mientras los franceses celebraban su fiesta nacional, falleci¨® Ariel Goldenberg, en una cama curada de espanto, como todas las de los hospitales. Ocurri¨® en Nimes, donde buscaba la paz con su compa?era, Andrea Jacobsen, dejando atr¨¢s una impresionante carrera profesional.
Lleg¨® a ser uno de los m¨¢s importantes programadores de artes esc¨¦nicas de Europa: en Espa?a estuvo vinculado a la direcci¨®n del Festival Internacional de Teatro de Madrid durante los palpitantes a?os ochenta y al Festival de Oto?o durante los primeros quince a?os de este siglo. Ambos eventos pusieron a Madrid en lo m¨¢s alto del panorama teatral internacional, por ellos pasaron los artistas y las compa?¨ªas m¨¢s prestigiosas, y en los dos casos, su contribuci¨®n fue determinante. En Francia dirigi¨® el Teatro de Bobigny desde 1989 hasta el 2000, a?o en que pas¨® a dirigir el Teatro Nacional de Chaillot, de Par¨ªs.
S¨¦ que all¨ª se est¨¢ preparando un homenaje para el pr¨®ximo oto?o; aqu¨ª no somos mucho de eso del reconocimiento, ser¨¢ que en estas latitudes las miradas llegan menos lejos porque los parajes est¨¢n llenos de yoes, o porque la pelota se disputa por abajo, en el reino de los pisotones, no a codazos, que eso descompone el gesto y resulta poco elegante.
Conoc¨ª a Ariel en 1980, cuando pas¨® por Madrid con una compa?¨ªa francesa que hab¨ªa programado Jos¨¦ Luis G¨®mez en el Teatro Espa?ol, y se integr¨® primero con G¨®mez y luego en nuestra Asociaci¨®n Cultural Caballo de Bastos con la que hab¨ªamos montado la primera edici¨®n del Festival Internacional el a?o anterior.
?Qu¨¦ ten¨ªa Ariel? ?Qu¨¦ pod¨ªa explicar que ese joven calmoso que hab¨ªa llegado al Festival de Nancy como acompa?ante de una compa?¨ªa de teatro folcl¨®rico jud¨ªo porte?o y que se hab¨ªa quedado en Europa, ese veintea?ero sencillo, que se uni¨® a nosotros sin descomponer la sonrisa, porque Ariel era un hombre detr¨¢s de una sonrisa, llegara a tener la agenda m¨¢s completa del teatro mundial y a hablar directamente con los grandes monstruos de la escena?
Que hablara siete idiomas, que tuviera una memoria prodigiosa y un procesador en la cabeza que le permit¨ªa operar con esa base de datos, seguro que algo tuvo que ver. Yo solo digo que nunca le vi correr, ni llegar tarde, ni cabrearse con gritos, ni siquiera levantar la voz para que los que estuvieran en un radio cercano pudieran percibir que hablaba con gente importante, ni sentar c¨¢tedra, ni la m¨¢s m¨ªnima intenci¨®n de tomar la Bastilla.
Si vi que todos le saludaban y le conoc¨ªan, teatreros, vecinos, camareros, conserjes¡ Y que le encantaba hablar de jam¨®n, de vino, de futbol. Solo le vi un gesto de preocupaci¨®n m¨¢s hondo una vez, cuando la guerra de las Malvinas; estoy seguro de que no fue porque pensara en gloriosas p¨¢ginas de la Historia, sino en que le podr¨ªa complicar el contacto con los de la Royal Shakespeare Company, o algo as¨ª, porque este jud¨ªo, nacido en Argentina de padres rumano y polaca, nacionalizado en Espa?a y habitante de Francia no ten¨ªa m¨¢s patria que el teatro.
Tato Cabal ha sido gestor cultural desde los a?os setenta, adem¨¢s del primer director del Teatro Price de Madrid en su etapa contempor¨¢nea y de La Noche en blanco.
Babelia
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