Tedio ante el abusivo signo de los tiempos
Las disquisiciones de ¡®Quiero hablar de Duras¡¯ me resultan tan prescindibles como insoportables, algo parecido a lo que me ocurre con ¡®Blue Moon¡¯. No comprendo casi nada de ¡®Distancia de rescate¡¯, pero tampoco me fascina
Leo estos titulares en la revista que edita diariamente el festival de San Sebasti¨¢n: ¡±Mensaje feminista desde la perspectiva de los m¨¢s j¨®venes¡±, ¡°Un film pensado para dar voz a la transfobia silenciada de Brasil¡± y otro con el que no s¨¦ si re¨ªr o llorar: ¡°Las pel¨ªculas latinoamericanas est¨¢n hechas con el coraz¨®n y las tripas¡°. Me pregunto: ?y con qu¨¦ est¨¢n hechas las del resto del universo? El festival se ha propuesto ser la vanguardia del cine realizado por mujeres, parece ofrecer la seguridad de que tu pel¨ªcula ser¨¢ seleccionada si perteneces a ese sexo y si las tem¨¢ticas abordan reivindicaciones, mensajes inclusivos y dem¨¢s remedios actuales a las injusticias ancestrales. En el jurado de la secci¨®n oficial solo aparece un hombre. Cantaba Prince: ¡°Es el signo de los tiempos¡±. Y, por supuesto, me da igual la condici¨®n hormonal de la gente que dirige pel¨ªculas. Solo suplico que haya calidad en ellas. Siempre he sentido alergia hacia el cine de mensaje, el que solo es bienintencionado, el previsible desde el principio hasta el final. El Ministerio de Igualdad deber¨ªa hacer un homenaje extraordinario y llenar de galardones a la pol¨ªtica que impera transparentemente en un festival tan enamorado de los nuevos tiempos. Como el resto. Pero: ?d¨®nde est¨¢ el gran cine?
Pasar infinitas horas durante nueve d¨ªas en las salas de cine cubierto con una m¨¢scara puede convertirse en una tortura para los que llevamos gafas. Se empa?an, es muy pesado. Pero el vaho puede facilitar que, si lo que est¨¢s viendo y escuchando te resulta fatigoso o cabreante, te amodorres o te duermas de vez en cuando sin excesivos complejos. Me ha ocurrido con la francesa Quiero hablar de Duras, dirigida por Claire Simon. Filma un inacabable di¨¢logo (mejor dicho, mon¨®logo) entre una periodista y un amante homosexual de la escritora Marguerite Duras. He le¨ªdo cosas de ella que me gustaron, pero las disquisiciones de su novio sobre una relaci¨®n compuesta de amor y de odio, con sentimiento de muerte, sadomasoquista, me resultan tan prescindibles como insoportables. Me ocurre algo parecido con la rumana Blue Moon, dirigida por Alina Grigore. En esta los personajes no paran de gritar, lo que complica la somnolencia. Trata de la asfixia que le provoca a una chica con anhelo de liberaci¨®n su tradicional y machista familia.
Observo el abrumador despliegue informativo que hacen algunos medios con la pel¨ªcula Distancia de rescate, dirigida por Claudia Llosa. Seguro que se lo merece. Creo recordar que era la firmante de La teta asustada, cuyo argumento he olvidado, pero que gan¨® el Oso de Oro en un festival de Berl¨ªn. Y un gran amigo con el que comparto festivales desde tiempos remotos y con instinto casi infalible para detectar las pel¨ªculas que van a ganar (generalmente en contra de mis gustos) el principal galard¨®n en estos cert¨¢menes tan intelectuales me asegura que Distancia de rescate posee numerosas papeletas para ello. A m¨ª me resulta tan inentendible como aburrida. Eso s¨ª, dotada de cierto sentido est¨¦tico. Creo que habla de la maternidad (s¨ª, como la ¨²ltima de Almod¨®var), de sus miedos y sus paranoias, de la migraci¨®n de un cr¨ªo enfermo y c¨®mo este se transforma en una persona t¨®xica, de la envenenada relaci¨®n, imaginada o real, que ¨¦l y su madre tienen con otra progenitora y su peque?a hija. No comprendo casi nada, pero tampoco me fascina lo m¨¢s m¨ªnimo. El problema debe de ser m¨ªo, que no me entero de nada.
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