Taylor Swift: m¨¢s kilocalor¨ªas (a¨²n) para el drama del desamor
La diva de Pensilvania ampl¨ªa ¡®Red¡¯, su disco superventas de 2012, con una versi¨®n regrabada de 30 canciones que sobrepasa las dos horas. ?Hac¨ªa falta? No

Hace exactamente nueve oto?os, Taylor Swift (Pensilvania, 31 a?os) dej¨® de ser la nueva gran musa del country-rock para erigirse en el artefacto m¨¢s poderoso del pop pr¨ªstino neosecular al otro lado del Atl¨¢ntico. La culpa de esa transfiguraci¨®n fulgurante la tuvo un disco megal¨ªtico, Red, que dejaba peque?o cualquier registro previo: en sus 16 canciones hab¨ªa argumentos para llenar cualquier estadio del planeta y propiciar que las gargantas, hermanadas por decenas de millares, estallaran al un¨ªsono hasta la afon¨ªa. Pues bien, ahora resulta que aquel ¨¢lbum que en 2012 ya cre¨ªamos interminable no deber¨ªa haber durado 65 minutos, sino justo el doble: una hora y diez. El nuevo Red, ahora con el inevitable subt¨ªtulo de Taylor¡¯s version, es una s¨²bita realidad desde este viernes y refrenda que aquellas sesiones maratonianas conten¨ªan a¨²n m¨¢s aporte cal¨®rico del que ya conoc¨ªamos.
Advertencia previa: la versi¨®n definitiva de aquel ¨¢lbum que lo cambi¨® todo es a¨²n m¨¢s hiperb¨®lica que la original. Entra del tir¨®n, pero empacha. Le sobran hidratos de carbono all¨¢ por donde se le pinche el tenedor. As¨ª que, en aras a mantener una buena relaci¨®n con su nutricionista, oc¨²ltele que durante este fin de semana caer¨¢ en la tentaci¨®n. A los ojos de la endocrinolog¨ªa, Red tiene peor trago que una caja entera de donuts.
Este nuevo/viejo disco es todav¨ªa m¨¢s afable, engolado, predecible e insulso que en su versi¨®n germinal¡±
La diva rubia le ha cogido gusto a eso de publicar nuevos discos pocas semanas despu¨¦s de anunciarlos, una opci¨®n muy pr¨¢ctica cuando dispones de 89 millones de seguidores atentos a cada nuevo tuit. La regrabaci¨®n de Red ha estado sujeta a peque?os bailes de fechas, pero no nos ha pillado con el paso cambiado, como sucediera con su fabulosa dupla de ¨¢lbumes de 2020, folklore (julio) y evermore (diciembre). Sin embargo, las estrategias con los calendarios no es la principal de las diferencias, sino la naturaleza del material objeto de estas l¨ªneas. Mientras el doble lanzamiento del a?o pasado radiografiaba a una artista deslumbrante, Red era y sigue siendo la cr¨®nica pormenorizada, ultraprocesada y sobreproducida de una posadolescente que se lame ante nuestros ojos los profundos ara?azos del desamor. Nada nuevo, en definitiva; ni siquiera ahora que Taylor peg¨® el gran estir¨®n y canta con infinitos m¨¢s matices que su yo del pasado.
El origen de esta nueva versi¨®n, como tantas veces se ha comentado, es el embrollo legal derivado de la adquisici¨®n de los seis primeros ¨¢lbumes de la artista, grabados para el sello Big Machine Records, por parte del magnate Scooter Braun, que no quiso renegociar con Swift la cesi¨®n de los originales. As¨ª las cosas, Taylor se propuso desactivar su discograf¨ªa original con una reelaboraci¨®n desde cero de todos aquellos elep¨¦s, un proceso que en abril ya dio como fruto la Taylor¡¯s version de Fearless, su trabajo de 2008. Hay much¨ªsimos miles de d¨®lares en juego, de acuerdo, pero prevalece el debate sobre la legitimidad moral de las obras art¨ªsticas. Y en eso hay que sacarse el sombrero ante la cantante de Pensilvania, dispuesta a que prevalezcan sus criterios y derechos frente a los caprichos de terceros.
La gran pregunta, en realidad, es otra: ?se habr¨ªa tomado Swift la molestia de reelaborar su primera media docena de ¨¢lbumes si en esta historia no mediara un conflicto de propiedad intelectual? Mucho nos tememos que no. Nuestra protagonista ha tenido, eso s¨ª, la honestidad de no maquillar ni travestir la naturaleza e intenciones originales de su ¨¢lbum de 2012.

Red sigue siendo a d¨ªa de hoy un tratado sobre el desconsuelo amoroso con envoltorio de electropop euf¨®rico, solo que todo, desde un punto de vista t¨¦cnico, es todav¨ªa mejor. La Taylor de 31 a?os mejora con mucho a la int¨¦rprete de 22 y sus aliados son an¨¢logos a los de entonces, cuando no los mismos. Por eso acontece que este nuevo/viejo disco es todav¨ªa m¨¢s afable, engolado, predecible e insulso que en su versi¨®n germinal. Como nadie ha querido pervertir su naturaleza, State of Grace sigue siendo pop de escuadra y cartab¨®n para corear en estadios, Treacherous reincide en su vocaci¨®n de m¨²sica para dar palmas en torno a una hoguera y I Knew You Were Trouble sirve como cat¨¢logo de onomatopeyas trepidantes, cambios de velocidad y voces distorsionadas en cada ¡°trouble¡± del estribillo. Todo ya escuchado hasta la saciedad.
De acuerdo, We Are Never Ever Getting Back Together era y es un ca?onazo muy bien trenzado, m¨¢s all¨¢ de que el cat¨¢logo sobre t¨®picos del desafecto (incluido ese de ¡°me dijiste que necesitabas m¨¢s espacio¡±) pueda invitar a un cierto sonrojo. Y perduran tenues trazas de country-pop en I Almost Do o Begin Again, pero esa huella de mandolina ya exist¨ªa una d¨¦cada atr¨¢s.
En realidad, solo podemos extraer algo de petr¨®leo a partir del material hasta ahora in¨¦dito, esa materializaci¨®n del disco que ¡°debi¨® haber sido¡±, seg¨²n su firmante, y que ahora deber¨ªamos ¡°escuchar con una caja de kleenex cerca¡±. Lo m¨¢s probable, por desgracia, es que nos sobren muchos pa?uelitos, porque la versi¨®n de 10 minutos de All Too Well en la que tanto hincapi¨¦ ha hecho la artista solo es exactamente eso: el doble de larga y, con las mismas, de redundante.
Ed Sheeran, siempre aseado y correcto, refrenda en Everything Has Changed las expectativas del muy can¨®nico d¨²o-rom¨¢ntico-de-chica-y-chico. As¨ª que habremos de conformarnos con saludar a Chris Stapleton, que impregna de legitimidad vaquera, arm¨®nica incluida, I Bet You Think About Me. Y, sobre todo, con compartir nuestro alborozo ante la irrupci¨®n de Nothing New, un t¨ªtulo mentiroso y parad¨®jico porque es, curiosamente, lo mejor y m¨¢s nuevo de este ahora doble ¨¢lbum. La qu¨ªmica entre Taylor y su joven amiga angelina Phoebe Bridgers no solo es colosal, sino que sintoniza mucho mejor con ese nuevo discurso folklorista con el que Swift, adem¨¢s de famosa, ha pasado a ser tambi¨¦n ineludible.
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