Los actores ponen rostro a los videojuegos
Giancarlo Esposito, el popular villano de ¡®Breaking Bad¡¯ y ¡®The Mandalorian¡¯, se suma a la cada vez m¨¢s larga lista de int¨¦rpretes que se han puesto al servicio del mundo interactivo con su papel en ¡®Far Cry 6¡¯
A Giancarlo Esposito (Copenhague, 63 a?os) le gusta interpretar a malvados. Animal de teatro y secundario en series y pel¨ªculas, fueron sus papeles como los villanos Gus Fring en Breaking Bad y Moff Gideon en The Mandalorian los que lo catapultaron a la fama mundial. Su ¨²ltima interpretaci¨®n tambi¨¦n es la de un infame, el general Castillo, pero no la lleva a cabo en una pel¨ªcula o una serie, sino en un videojuego, Far Cry 6 (Ubisoft). As¨ª, se convierte en el ¨²ltimo de una larga lista de int¨¦rpretes que han puesto su trabajo al servicio del mundo interactivo.
¡°Es muy diferente trabajar en un videojuego¡±, dice al otro lado de la pantalla Esposito, con una enorme sonrisa muy alejada de la frialdad de su ic¨®nico Gus Fring. ¡°Agradezco haberme formado sobre el escenario porque este trabajo ha sido muy teatral. El trabajo de captura de movimiento es algo muy espec¨ªfico, tienes que actuar con todo el cuerpo, con ese casco lleno de c¨¢maras que tienes. Capta todos los movimientos de tu cara, de los codos, los hombros, cada uno de tus dedos, y para todo ello me sirvi¨® el teatro, para darme cuenta de que actuar es algo muy f¨ªsico, muy concreto¡±, confiesa sobre las diferencias con sus papeles habituales.
En el juego, sexto de la exitosa saga de acci¨®n en primera persona, interpreta a Anton Castillo, antagonista del juego y caudillo del ficticio pa¨ªs caribe?o de Yara, donde su protagonista iniciar¨¢ una revoluci¨®n contra el tirano. ¡°Es un hombre que lo dar¨ªa todo por su pa¨ªs¡±, dice con malicia Esposito. ¡°Un hombre que en el fondo quiere lo mejor para su pueblo. Estamos en un tiempo donde la tecnolog¨ªa nos permite contar con personajes as¨ª, donde nos permite a los actores interpretar en los juegos¡±. Lo cierto es que, aunque el salto tecnol¨®gico propicia interpretaciones cada vez m¨¢s espectaculares, el matrimonio entre cine y videojuegos viene de lejos.
Ya en los a?os ochenta y noventa del siglo pasado se vivi¨® el auge de los FMV (Full-Motion Video) como hito de esta uni¨®n: se trataba de juegos rodados como una pel¨ªcula interactiva, como por ejemplo el de Expediente X que en 1988 interpretaron David Duchovny y Gillian Anderson y que era una suerte de episodio extra de la serie. Pero ser¨ªa en este siglo cuando la captura de movimiento posibilit¨® la traslaci¨®n de una interpretaci¨®n al mundo digital. Por ejemplo, en 2004 fue Jean Reno el que puso no solo su voz sino tambi¨¦n su imagen a un juego, el Onimusha 3, pero hablamos de hace 16 a?os, y esa colaboraci¨®n vista hoy ejemplifica (y arrastra) las limitaciones t¨¦cnicas de la ¨¦poca.
Agradezco haberme formado sobre el escenario porque este trabajo ha sido muy teatral
Durante la d¨¦cada pasada el n¨²mero de estrellas que se pasaban a los videojuegos creci¨® sobremanera. Hubo varios actores de primer nivel que pusieron solo su voz, como Susan Sarandon en Dishonored (2012), Mark Hamill en la saga de Batman Arkham Asylum (2009 en adelante) o Peter Dinklage en Destiny (2014); pero a medida que la tecnolog¨ªa iba avanzando, otros prestaban adem¨¢s de su voz sus movimientos e interpretaciones, como Kevin Spacey en Call of Duty: Advanced Warfare (2014) o Sigourney Weaver en Alien Isolation (2014). En 2019 el visionario Hideo Kojima, padre de la saga Metal Gear, revolucion¨® el mundo interactivo con Death Stranding, un juego indescriptible y genial que basa gran parte de su atractivo en los personajes interpretados por Norman Reedus, Mads Mikkelsen, Lea Seydoux o Margaret Qualley, que durante meses trabajaron sin descanso en un juego con presupuesto de superproducci¨®n hollywoodiense. En 2020 Cyberpunk 2077 repiti¨® la jugada, al convertir a Keanu Reeves en uno de sus personajes principales.
El ¨²ltimo en salir al mercado (lo hizo el pasado mes de agosto) que ha recurrido a actores famosos es el independiente Twelve Minutes, un juego con una sola localizaci¨®n (un apartamento), y que reproduce un bucle temporal de 12 minutos en los que un matrimonio debe evitar que un asesino llegue a su casa para acabar con ellos. El tr¨ªo de personajes lo interpretan nada menos que James McAvoy, Daisy Ridley y Willem Dafoe.
Twelve Minutes, por cierto, no es el primer videojuego en el que participa Willem Dafoe. Ya en 2013 intervino en un juego que ejemplifica uno de los peligros de trasladar al digital el aspecto de personas reales. Se trataba de Beyond: Two Souls (Quantic Dream), que coprotagonizaba junto a Ellen Page (que en 2020 se declar¨® hombre transg¨¦nero y cambi¨® su nombre a Elliot). Pues bien: Page denunci¨® en aquel 2013 que, si bien aparec¨ªa de forma consentida en Beyond, otro juego de aquel a?o usaba su imagen sin su consentimiento: el muy exitoso The Last of Us, cuya protagonista, Ellie, se parec¨ªa mucho m¨¢s a Page entonces que a la actriz que realmente la interpretaba, Ashley Johnson. La compa?¨ªa creadora de The Last of Us, Naughty Dog, aleg¨® entonces que el parecido era innegable, pero que se deb¨ªa tan solo a una coincidencia.
Para Esposito este camino de la pantalla a la consola ser¨¢ cada d¨ªa m¨¢s transitado. ¡°Estoy convencido de que en el futuro cada vez m¨¢s actores se pasar¨¢n a los videojuegos. Cuando vean lo divertido y cautivador que es, y cuando comprueben el resultado que se obtiene, descubrir¨¢n que es todo un campo por explorar¡±, explica Esposito, que se?ala su particular prueba del algod¨®n: ¡°Cuando mi representante vio clips de mi personaje en el juego, me jur¨® que pensaba que estaba viendo un v¨ªdeo m¨ªo, y no mi recreaci¨®n digital¡±, explica. ¡°La realidad es que ese trasvase se est¨¢ volviendo cada d¨ªa m¨¢s real, la tecnolog¨ªa es cada vez mejor. Estamos al comienzo de una serie de cambios grandes que van a permitir a muchos actores actuar [y aqu¨ª la palabra que emplea no puede estar mejor escogida, pues en ingl¨¦s play significa tanto actuar como jugar] en este mundo digital¡±.
Esposito destaca la importancia de los videojuegos no solo como entretenimiento sino tambi¨¦n como artefacto cr¨ªtico para entender el mundo. Este Far Cry 6, por ejemplo, adem¨¢s de tener un sistema de moralidad que recompensa o penaliza a nuestro personaje por sus acciones (cosa que ya ten¨ªan anteriores entregas de la franquicia) a?ade una dimensi¨®n pol¨ªtica. ¡°Creo que es necesario. Vivimos en un mundo donde la gente debe empoderarse, debe preguntarse si est¨¢n contentos con c¨®mo son gestionadas sus vidas y sus comunidades¡±, explica.
¡°Este juego en particular puede ayudar a acompa?ar el momento en el que estamos. No hablo de una revoluci¨®n, pero s¨ª de un punto en el que la gente se para y dice: un momento, ?qu¨¦ estamos haciendo? Estamos destruyendo la Tierra, yendo a peor, y el juego creo que es una buena analog¨ªa de eso. Un producto que te va a permitir investigar sobre tus propios valores morales, pero tambi¨¦n tus conexiones pol¨ªticas, ?qu¨¦ puedes hacer para convertir este mundo en un lugar mejor?¡±. Cuestiones que antes los actores comprometidos se esforzaban por trasladar a la gran pantalla. Y que ahora pueden trasladar a otra pantalla: la de las videoconsolas.
Babelia
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