Jos¨¦ Mar¨ªa Merino gana el Premio Nacional de las Letras por ¡°su maestr¨ªa en la creaci¨®n de literatura fant¨¢stica¡±
¡°En Espa?a la fantas¨ªa siempre ha sido rival de la religi¨®n. De ah¨ª su mala reputaci¨®n¡±, afirma el escritor y acad¨¦mico
¡°Como me gusta mucho el mundo simb¨®lico, me tomo el premio como un regalo a los 80 a?os, que cumpl¨ª en marzo. Es verdad que podr¨ªa pensar: ¡®Merino, ya has llegado a la ¨²ltima vuelta del camino¡¯, pero me gusta m¨¢s la idea del regalo¡±. Esta ha sido la primera impresi¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Merino al saber que este jueves ha ganado el Premio Nacional de las Letras. La noticia le sorprendi¨® en la reuni¨®n semanal de la Real Academia Espa?ola. Dotado con 40.000 euros, el galard¨®n reconoce la obra de un escritor en cualquiera de las lenguas de Espa?a. Bernardo Atxaga, Rosa Montero y Francisca Aguirre est¨¢n entre los ¨²ltimos laureados. Merino sucede en el palmar¨¦s a Luis Mateo D¨ªez, uno de los autores con los que form¨® en los a?os ochenta del siglo pasado la oficiosa escuela leonesa de la nueva narrativa espa?ola. El jurado ha destacado ¡°su maestr¨ªa y excelencia en la creaci¨®n de literatura fant¨¢stica en las modalidades narrativas de novela, novela corta, cuento y microrrelato¡±.
Nacido en A Coru?a hace 80 a?os, criado en Le¨®n y residente en Madrid, Merino se estren¨® en la literatura como poeta y se consagr¨® en 1985 con su tercera novela, La orilla oscura. En ella ya aparecen maduros su voz y su particular universo: mezcla de memoria ancestral y sue?o individual, realidad cotidiana e imaginaci¨®n desatada. La obra recibi¨® al a?o siguiente el premio de la Cr¨ªtica. El nuevo Nacional de la Letras ya ten¨ªa el Nacional de Narrativa de 2013 por una de sus novelas m¨¢s realistas: El r¨ªo del Ed¨¦n. Dos d¨¦cadas antes se hab¨ªa llevado el mismo premio en la categor¨ªa Infantil y Juvenil por No soy un libro, publicado por Siruela.
Pese a su edad, no para. En febrero public¨® su ¨²ltimo libro, Noticias del Antropoceno, editado por Alfaguara, su editorial de siempre. En ¨¦l re¨²ne medio centenar de relatos y microrrelatos nacidos de la preocupaci¨®n por la imparable conversi¨®n de la naturaleza en lo que ¨¦l mismo ha bautizado como ¡°basuraleza¡±, una s¨ªntesis artificial de algas y pl¨¢stico, todo un nuevo continente, ¡°una instalaci¨®n que habr¨ªa que llevar al MoMA¡±. Lejos de ser un alegato panfletario y seco, la obra recurre a la denuncia desde el humor, la fantas¨ªa, la poes¨ªa, el impresionismo y hasta el absurdo. En sus p¨¢ginas encontramos una vuelta al mundo en monopat¨ªn, al papa Francisco buscando a un sustituto para Dios (que ha presentado su dimisi¨®n) o a Ad¨¢n y Eva enrolados en una expedici¨®n cient¨ªfica al oc¨¦ano Pac¨ªfico, convertido ahora en un mar de pol¨ªmeros.
Merino ha sido siempre, como afirma el jurado, un defensor y cultivador de la literatura fant¨¢stica. Algo que en alg¨²n momento tuvo algo de heroico, dada la hegemon¨ªa del realismo en la tradici¨®n hisp¨¢nica. ?l niega esa hegemon¨ªa y busca una explicaci¨®n sociol¨®gica para los prejuicios hacia la imaginaci¨®n: ¡°Lo que ha habido en Espa?a es una restricci¨®n de la fantas¨ªa debido a la influencia religiosa. ?Por qu¨¦? Porque es la competencia. Lo fant¨¢stico compite con lo metaf¨ªsico. No digamos ya en la cultura popular. La fantas¨ªa siempre ha sido rival de la religi¨®n. De ah¨ª su mala reputaci¨®n¡±. Pero ha estado siempre ah¨ª: desde el Calila e Dimna medieval hasta la actualidad¡±. Y acude al gran hito: el Quijote: ¡°Ni siquiera el Quijote es una obra realista radical. Y no solo por el episodio de la Cueva de Montesinos sino porque La Mancha es un territorio imaginario y porque la segunda parte contiene la primera. La metaliteratura es fantas¨ªa. La normalizaci¨®n que vivimos hoy es una gran noticia porque lo fant¨¢stico es otra forma de pensamiento¡±.
El autor leon¨¦s ¡ªque antes que como escritor se define a s¨ª mismo como ¡°imaginador de ficciones¡±¨D ingres¨® en la RAE en 2009, con un discurso titulado Ficci¨®n de verdad. El acto estuvo lleno de colegas de las m¨¢s diversas generaciones, para los que Merino ha sido siempre un maestro. Sobre todo para aquellos que cultivan el relato, un g¨¦nero b¨¢sico en la tradici¨®n hispana, pero habitualmente minusvalorado por los lectores y editores modernos. Estudioso de la tradici¨®n oral, recopilador de narraciones populares y cultivador del filand¨®n ¨Dencuentros de cuentacuentos en torno a una mesa, t¨ªpicos de Le¨®n¨D, el autor de La trama oculta ha ejercido durante a?os de valedor de sus mayores ¡ªcomo Juan Eduardo Z¨²?iga¡ª y de muchos de los que vinieron tras ¨¦l: una pl¨¦yade de renovadores del formato peque?o, que, en parte gracias a su impulso, vive un momento dorado en Espa?a. Suyo es el pr¨®logo a la primera antolog¨ªa de la serie Peque?as resistencias (P¨¢ginas de espuma, 2002), un proyecto panhisp¨¢nico de Andr¨¦s Neuman que en los ¨²ltimos 20 a?os se ha convertido en uno de los mapas de referencia de la narrativa breve en lengua espa?ola.
Su inter¨¦s por lo que escriben los j¨®venes tuvo desde muy temprano una aliada en su propia casa: su hija es Ana Merino, poeta con plaza en la historia de la l¨ªrica reciente, que se estren¨® como novelista ganando el a?o pasado el Premio Nadal con El mapa de los afectos.
Como en el caso de la literatura fant¨¢stica, el tiempo tambi¨¦n le ha dado la raz¨®n en su defensa del relato. ¡°El menosprecio hacia el cuento se ha terminado¡±, celebra. ¡°Los j¨®venes los escriben y hay hasta editoriales consagradas casi exclusivamente a publicarlos. En el siglo XIX se practicaba mucho porque se publicaban en los peri¨®dicos. Ahora que celebramos el centenario de Emilia Pardo Baz¨¢n conviene recordar que dej¨® 382 cuentos; algunos, verdaderas obras maestras¡±. De hecho, cuando se le pide una selecci¨®n de tres joyas universales de la distancia corta sugiere ¡®La resucitada¡¯, de la autora gallega. Las otras dos ser¨ªan ¡®La ratita convertida en ni?a¡¯, incluida en el citado Calia e Dimna, y ¡®La corista¡¯, de Anton Ch¨¦jov. ¡°El de Ch¨¦jov es una maravilla. Cada vez que lo lees, lo entiendes. Y a la vez, en cada lectura, te queda algo por entender¡±.
La llamada al pleno de la Academia interrumpe la conversaci¨®n con el nuevo galardonado. ¡°No fue el ser humano quien invent¨® la ficci¨®n, sino la ficci¨®n lo que invent¨® al ser humano¡±, dijo Merino la tarde de domingo en que ingres¨® en la RAE. Anterior a inventos como la agricultura o la cer¨¢mica, es ¡°nuestra primera sabidur¨ªa consciente¡±, aquello que ordena una realidad desordenada y sin sentido aparente. Aquello, subray¨®, que nos hace sapiens.
Babelia
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