Elegidas y sin derecho a elegir: historia gr¨¢fica del sufragio femenino en Espa?a
El c¨®mic ¡®Una mujer, un voto¡¯ atraviesa las primeras d¨¦cadas del siglo XX desde el punto de vista de mujeres an¨®nimas y reconocidas, como Clara Campoamor
Cargando con una maleta en la mano y grandes esperanzas en la cabeza, Mari Luz recorri¨® a pie el camino que lleva de la estaci¨®n de Atocha al que ser¨ªa su barrio en Madrid, el populoso y castizo Lavapi¨¦s. A solo unas manzanas de la corrala donde se instal¨® encontr¨® trabajo como cigarrera en la Real F¨¢brica de Tabacos y, aunque entonces no lo supiera, aquella ocupaci¨®n acabar¨ªa marcando el final de su antigua vida y el comienzo de una nueva. Su embarazo no planeado, fuera del matrimonio; la relaci¨®n con sus compa?eras pol¨ªticamente significadas y el contacto con una abogada llamada Clara Campoamor, dispuesta a cambiarlo todo, instilar¨ªan en ella una inesperada luz que transformar¨ªa para siempre la conciencia que ten¨ªa sobre sus propios derechos y su persona.
Aunque Mari Luz nunca existi¨®, s¨ª lo hicieron muchas cigarreras como ella, pioneras del movimiento obrero a principios del siglo XX, cuya peripecia se va entremezclando con los avances impulsados por Campoamor en Una mujer, un voto (Garbuix Books), un c¨®mic escrito por Alicia Palmer e ilustrado por Montse Mazorriaga que recorre de manera fidedigna ¡ªy, como subraya Palmer, ¡°desde el punto de vista de las mujeres¡±¡ª la historia del sufragio femenino en Espa?a. ¡°Esta novela surge de la necesidad de contar la mitad de la historia que nos han escamoteado. Porque ya basta¡±, protesta la guionista, que destaca el desconocimiento generalizado sobre un personaje fundamental como Campoamor, abogada, pol¨ªtica y escritora que en 1931, durante la Segunda Rep¨²blica, defendi¨® la participaci¨®n electoral femenina como diputada porque, ir¨®nicamente, entonces las mujeres pod¨ªan ser votadas para ser miembros del Congreso, pero no votar. Una situaci¨®n que, como destaca la guionista, no tiene nada corriente ni siquiera para la ¨¦poca. ¡°Espa?a es el ¨²nico pa¨ªs donde ocurri¨® algo as¨ª¡±, destaca.
La propia Palmer ignoraba en cierta medida los logros de Campoamor, que fue una de las tres mujeres elegidas a las Cortes de la Segunda Rep¨²blica junto a Margarita Nelken y Victoria Kent. Pero tres a?os de documentaci¨®n acabaron cubriendo la carencia. Aparte de leer muchos libros sobre su figura, la escritora invirti¨® una fruct¨ªfera parte del tiempo de confinamiento en indagar en la web de la Biblioteca Nacional, en cuya hemeroteca se hallan desde noticias de peri¨®dicos hasta v¨ªdeos ¡°buen¨ªsimos¡± de la ¨¦poca, ¡°del estilo de los de Charles Chaplin¡±. ¡°Adem¨¢s, las actas del Congreso est¨¢n abiertas¡±, agrega la escritora, que en la novela abarca tambi¨¦n la dictadura de Primo de Rivera, una etapa ¡°de la que no existe tanta documentaci¨®n, y lo que hay son sobre todo tesis universitarias¡±. En paralelo, la ilustradora Montse Mazorriaga fue transformando en dibujos mucha de la informaci¨®n textual que ambas iban acumulando. Unas cuantas vi?etas y p¨¢ginas completas del libro reproducen portadas de peri¨®dicos reales, un trabajo ingente de copia que, como subraya la ilustradora, ¡°es una gozada cuando te merece la pena¡±.
Una mujer, un voto aspira a convertirse, por un lado, en un ejercicio de ¡°divulgaci¨®n hist¨®rica pura y dura¡±: una narraci¨®n fiel del pasado enfocado en la lucha de los derechos de las mujeres ¡°con Clara Campoamor como estandarte¡±, pero flanqueada por muchas otras ¡°mujeres an¨®nimas¡±. ¡°Somos muchas las personas que estamos empe?adas en rescatar historias de mujeres y de la lucha feminista que se nos ha ocultado¡±, defiende Palmer, que tambi¨¦n ha incluido en el guion a prominentes activistas de principios del pasado siglo como la maestra Benita Asas, la periodista Carmen de Burgos y la impulsora de la Residencia de Se?oritas (el primer centro dedicado a la ense?anza universitaria de mujeres), Mar¨ªa de Maeztu. ¡°Con la cuarta ola del feminismo, parece que hay m¨¢s inter¨¦s en recuperar esa memoria¡±, percibe Palmer.
Adem¨¢s de mirar al pasado, el contenido del c¨®mic pretende generar una resonancia en la actualidad, cuando algunos de los temas colaterales que se tratan, como la violencia machista, contin¨²an estando presentes. ¡°Es casi el objetivo de la novela¡±, dice la autora. ¡°Tendr¨ªamos que traspasar el personaje de Mari Luz para ver qu¨¦ leemos de ella ahora¡±. En su trabajo en la Real F¨¢brica de Tabacos, las cigarreras como ella contaban, hace cien a?os, con el derecho a dar teta a sus beb¨¦s dos veces al d¨ªa, algo que no ocurre por ejemplo en esta ¨¦poca. ¡°Ahora es muy complicado compaginar el trabajo con la maternidad, la famosa conciliaci¨®n. Hay much¨ªsimas cosas que cambiar¡±, se queja Mazorriaga sobre la situaci¨®n en Espa?a. ¡°Aqu¨ª hubo muchos temas en los que fuimos pioneros¡±, recalca Palmer. ¡°Pero en el 36 se perdi¨® todo lo que se hab¨ªa conseguido hasta entonces¡±.
De la Real F¨¢brica de Tabacos a La Tabacalera
¡°Feminista y comiquera¡± desde siempre, Palmer se profesionaliz¨® en la novela gr¨¢fica con la vida hecha y sus dos hijos ¡°ya mayores¡±, arrastrada por un ERE que la apart¨® de su puesto como inform¨¢tica en Telef¨®nica. Aquello la llev¨® a ¡°reciclarse a lo social¡± con voluntariados y cursos y a empezar a colaborar en Tabacalera, un centro social que se alberga en el mismo edificio del centro de Madrid que en su d¨ªa fue, precisamente, el lugar donde trabajaban cigarreras como la Mari Luz de su historia. Su primer proyecto fue un c¨®mic sobre las personas en situaci¨®n de prostituci¨®n ('Esclavas', de 2014, que se puede descargar gratis en la red). De ah¨ª pas¨® a dar charlas en institutos, donde comprob¨® que el feminismo no era siempre bien recibido por algunos chicos, que lo percib¨ªan como una suerte de amenaza. As¨ª surgi¨® 'Hombres feministas. Algunos referentes', tambi¨¦n descargable en internet. Para m¨¢s adelante, ya prepara una ¡°especie de precuela¡± de 'Una mujer, un voto': la biograf¨ªa de Emilia Pardo Baz¨¢n, la escritora que ¡°fue pionera en todo, tambi¨¦n en reclamar el voto para las mujeres¡±.
Babelia
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