El ¨²ltimo h¨¦roe de la Resistencia francesa muere con la herida de la ocupaci¨®n nazi todav¨ªa abierta
El fallecimiento del Hubert Germain, ¨²nico superviviente de la Orden de la Liberaci¨®n, coincide con el retorno del p¨¦tainismo en la extrema derecha del pa¨ªs
Toda naci¨®n necesita a sus h¨¦roes y mitos. La Francia moderna no se explica sin la Resistencia. Es el relato fundacional que sirvi¨®, primero, para reconciliar a los franceses despu¨¦s de cuatro a?os de ocupaci¨®n y de colaboraci¨®n con la Alemania de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. Y despu¨¦s, gracias al genio pol¨ªtico y militar del general Charles de Gaulle, para colocar a un pa¨ªs que hab¨ªa sido derrotado entre las potencias vencedoras.
El ¨²ltimo h¨¦roe vivo de aquella gesta, la de los valientes e insensatos que en 1940, tras la capitulaci¨®n de Francia ante Alemania, se unieron a De Gaulle, muri¨® este martes a los 101 a?os. Se llamaba Hubert Germain y era el ¨²ltimo Compagnon de la Lib¨¦ration, miembro de la ¨¦lite de la Resistencia, esta particular orden de caballer¨ªa que De Gaulle cre¨® en 1940 y que cont¨® con un total de 1.038 condecorados de los que, hasta esta semana, solo Germain sobreviv¨ªa.
¡°Con esta muerte, se cierra una epopeya¡±, dice por tel¨¦fono el historiador Fran?ois Azouvi, autor de Fran?ais, on ne vous a rien cach¨¦. La R¨¦sistence, Vichy, notre m¨¦moire (¡±Franceses, no se os ha escondido nada. La Resistencia, Vichy, nuestra memoria¡±), un ensayo publicado en 2020 por la editorial Gallimard donde disecciona los mitos y contramitos que han marcado la memoria colectiva desde el final de la guerra en 1945. ¡°Es una p¨¢gina extraordinaria, una de las m¨¢s gloriosas y emocionantes de la Francia contempor¨¢nea¡±, a?ade Azouvi.
Existe el peligro de que, a medida que vayan muriendo los ¨²ltimos contempor¨¢neos de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, aquello empiece a parecer tan remoto como la Guerra de los Treinta A?os. Tambi¨¦n es posible que al desaparecer el ¨²ltimo miembro de la Orden de la Liberaci¨®n la Resistencia se convierta definitivamente en objeto de estudio, y no ya de querellas actuales.
Cada pa¨ªs tiene su memoria torturada, un pasado que, cuando se ha digerido mal, vuelve una y otra vez. Y en Francia, un ¡°pasado que nunca acaba de pasar, porque es presente¡± ¨Dpor citar la famosa frase del novelista sure?o William Faulkner referida a la guerra de Secesi¨®n estadounidense¨D es el r¨¦gimen de Vichy: la Francia liderada por el anciano mariscal Philippe P¨¦tain, el h¨¦roe de la Primera Guerra Mundial que, con un amplio apoyo entre los franceses, puso en marcha una pol¨ªtica de colaboraci¨®n con el ocupante nazi y particip¨® en la persecuci¨®n y la deportaci¨®n de los jud¨ªos a los campos de exterminio alemanes.
De Gaulle ¨Del primero de los resistentes, de aquel pu?ado de hombres y mujeres que hab¨ªan dicho no¨D fij¨® lo que, m¨¢s tarde, se conocer¨ªa como el mito de la Resistencia, en un discurso el 25 de agosto de 1944 desde el balc¨®n del Ayuntamiento de Par¨ªs. ¡°?Par¨ªs liberada!¡±, proclam¨®. ¡°Liberada por ella misma, liberado por su pueblo con el concurso de los ej¨¦rcitos de Francia, con el apoyo y el concurso de Francia entera, de la Francia que lucha, de la ¨²nica Francia, de la Francia eterna¡±.
No importaba que hubiesen sido Estados Unidos y Reino Unido los art¨ªfices de la liberaci¨®n de Francia; en aquel momento, conven¨ªa dejar claro que Vichy no era Francia y que Francia hab¨ªa derrotado a Alemania. Fue la idea genial de De Gaulle en connivencia con los comunistas, quienes, junto a los gaullistas, hab¨ªan sido el n¨²cleo de los resistentes. El mito exclu¨ªa a otros como los republicanos espa?oles, que ¡°fueron olvidados en los libros de historia¡± y vieron ¡°minimizada su participaci¨®n¡± en la lucha contra los nazis, como escribe la periodista Evelyn Mesquida en el libro Y ahora, volved a vuestras casa. Republicanos espa?oles en la Resistencia francesa (Ediciones B).
Pero el mito se consolid¨®. Y, a?os despu¨¦s, aliment¨® la idea ¨D?otro mito?¨D seg¨²n la cual los franceses se hab¨ªan tragado el cuento y, despu¨¦s de un periodo breve de ajustes de cuentas, hab¨ªan pasado p¨¢gina y enterrado los a?os oscuros en una amnesia colectiva. Har¨ªa falta una nueva generaci¨®n, la de 1968, para mirar de frente al pasado. El acontecimiento cultural que marc¨® este momento fue el estreno en los cines ¨Dla televisi¨®n p¨²blica francesa lo vet¨® durante a?os¨D de El dolor y la piedad, de Marcel Oph¨¹ls, un documental que retrataba una sociedad anestesiada y donde el hero¨ªsmo fue la excepci¨®n. Francia se hab¨ªa fabricado una leyenda: la de un pa¨ªs de resistentes; en realidad, habr¨ªa sido un pa¨ªs de ap¨¢ticos y colaboracionistas.
Ni una cosa ni la otra: todo fue m¨¢s complicado, seg¨²n Azouvi. En su libro, una de las aportaciones m¨¢s recientes sobre la memoria de la resistencia y Vichy, documenta c¨®mo, desde el final de la guerra, todo se dijo y todo se supo. Sostiene Azouvi: ¡°En los 25 a?os posteriores a la guerra, no se escondi¨® nada a los franceses. Se pusieron sobre la mesa todos los elementos que permitieron entender y recordar lo que hab¨ªan ocurrido. Tanto los m¨¢s gloriosos como los menos: la colaboraci¨®n, Vichy, la deportaci¨®n. Todo se dijo en novelas, en pel¨ªculas. En los a?os setenta, cuando la generaci¨®n nacida durante o despu¨¦s de la guerra tom¨® el poder intelectual, cultural y simb¨®lico, se puso a sospechar, y a preguntar a la generaci¨®n de sus padres qu¨¦ hab¨ªa hecho durante la guerra. Y fabric¨® una especie de mala conciencia. Ah¨ª naci¨® la idea de que, tras la guerra, se habr¨ªa creado un mito seg¨²n el cual toda Francia hab¨ªa sido resistente, que Vichy apenas hab¨ªa existido. Yo creo que, desde los a?os setenta, vivimos en el mito de un mito¡±.
Con el tiempo, la memoria atormentada de Vichy parec¨ªa haberse apaciguado. Las discusiones se hab¨ªan calmado y un consenso se hab¨ªa instalado. Fue decisivo el discurso del presidente Jacques Chirac, en 1995, admitiendo la responsabilidad de Francia en los cr¨ªmenes de Francia entre 1940 y 1944. Ahora es otro el trauma hist¨®rico que ocupa al pa¨ªs, otra digesti¨®n dif¨ªcil: la guerra de Argelia entre 1954 y 1962. Hoy alguien como Hubert Germain, combatiente en Bir-Hakeim y en Montecassino, aparece, en esta ¨¦poca posheroica en las que los h¨¦roes son futbolistas o rockeros, como una figura casi mitol¨®gica.
Pero nada pasa definitivamente, todo vuelve. Es el ¡°s¨ªndrome de Vichy¡±, como lo llama el historiador Henry Rousso. El polemista ?ric Zemmour, estrella emergente de la ultraderecha en Francia y posible candidato a las presidenciales de 2022, resucita los fantasmas. Reivindica a P¨¦tain, afirma que protegi¨® a los jud¨ªos franceses y sugiere que resistentes y colaboracionistas, De Gaulle y P¨¦tain, en el fondo no eran tan distintos, porque se repartieron los papeles, seg¨²n la llamada ¡°teor¨ªa de la espada y el escudo¡±: el primero combat¨ªa al enemigo nazi; el segundo, colaboraba para proteger a Francia. ¡°Es una reactivaci¨®n de la vieja historiograf¨ªa de los a?os cincuenta que consideraba que el mariscal P¨¦tain protegi¨® a los jud¨ªos¡±, resume Azouvi. ¡°Es un discurso falsificado que nadie puede tomarse en serio¡±.
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