¡®Qui¨¦n lo impide¡¯, adolescentes de verdad y un barco solo aceptable en ¡®La Fortuna¡¯
No s¨¦ si es una propuesta radical, solo s¨¦ que yo la veo con notable inter¨¦s, y que en algunos momentos me conmueve. Veo sin fatiga, pero exento de fascinaci¨®n, la serie de Amen¨¢bar
A estas alturas del festival, saturados por la visi¨®n de tanto cine prescindible (hay otro que no, poco), con las odiosas m¨¢scaras cubri¨¦ndote el careto y asfixi¨¢ndote, pod¨ªa inspirar inicial pereza ver una pel¨ªcula cuyo metraje es de 220 minutos. Se titula Qui¨¦n lo impide y se la ha inventado Jon¨¢s Trueba. No s¨¦ si es una propuesta radical, esa calificaci¨®n tan de moda cuyo significado y trascendencia no he entendido nunca. Solo s¨¦ que yo la veo con notable inter¨¦s, que me parece de verdad y que en algunos momentos y ante determinados personajes me conmueve. Habla de la adolescencia, que en el caso de cada espectador puede asociarla a un periodo grato de su existencia, o dificultoso, o no querer tener el menor recuerdo de ella. Y s¨¦ de muchos padres y madres llenos de temor o de falta de entendimiento ante lo que puede ocurrir en el coraz¨®n, en el cerebro, en la conducta de esos hijos que han dejado de ser ni?os, alborotados hormonalmente, que pueden estar conviviendo pegajosamente con algo doloroso, ca¨®tico o sombr¨ªo llamado incertidumbre. O intemperie emocional, o miedo al fracaso, a no ser aceptados, a no encontrar respuestas a las continuas preguntas que se hacen a s¨ª mismos, al futuro.
Jon¨¢s Trueba se ha propuesto a lo largo de varios a?os el reto, lleno de sentido de la observaci¨®n y de generosidad, de dejarles hablar, de que expongan lo que sienten, de intentar comprenderles. Y en el microuniverso que filma y escucha l¨®gicamente hay de todo. Confesiones perturbadoras, diversas formas de relacionarse, amores tempranos, sentimiento de acoso, confusi¨®n, aislamiento, risas, complicidades, botellones, viajes de fin de curso, interrogantes o protestas sobre la educaci¨®n y las ense?anzas que est¨¢n recibiendo, empat¨ªas y enfrentamientos, necesidad de querer y ser queridos. Jon¨¢s combina el documental, las situaciones reales con historias de ficci¨®n que interpretan esos chavales. Al entrevistarles, el director emplea en varias ocasiones un t¨¦rmino tan demod¨¦ como ¡°es bonito¡±. Yo lo frecuento desde que era peque?o. Y me parecen muy bonitas algunas de esas ficciones. La del chaval precozmente enamorado y asustado que se atreve a presentarse de improviso en el pueblo de ella, el paseo de ambos en kayak cruzando una frontera, sus miradas, sus silencios, sus risas, el apasionado morreo en la hierba. Esa cr¨ªa desprende luz. O la chica rumana en el autocar vacacional descansando finalmente su cabeza en el hombro de un compa?ero con el que no hab¨ªa tenido trato, esas manos que se rozan, ese momento delicado, sutil, m¨¢gico. Y les deseo lo mejor al grupo de gente que me ha mostrado Jon¨¢s Trueba. Que disfruten de m¨¢s de un esplendor en la hierba, que los demonios no se ceben con ellos, que puedan ganarse la vida con un curro vocacional, que lleguen a saber qui¨¦nes son y que se acepten.
¡®La Fortuna¡¯
Ten¨ªa l¨®gicas expectativas con La Fortuna, la primera serie que ha rodado Alejandro Amen¨¢bar, un director por el que siento mucho respeto. Y la veo sin fatiga, pero exento de fascinaci¨®n. Algo que s¨ª me provocaron las antiguas y m¨ªticas series de HBO (algo que ya solo pertenece al recuerdo) o series espa?olas como las excelentes Patria, Antidisturbios y La peste. Mi expectaci¨®n ante ella a veces crece y en otras se difumina. En el primer caso, cuando aparecen mod¨¦licos actores estadounidenses como Stanley Tucci y Clarke Peters (compru¨¦benlo viendo su actuaci¨®n en series tan memorables como The Wire y Treme) y escenarios de ese pa¨ªs, incluidas secuencias nocturnas en un barco que tienen aroma a cine inquietante. Pero este inter¨¦s me decae a niveles alarmantes en otros ambientes. Y mi opini¨®n es absolutamente subjetiva. No soporto al personaje femenino que la protagoniza, funcionaria del Ministerio de Cultura espa?ol, se?ora agresiva, bocazas, conveniente y rabiosamente feminista, bisexual (o eso dice ella), con voz chillona y siempre quej¨¢ndose de algo. Imagino que la actriz Ana Polvorosa hace y dice lo que le exige el guion y su director, pero es que no aguanto a ese tipo de persona. Man¨ªas m¨ªas.
Amen¨¢bar se inspira en un c¨®mic de Paco Roca que desconozco. Pero hace unos a?os segu¨ª con mucha curiosidad en los medios el enfrentamiento entre el buscador de antiguos tesoros hundidos en el mar (un pirata para sus acusadores, un so?ador seg¨²n su propia opini¨®n) y el Gobierno de Espa?a, para ver a qui¨¦n le pertenec¨ªan legalmente las riquezas que albergaba el barco espa?ol Nuestra Se?ora de las Mercedes, hundido por una fragata inglesa hace un par de siglos. La descripci¨®n de ese conflicto est¨¢ bien narrada por Amen¨¢bar, alternando situaciones de intriga y de comedia, pero tengo la sensaci¨®n de que es una serie descompensada. Tal vez mi problema radique en que esperaba mucho m¨¢s de ella. El constatado talento de su creador me hac¨ªa esperar otra cosa. La veo y la escucho bien, pero no me deja huella.
Babelia
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