¡®El tubo¡¯: alegor¨ªa f¨ªsica del purgatorio
El puro desaf¨ªo corporal ocupa casi exclusivamente el relato de una mujer encerrada en una espectacular maquinaria en forma de laberinto con trampas
Hace unas semanas se estren¨® la segunda entrega de la saga Escape Room y hoy llega a los cines la que podr¨ªa ser la apoteosis f¨ªsica de los cuartos de evasi¨®n, El tubo, pel¨ªcula francesa dirigida por Mathieu Turi, en la que la l¨®gica deductiva apenas tiene influencia. Es el puro desaf¨ªo corporal el que ocupa casi exclusivamente el relato de una mujer encerrada en una espectacular maquinaria en forma de laber¨ªntico tubo con m¨²ltiples (y mortales) trampas, de la que resulta improbable escapar.
Si no existieran Cube, de Vincenzo Natali, y Saw, de James Wan, adem¨¢s de las decenas de posteriores t¨ªtulos inspirados en estas, con la espa?ola El hoyo por delante, El tubo podr¨ªa tener alg¨²n enganche emocional. No lo encuentra porque a pesar de que el ejercicio de puesta en escena y de montaje es muy profesional, las situaciones acaban produciendo m¨¢s tedio que claustrofobia. La primera mitad, puramente f¨ªsica, es demasiado larga. La segunda, m¨¢s relacionada con la metaf¨ªsica, y que en alg¨²n momento juega a ser una especie de juvenil parque de atracciones de la verdaderamente trascendente Solaris, de Stanislaw Lem y Andr¨¦i Tarkovski ¡ªnovela y pel¨ªcula¡ª, apunta alg¨²n detalle de ingenio relacionado con su subtexto principal: el de la culpa y la pena, el del dolor enquistado y el remordimiento, conectados con la experiencia y con el concepto del purgatorio.
A Turi se le nota tambi¨¦n la influencia de la vertiente m¨¢s salvaje del Nuevo Extremismo Franc¨¦s, la de cineastas como Pascal Laugier, Xavier Gens y la pareja formada por Julien Maury y Alexandre Bustillo, directores de M¨¢rtires, Fronti¨¨re[s] y Al interior, respectivamente. Pero incluso ah¨ª se queda corta El tubo, experiencia finalmente poco definida, a la que no le alcanza ni en la brutalidad de lo f¨ªsico ni en la relevancia de lo metaf¨ªsico.
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