R. Kelly: la estrella que hundi¨® su carrera
El m¨²sico, declarado culpable de crimen organizado, ha vendido millones de discos y est¨¢ considerado como el moderno Marvin Gaye


Para entender la dimensi¨®n art¨ªstica de R. Kelly (Chicago, 54 a?os), conviene recurrir a las comparaciones. Por su tem¨¢tica y su expresividad, podr¨ªa ser considerado como el moderno Marvin Gaye. Respecto a su productividad y su autonom¨ªa, se parec¨ªa a Prince, aunque carec¨ªa de su eclecticismo: triunf¨® a partir de su estreno en los a?os noventa, dentro de la categor¨ªa del R&B.
Tengan paciencia, resulta complicado. El R&B solo conserva una lev¨ªsima conexi¨®n hist¨®rica con el rhythm and blues, t¨¦rmino de mercadotecnia inventado en 1949 por la revista Billboard. Para hacerse una idea, mejor imaginar la versi¨®n reluciente del soul sedoso de los setenta. Una m¨²sica poco difundida en Espa?a, donde se conoce en la radio especializada como aranb¨ª. Por el contrario, entre la poblaci¨®n afroamericana de Estados Unidos solo es superada comercialmente por el hip-hop: las baladas de R&B sirven como banda sonora de la vida amorosa.
R. Kelly apenas lleg¨® al p¨²blico blanco, algo que no parec¨ªa preocuparle. Sus cifras apabullan: decenas de millones de ¨¢lbumes vendidos, cerca de un centenar de ¨¦xitos en listas (incluyendo colaboraciones con Michael Jackson, Lady Gaga, Maxwell, Celine Dion, Wyclef Jean, Justin Bieber). Sus discos destacaban por su producci¨®n refinada y eran respaldados por v¨ªdeos costosos. En la vida cotidiana, no se dejaba amilanar: rompi¨® con el todopoderoso Jay-Z en medio de una gira conjunta, supuestamente por no recibir el respeto merecido. Se permit¨ªa caprichos como jugar brevemente como baloncestista profesional o lanzar una serie gratuita, Trapped in the closet, un enloquecido culebr¨®n en 33 entregas.
Es probable que su cara oscura hubiera pasado desapercibida en tiempos anteriores al Me Too. Pero choc¨® con las investigaciones de un testarudo cr¨ªtico musical de Chicago, Jim DeRogatis. Era de dominio p¨²blico que R. Kelly se cas¨® con una menor de edad, la cantante Aaliyah (ya fallecida). DeRogatis empez¨® a rascar y recogi¨® testimonios de episodios sexuales con chicas j¨®venes, silenciados por generosos acuerdos de confidencialidad. De hecho, los encuentros se grababan en v¨ªdeo e, inevitablemente, algunas cintas se terminaron vendiendo en las calles. DeRogatis estableci¨® el perfil de un depredador que parec¨ªa gozar de impunidad.
El misterio: c¨®mo amplios sectores de la comunidad negra mostraron tanta tolerancia ante R. Kelly. Podr¨ªa ser el llamado efecto O. J. Simpson: la creencia de que famosas figuras afroamericanas tienden a ser entrampadas en las ruedas de la justicia. Tras superar un juicio por pornograf¨ªa infantil, R. Kelly reforz¨® su imagen de criatura del gueto con una biograf¨ªa, Soulacoaster, donde lamentaba haber crecido sin conocer a su padre y aseguraba haber sufrido atropellos sexuales cuando era un ni?o.
Solo convenci¨® a los ya convencidos. Un par de documentales de la BBC reafirmaban su inquietante modus operandi. Ya en su propio pa¨ªs, unos reportajes del Washington Post extend¨ªan las sospechas a sus discogr¨¢ficas, que durante a?os evitaron implicarse en las pol¨¦micas. La plataforma Spotify retir¨® el apoyo a sus grabaciones, pero luego rectific¨®. A d¨ªa de hoy, R. Kelly sigue disponible en su servicio de streaming.
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