Mar¨ªa Barranco: ¡°El poder es una droga que dura dos minutos: como te levantes a hacer pis te la han clavado¡±
La actriz emblem¨¢tica del cine espa?ol habla sobre su infancia en M¨¢laga, sus intensos a?os en el Madrid de la Movida y su situaci¨®n actual
Mar¨ªa Barranco (M¨¢laga, 60 a?os) llega a una terraza debajo de su casa en el barrio de Chamart¨ªn de Madrid. D¨ªa soleado de finales de octubre. ¡°Yo soy una profesional de la mirada¡±, dice respecto a la ¨¦poca de la mascarilla. Se sienta y pide, con un picoteo, una cerveza para ella y su interlocutor. Su vida es ahora mismo sus nietos, sus hijos y sus amigas. En cuanto al cine: ¡°Estoy a verlas venir. Mis planes inmediatos no son trabajar, por desgracia, sino recoger premios. Y esperar a que haya algo. En este oficio o te comes las ojeras, porque no paras, o te comes las u?as. Pero ni una queja, tal y como me ha ido¡±.
P. Madrid es su ciudad desde 1981.
R. Me vine sola, con 21 a?os y tres n¨²meros de tel¨¦fono de tres personas que me hab¨ªan dicho: ¡°Si alg¨²n d¨ªa vienes, llama¡±. Me fui a una cabina a llamarlos a los tres y me dijeron: ¡°Pues muy bien, pues enhorabuena¡±. Pero tuve la suerte de la novata.
P. ?Por qu¨¦?
R. Porque al d¨ªa siguiente estaba trabajando en una funci¨®n de La venganza de Don Mendo. En una cafeter¨ªa al lado del Teatro de la Comedia. Fui all¨ª a preguntar como quien va al SEPE, y me dijeron que se montaba esa funci¨®n. Ten¨ªa dos frases.
Yo estudiaba en un colegio de monjas y me dedicaba a imitarlas. Era el diablo para ellas, pero les hac¨ªa gracia. Y me ped¨ªan que las imitase
P. De ah¨ª a la televisi¨®n, en plan carrera mete¨®rica.
R. Azafata en un programa que se titulaba Gol y al Mundial 82. Una cosa absurd¨ªsima. Era un programa de preguntas culturales, y si fallabas la pregunta, conectaban con un campo de f¨²tbol y all¨ª alguien tiraba un penalti para tratar de conseguir el punto. Ni pies ni cabeza, te lo digo de coraz¨®n. Yo iba vestida de verde como un guisante y me rega?aban todo el d¨ªa. Porque era la que estaba en el campo con unos taconazos as¨ª, y me re?¨ªan por hacer agujeros en el c¨¦sped. Tambi¨¦n ten¨ªa que dar medallas a los que perd¨ªan. Me ordenaban que lo hiciese con una sonrisa, pero yo las daba trist¨ªsima porque me parec¨ªa una falta de respeto hacia los perdedores.
P. ?Por qu¨¦ el espect¨¢culo?
R. Yo estudiaba en un colegio de monjas y me dedicaba a imitarlas. Era el diablo para ellas, pero les hac¨ªa gracia. Y me ped¨ªan que las imitase. Vamos, que hasta organiz¨¢bamos shows en los que imitaba a la madre superiora, a Sor Catalina, a una que ten¨ªa la pobre el cuello torcido y yo la llamaba Sor Alcayata. Ve¨ªa que gustaba. Y todas quer¨ªamos ser Marisol. Lo que pasa es que yo era muy morena, casi con bigote.
P. Hab¨ªa empezado Medicina.
R. Porque quer¨ªa curar, viajar y ayudar a los m¨¢s necesitados. Vocaci¨®n social la he tenido siempre. No pol¨ªtica, que es la cosa m¨¢s dura del mundo; entiendo a quienes lo son, porque el poder es una droga tremenda. Pero el poder dura dos minutos: como te levantes a hacer pis te la han clavado. Por muchos besitos, abrazos y congresos que te den.
P. ?C¨®mo era M¨¢laga en los 70?
R. Moderna. Porque los sitios con puerto son los m¨¢s modernos del mundo. Recibimos al mundo entero. All¨ª atracaba cada buque que no veas t¨² lo que sal¨ªa de all¨ª. As¨ª que ¨¦ramos muy modernos para la catetez de otros sitios. Pero vamos, Madrid era Madrid, y Barcelona era Barcelona.
P. Se fue a la Movida.
R. En Madrid hubo un momento en que pasaron muchas cosas, y todas al mismo tiempo. Pero bien: todo se mitifica. En la Movida no est¨¢bamos diciendo: ¡°Uy, esto es la Movida, c¨®mo mola¡± o ¡°qu¨¦ creativos somos, menudo momento hist¨®rico¡±. Yo recuerdo muchas risas, pas¨¢rmelo muy bien y conocer a un mill¨®n de grupos que tocaban y cantaban como perras. Era muy joven: todo me ven¨ªa bien.
Siempre que le preguntabas algo sobre tu papel a Fernando Fern¨¢n G¨®mez dec¨ªa una frase maravillosa: ¡°Eso lo dejo a tu criterio de buena c¨®mica¡±
P. A los nueve a?os de irse a Madrid para ser actriz ten¨ªa dos Goya (por Mujeres al borde de un ataque de nervios y Las edades de Lul¨²).
R. Y no he vuelto a tener ninguno m¨¢s. Voy a poner un anuncio de trabajo como el que puso Bette Davis: ¡°Ganadora de dos Goya, divorciada, con cuarenta a?os de experiencia....¡±.
P. ?Se sale de ser chica Almod¨®var?
R. Tengo el p¨¢lpito de que volver¨¦ a trabajar con ¨¦l. Fue bonito c¨®mo empezamos. Yo hac¨ªa versiones de pel¨ªculas porque ten¨ªa una c¨¢mara de v¨ªdeo. Hoy La semilla del diablo, venga. Y Bernardo Bonezzi, que era pareja de mi amigo del alma Juan S¨¢nchez, hac¨ªa estrenos en su casa. Bonezzi era el m¨²sico habitual de Pedro. De esos estrenos lo conozco. Cuando estaba con Mujeres al borde de un ataque de nervios a Pedro se le cay¨® una actriz, que era mi personaje, Candela. Llam¨® a Bernardo y le dijo: ¡°?Tu amiga puede quedar mona?¡±. Y ¨¦l: ¡°Mi amiga puede quedar mon¨ªsima¡±. Me llam¨®, me hizo una prueba. Cuando volv¨ª a casa ten¨ªa un mensaje en el contestador: ¡°El papel es tuyo¡±.
P. Fue la pel¨ªcula de una ¨¦poca.
R. Me la s¨¦ de memoria. Y si la pillo zapeando, me la veo otra vez. Los actores con el tiempo ya se ven como otra persona. Han pasado m¨¢s de treinta a?os. ?Qui¨¦n es esa mujer? He aprendido a quererme con el tiempo, pero nunca lo suficiente para gustarme del todo.
P. Trabaj¨® con Fernando Fern¨¢n G¨®mez, del que se celebra este a?o su centenario.
R. Era muy divertido y muy sincero. Yo hablo lo m¨ªo, pero si estoy nerviosa no paro de hablar. Y cuando estaba delante de ¨¦l, hablaba y hablaba. Un d¨ªa me dijo delante de todo el equipo, con ese vozarr¨®n que ten¨ªa: ¡°Calla, Mar¨ªa. Hablas mucho. Me duele la cabeza de o¨ªrte¡±. Me hice peque?ita y desaparec¨ª. Hasta que a los diez minutos dijo: ¡°Estoy muy triste. Desde hace diez minutos no oigo la voz de Mar¨ªa Barranco¡±.
En la ¨¦poca en la que yo quer¨ªa ser artista, ser artista era como ser puta
P. La dirigi¨®.
R. Siempre que le preguntabas algo sobre tu papel dec¨ªa una frase maravillosa: ¡°Eso lo dejo a tu criterio de buena c¨®mica¡±
P. Usted es una gran c¨®mica.
R. Trabajo nos cost¨® a las que decidimos serlo. En la ¨¦poca en la que yo quer¨ªa ser artista, ser artista era como ser puta. Una t¨ªa de mi madre le dijo para consolarla: ¡°A ti te va a pasar con tu hija lo mismo que a una amiga m¨ªa con su hijo, que quer¨ªa ser torero, y menos mal que tuvo una enfermedad muy mala y se muri¨®¡±.
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