Los beneficios colaterales del ¡®caso Odyssey¡¯
El expolio del ¡®Nuestra se?ora de las Mercedes¡¯ se ha quedado sin juzgar, pero deja consecuencias positivas, como una mayor protecci¨®n y concienciaci¨®n del patrimonio subacu¨¢tico
En los d¨ªas de tempestad, el Centro de Arqueolog¨ªa Subacu¨¢tica (CAS) de C¨¢diz recuerda a un buque de principios del siglo XX a merced de las olas. Las ventanas del antiguo balneario, ubicado en la playa de La Caleta, crujen con el viento y la mar embravecida rememora tragedias del pasado. Solo hasta donde se pierde la vista en esa zona hay 87 pecios hundidos de todas las ¨¦pocas, 19 localizados arqueol¨®gicamente y el resto conocidos gracias a la documentaci¨®n. Si el radio se ampl¨ªa al golfo de C¨¢diz, la cifra se eleva a ¡°unos 2.000¡å, estima Milagros Alzaga, jefa del CAS. El expolio cometido por la empresa Odyssey en solo uno de ellos, el Nuestra Se?ora de las Mercedes, hace ya 14 a?os, ha hecho posible que el resto de yacimientos subacu¨¢ticos se beneficien, al menos, de un blindaje legal que ha puesto a Espa?a a la vanguardia de su protecci¨®n y que empuja a nuevos retos cient¨ªficos.
¡°Nos hemos convertido en un ejemplo y el mundo nos mira como referencia¡±, resume Mariano Aznar, catedr¨¢tico de Derecho Internacional P¨²blico y experto en la materia. Aznar es consciente de lo agridulce de su reflexi¨®n. Para llegar a este punto, Espa?a consigui¨® ganar el litigio ante la Justicia estadounidense en tribunales de Florida, en febrero de 2012, que reconoci¨® ¡°la propiedad espa?ola¡± de las 500.000 monedas de plata y oro expoliadas. Sin embargo, la Audiencia Provincial de C¨¢diz se ha visto obligada, el pasado julio, a dejar morir la causa contra Odyssey, que deb¨ªa juzgar su destrozo del yacimiento, ante la prescripci¨®n de la mayor¨ªa de los delitos, no sin reconocer su ¡°desconcierto¡± y ¡°enfado¡± por la ins¨®lita tramitaci¨®n, seg¨²n su auto. ¡°Es un poco triste el caso, pero si vemos la parte positiva, ha sido una llamada de atenci¨®n para todos¡±, resume la jefa del CAS, centro dependiente del Instituto Andaluz del Patrimonio Hist¨®rico (IAPH).
Para Odyssey Marine Exploration, dirigida entonces por Greg Stemm, no era desconocida la historia de la Mercedes, un buque espa?ol en el que viajaban 275 personas, hundido por los ingleses frente a la costa del Algarve (Portugal) en octubre de 1804 y que acab¨® por desembocar en la derrota hispano-francesa de Trafalgar (1805). Tampoco se le escapaba los conflictos de competencias entre instituciones y los vac¨ªos legales existentes en Espa?a. ¡°Se aprovecharon de la debilidad de la Administraci¨®n¡±, razona Aznar, en referencia a los responsables tanto del barco Odyssey Explorer, como del Louisa, otro buque fletado por otra empresa americana para expoliar la costa de C¨¢diz en 2004.
Tras dos a?os de reuniones y debates, el Libro Verde del Plan de Protecci¨®n del Patrimonio Subacu¨¢tico, publicado en el verano de 2010, dej¨® atr¨¢s buena parte de esa descoordinaci¨®n. ¡°Ese plan ha supuesto un apoyo a las comunidades aut¨®nomas, que no ten¨ªan carta arqueol¨®gica subacu¨¢tica¡±, apunta Alzaga. En lo legal, la suma de fuerzas puso en marcha una cascada de reforzamientos normativos. En el caso auton¨®mico, cada comunidad se ¡°ha alineado a¨²n m¨¢s¡± con la Convenci¨®n de 2001 de la Unesco sobre la Protecci¨®n del Patrimonio Cultural Subacu¨¢tico. La ley estatal de navegaci¨®n mar¨ªtima ya ha incorporado que las reglas de salvamento no son aplicables a la arqueolog¨ªa subacu¨¢tica. Y el cambio ni siquiera ha concluido a¨²n: la modificaci¨®n de la Ley de 1985 del Patrimonio Hist¨®rico Espa?ol ¡ªanunciada el pasado junio¡ª incluir¨¢ la necesidad de supervisi¨®n del Ministerio de Cultura de cualquier extracci¨®n de un bien cultural del fondo marino.
M¨¢s conciencia, menos excavaciones
La protecci¨®n, coordinaci¨®n y conocimiento tambi¨¦n han fluido hasta las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. La Armada tiene ahora un papel mucho m¨¢s activo en esta tarea. Adem¨¢s, la incorporaci¨®n del Sistema Integrado de Vigilancia Exterior ¡ªuna red de c¨¢maras y sensores en el Estrecho y las Islas Canarias para controlar la inmigraci¨®n y el tr¨¢fico de drogas¡ª ha blindado contra piratas cazatesoros a buena parte del golfo de C¨¢diz, donde est¨¢ la mayor concentraci¨®n de pecios hundidos susceptibles de protecci¨®n. ¡°La profesionalidad ahora es espectacular¡±, asegura el catedr¨¢tico.
Si el caso Odyssey ha revivido ahora en el imaginario colectivo no ha sido solo por el archivo de la causa judicial, sino gracias a La Fortuna, la serie del director Alejandro Amen¨¢bar que ha llevado a televisi¨®n la historia, a partir de El tesoro del Cisne Negro, el c¨®mic de Paco Roca. Pero de aquel suceso, que se dilat¨® durante a?os, queda un poso de concienciaci¨®n. Pocos son ya los buceadores locales que se atreven a expoliar piezas del fondo marino y muchos los ciudadanos que ¡°llaman y avisan si ven algo extra?o¡±, explica Alzaga. ¡°Desde entonces, la gente ve el patrimonio subacu¨¢tico como algo suyo que no se puede permitir que se comercie con ¨¦l¡±, abunda la responsable del CAS. Con todo, Aznar cree que a¨²n se puede hacer m¨¢s en lo educativo: ¡°Hay que hacer ver a los chavales que eso es el mayor museo del mundo. A lo mejor, por motivos econ¨®micos y tecnol¨®gicos ni podemos acceder a ¨¦l, pero llegar¨¢ el momento en que ser¨¢ posible. Solamente se quiere lo que se conoce y entonces podremos forzar a nuestra clase pol¨ªtica a que sea m¨¢s proactiva¡±.
Y queda m¨¢s margen de mejora. El arque¨®logo Javier Noriega y su empresa Nerea ¡ªnacida de la Universidad de M¨¢laga, lleg¨® a ser galardonada por la UE en 2009 por ser socialmente responsable¡ª se personaron como acusaci¨®n particular en la causa que ahora ha muerto en la justicia espa?ola. El especialista reconoce su decepci¨®n con lo vivido en la instrucci¨®n, pero prefiere centrarse en el futuro con estudios que pongan el foco justo en lo que se ha quedado sin condena: los yacimientos subacu¨¢ticos como lugares de memoria y tumbas de guerra. La pasada semana, Noriega defendi¨® esta visi¨®n en Cyanis, la primera edici¨®n de un congreso internacional iberoamericano sobre patrimonio subacu¨¢tico, que se ha celebrado en C¨¢diz.
Cada naufragio, bien sea por batallas, inclemencias del mar o accidentes, suele ocultar tras de s¨ª decenas de fallecimientos. Fue algo que Odyssey no tuvo en cuenta cuando destroz¨® y expoli¨® a la Mercedes ¡°sin pudor ni respeto¡±, como rememora Alzaga sobre lo que tambi¨¦n fue una de las l¨ªneas de defensa de Espa?a en el juicio en Estados Unidos. Si el caso no hubiese muerto en los tribunales espa?oles, Aznar cree que tambi¨¦n habr¨ªa sido una de las l¨ªneas argumentales claves. M¨¢s all¨¢ de esas implicaciones legales, Noriega defiende el empleo de la arqueolog¨ªa subacu¨¢tica con ese enfoque memorialista, como una forma de ¡°dar identidad a las personas, reconstruir su historia¡±.
La jefa del CAS conoce bien esa perspectiva. Tras unas obras en el Puerto de C¨¢diz en 2012, se hallaron tres buques hundidos de los siglos XVI al XVIII. Ella consigui¨® identificar a la Piccola Vassalla, el primer pecio mandado a pique por el pirata ingl¨¦s Drake, en 1587, durante su ataque a la ciudad. En aquellos sondeos a los tres barcos hundidos se localizaron tambi¨¦n los restos del cr¨¢neo de una mujer y el f¨¦mur de un hombre que a¨²n estudian a fondo para averiguar aspectos de la vida cotidiana del siglo XVI. Desde aquella campa?a, el CAS no ha vuelto a realizar nuevos sondeos, aunque s¨ª visitas de documentaci¨®n a yacimientos.
Noriega defiende la necesidad de realizar m¨¢s excavaciones como esas bajo el mar y pone el foco en los buques de la batalla de Trafalgar, ya que algunos de ellos son a¨²n grandes desconocidos. ¡°Nos hace falta investigar, intervenir, conservar y publicar sobre m¨¢s pecios para arrojar luz de la historia de estas personas que murieron¡±, apunta el investigador. Para el arque¨®logo, despu¨¦s de la decepci¨®n de que el expolio de la Mercedes quede impune, ser¨ªa un acto casi de justicia po¨¦tica, una forma en la que ¡°un problema se convierta en una oportunidad¡±.
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