Yasmina Khadra, el escritor con nombre de mujer, deja la literatura por el cine
El autor argelino publica en Espa?a ¡®La sal de todos los olvidos¡¯: ¡°Tengo otras dos novelas terminadas, mi editor las tiene desde marzo y saldr¨¢n en 2022. Son los ¨²ltimos libros que voy a escribir¡±
Yasmina Khadra sabe c¨®mo administrar sus sorpresas. Ah¨ª est¨¢ su golpe maestro de 2001, cuando revel¨®, tras a?os jugando al despiste, que tras el nombre de lo que hasta entonces se cre¨ªa era una escritora argelina de fama creciente se escond¨ªa en realidad un hombre. M¨¢s a¨²n: quien revent¨® todos los estereotipos escribiendo bajo seud¨®nimo femenino (el nombre de su esposa), algo que en un pa¨ªs ¨¢rabe y machista ya supon¨ªa todo un esc¨¢ndalo, no era encima un hombre cualquiera. Yasmina Khadra era y es en realidad Mohamed Moulessehoul (Kenadsa, 66 a?os), un militar de carrera que cuando revel¨® su verdadera identidad hab¨ªa llegado a comandante. En el Ej¨¦rcito, combati¨® el islamismo en su Argelia natal en la terrible d¨¦cada de 1990.
Para soltar su nueva sorpresa, Khadra espera casi al final de la conversaci¨®n con EL PA?S durante una lluviosa ma?ana de principios de oto?o en el caf¨¦ de Par¨ªs donde ha dado cita para hablar de la publicaci¨®n en Espa?a, el 7 de octubre, de su ¨²ltima novela, La sal de todos los olvidos (Alianza Editorial). No habr¨¢ muchas novedades literarias m¨¢s en su carrera porque, advierte, su ¡°divorcio¡± con la literatura es inminente. ¡°Tengo otras dos novelas terminadas, mi editor las tiene desde marzo y saldr¨¢n en 2022. Son los ¨²ltimos libros que voy a escribir. Voy a parar absolutamente, voy a divorciarme de la literatura¡±, anuncia.
Pese al aplomo con que cuenta su decisi¨®n, cuesta creer que alguien que habla todav¨ªa con tanta pasi¨®n de una vocaci¨®n por la que lo arriesg¨® todo ¡ªabandon¨® una larga carrera militar y hasta su pa¨ªs para poder dedicarse a la literatura¡ª y que reivindica una y otra vez el m¨¦rito de su obra ¡ª¡±?He creado personajes que son planetarios! Como Zunaira en las Golondrinas de Kabul o el comisario Llob, muchos personajes m¨ªos son muy conocidos en el mundo¡±, recuerda¡ª est¨¦ dispuesto ahora a darle portazo definitivo.
En los ¨²ltimos 20 a?os y siempre con el mismo nom de plume femenino, Khadra se ha labrado una prol¨ªfica carrera literaria internacional (sus obras est¨¢n traducidas a m¨¢s de 40 idiomas y varias han sido adaptadas al cine), reconocida adem¨¢s con galardones en diversos pa¨ªses.
Una de las im¨¢genes de marca de Khadra es su defensa de la mujer, que empez¨® con la elecci¨®n misma de su firma. ¡°Si hubiera sido solo para protegerme, habr¨ªa elegido un seud¨®nimo cualquiera¡±, explica sobre una decisi¨®n que siempre ha definido como un homenaje a las mujeres, que tanto en su pa¨ªs como en otros donde se intenta imponer lo que ¨¦l denomina ¡°oscurantismo¡±, han sido siempre las primeras en enfrentarse a los extremistas. Sucedi¨® en Argel en los a?os noventa del siglo pasado y ha sucedido ahora en Afganist¨¢n tras el retorno de los talibanes. ¡°Han sido m¨¢s valientes que los hombres, porque saben lo que pueden perder bajo la dictadura talibana¡±.
Al mismo tiempo, le obsesiona la relaci¨®n ¡ªy desencuentros¡ª entre Oriente y Occidente, tratada en Las sirenas de Bagdad, Las golondrinas de Kabul o El Atentado. Se ha metido incluso en la cabeza de un terrorista (Khalil) y en la de un tirano como Gadafi (La ¨²ltima noche del Rais). ¡°Intento luchar contra la desinformaci¨®n y contra el formateo de esp¨ªritus¡±, defiende. ¡°Hoy nos presentan a alguien como el diablo y yo intento restituirle a ese diablo su parte de humanidad, porque hay que ser humano para ser cruel, para ser un traidor, para ser un tramposo, para mentir. Un mono, un tigre, no mienten. Solo el ser humano es capaz de lo mejor y lo peor¡±.
La novela negra (c¨®mo olvidar al comisario Llob de la Trilog¨ªa de Argel) ha sido un recurso recurrente y aplaudido en su carrera. Un g¨¦nero que Khadra considera una magn¨ªfica v¨ªa para ¡°explicar el origen que lleva hasta la ca¨ªda en la violencia social¡±. Pero tambi¨¦n abundan en su profusa producci¨®n otras novelas cl¨¢sicas o ¡°blancas¡±, como las llama ¨¦l.
En esta ¨²ltima categor¨ªa entra La sal de todos los olvidos, un libro con el que Khadra vuelve a la Argelia de su juventud, a los a?os sesenta, la ¨¦poca poscolonial en la que ingres¨®, a los nueve a?os, en la escuela militar. En esos a?os ca¨®ticos sit¨²a Khadra la historia de Adem Na?t-Gacem, un maestro cuya vida se derrumba cuando su mujer, Dalal, le anuncia que lo abandona porque quiere a otro hombre. Destrozado, Adem empieza a errar por el pa¨ªs como un vagabundo.
¡°Es una novela que sigue a un hombre depresivo que lo ha perdido todo porque su mujer lo ha abandonado, algo que en Argelia es muy raro¡±, explica Khadra. Durante su periplo, Adem rechaza y hasta menosprecia a quienes intentan ayudarlo. ¡°Rechaza todo lo que fue y en consecuencia reniega del mundo y no quiere reconciliarse con ¨¦l, as¨ª que rechaza a todos los que quieren ayudarlo, porque no es capaz de superar la humillaci¨®n¡±, puntualiza Khadra, que traza un paralelismo entre la depresi¨®n de Adem y la de su propio pa¨ªs tras la independencia de Francia. Adem es ¡°una met¨¢fora del pueblo argelino. La depresi¨®n que le pega de lleno es tambi¨¦n lo que sufri¨® el pueblo argelino, que se sinti¨® traicionado. Siempre he visto la traici¨®n de Dalal como una especie de ruptura con todos los sue?os que nos animaron durante la guerra de liberaci¨®n; entramos en la era de la desilusi¨®n, de la traici¨®n, y tambi¨¦n el pueblo argelino parti¨® por los caminos para huir de todo eso¡±.
Quiz¨¢s haya algo de desilusi¨®n propia en la decisi¨®n de Khadra de dejar ahora la literatura, o al menos en anunciar esa intenci¨®n. Lleva dos d¨¦cadas viviendo en Francia ¡ªaunque alterna estancias en su casa en San Juan (Alicante)¡ª y escribe en franc¨¦s, pero asegura sentirse todav¨ªa un extranjero en este pa¨ªs. Se dice maltratado por el mundo literario y medi¨¢tico galo. En febrero, acus¨® al escritor marroqu¨ª Tahar Ben Jelloun, premio Goncourt y miembro de la Academia que concede el m¨¢ximo galard¨®n literario galo, de torpedear su obra en Francia y ¡°difamarlo¡± afirmando que no era el verdadero autor de sus obras.
Ahora no quiere volver a entrar en pol¨¦micas. ¡°Par¨ªs es una ciudad que me ignora y que yo ignoro. Nos ignoramos copiosamente. No me necesita y no la necesito¡±, zanja. Pero la herida sigue escociendo. Tras el ¡°divorcio¡± literario, su plan es seguir escribiendo guiones para cine, como ya hizo en La voie de l¡¯ennemi (2014) y Road to Istambul (2016), ambas dirigidas por Rachid Bouchareb.
¡°El cine te protege. En el cine se ve a los actores y al director, nunca al guionista, y eso me protege. No como en las novelas, donde uno est¨¢ expuesto a una prensa que no siempre es justa¡±, explica. ¡°Hablo de la francesa¡±, puntualiza. Tom¨® la decisi¨®n durante la crisis del coronavirus. ¡°La pandemia me ha hecho aprender una cosa: la mejor manera de vivir es el presente. No tener proyectos. El presente es mantener solo lo esencial, y lo esencial es el amor por la familia, los amigos, por la vida de todos los d¨ªas. La literatura a veces me lanza a los leones, a toda la gente que rebate mi talento, que no me quiere, que aunque por desgracia no me lee, no le gusto. Si me leyeran, quiz¨¢s les dar¨ªa verg¨¹enza atacarme¡±.
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