Carmen Mola no mola nada
Tampoco su burla al feminismo ni los premios literarios
He seguido, como todos quienes pertenecemos a Hispanoam¨¦rica, el bochornoso espect¨¢culo del Premio Planeta 2021. La tal Carmen Mola, profesora universitaria, madre de tres hijos, autora de las m¨¢s exitosas novelas negras publicadas por la competencia de la editorial, result¨® no ser un hombre sino tres. A saber: Antonio Mercero, Jorge D¨ªaz y Agust¨ªn Mart¨ªnez. Ellos, es decir, Carmen Mola, es decir ellos, recibir¨¢n un mill¨®n de euros. ?Un mill¨®n de euros!
Para empezar, los t¨¦rminos del concurso se?alaban que pod¨ªan participar ¡°escritores en lengua espa?ola cualquiera sea su nacionalidad¡±. No hablan de equipos, se refieren a individuos. ?No est¨¢ entonces el premio violando condiciones que no dejan lugar a la interpretaci¨®n?
Pero las industrias solo entienden de n¨²meros. No faltar¨¢ quien diga que da igual si se est¨¢n incumpliendo los t¨¦rminos de la convocatoria, pues le sonsacaron un pez gordo a la competencia. Fin de la historia. Adem¨¢s, la payasada de ocultarse tras un nombre de mujer le da m¨¢s visibilidad al asunto, lo cual es una oportunidad ¨²nica para los expertos en mercadeo.
Para quienes no lo saben, los premios son anticipos, adelantos sobre el c¨¢lculo de lo que la editorial espera recibir como retorno. Y bueno, esto parece comprensible, ya que al fin y al cabo son empresas, hacen negocios con la venta de libros, no tienen la chequera para regalar un mill¨®n de euros sin m¨¢s.
?Pero qu¨¦ pasa si se impone la visi¨®n de minimizar el riesgo de dar un premio sobre el cual quien lo entrega puede no recibir el equivalente u obtener ganancias que cubran de lejos la suma entregada a la obra ganadora? Da la impresi¨®n de que la consigna es no estar dispuestos a perder. Por eso, junto con el anuncio de los ganadores suele montarse un gran show. As¨ª m¨¢s ruido y con el ruido m¨¢s ventas. Qu¨¦ suene la m¨¢quina registradora. Cash-in.
No dejo de pensar en los m¨¢s de 650 autores que creyeron estar compitiendo en franca lid. De los que se enfrentaron a una pantalla en blanco, de quienes comenzaron borroneando ideas en el papel, de las madrugadas, de las noches en vela cambiando un verbo aqu¨ª y una frase all¨¢.
Al final, el jurado ley¨® una decena de manuscritos (se dice). Nadie sabe, ni sabr¨¢ nunca, si alg¨²n diamante qued¨® enterrado para siempre por cuenta del capricho de un pre lector. Si es que hubo pre lectores, en los casos de algunos premios no los hay.
Me imagino que los textos que nunca fueron le¨ªdos por nadie, ni en esta ni en otras ocasiones, deben estar ardiendo en una inmensa hoguera mientras Los Prisioneros cantan ¡°el baile de los que sobran¡± en un loop interminable. Ay, qu¨¦ desangelada es a menudo la vida adulta.
De vuelta a este premio, muchas cosas est¨¢n mal. Aparte de lo ya se?alado, est¨¢ mal que uno de los ganadores dijera que ¡°tuvo que hacerse pasar por mujer para que lo premiaran¡±. Como si vivi¨¦ramos en un mundo donde a las mujeres se nos premia todo el tiempo. Como si, adem¨¢s, se nos premiara por ser mujeres, no por ser buenas en lo que hacemos. O como si vivi¨¦ramos en un mundo donde los hombres no son y han sido los ganadores predominantes a lo largo de la historia. Es de un cinismo canalla. ¡°La novedad no es que sean hombres quienes ganan sino que hicieran trampa¡±, escribi¨® Nuria Labari para este diario.
Qu¨¦ m¨¢s queremos todos que popularizar la lectura. Qu¨¦ se lea, qu¨¦ se lea en todas partes y los libros se compren, salgan a la calle, pasen por librer¨ªas y bibliotecas, y nos lleven tan lejos como queramos llegar. En un sentido figurado, no literal.
Para vender libros no se puede estar dispuesto a todo, no se puede ceder al mantra de crecer a cualquier precio o, este tambi¨¦n, acabar¨¢ por convertirse en otro nido de g¨¢ngsters. ¡°Qu¨¦ si el mercado de armas o de libros, ?qu¨¦ m¨¢s da? El mercado es el mercado es el mercado¡±, dir¨ªa un descre¨ªdo. En fin, que Carmen Mola no mola, como no mola su burla al feminismo, ni a los premios literarios.
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