Sara Mesa: ¡°Mi gato se ofende si me r¨ªo de ¨¦l¡±
La escritora y el ilustrador Pablo Amargo reflexionan sobre la peque?ez del humano frente al animal en ¡®Perrita Country¡¯
Sara Mesa y su pareja han tenido que cambiar horarios y adaptarse a la diabetes de su perra, Alice, a la que deben pinchar insulina un par de veces al d¨ªa entre otros cuidados. Ese acto de amor a su animal ilustra plenamente el que tambi¨¦n ha reflejado en su nueva obra, un cuento sobre la relaci¨®n de una mujer con un gato elegante que dominaba su espacio hasta que entr¨® en escena una perra cari?osa y vulnerable recogida en un refugio. ¡°Todo es verdad y nada es literal¡±, dice la propia Mesa (Madrid, 1976) en Perrita Country, una delicatessen publicada por P¨¢ginas de Espuma con ilustraciones de Pablo Amargo (Oviedo, 1971), premio Nacional de Ilustraci¨®n y reci¨¦n galardonado en Nueva York por este mismo proyecto.
Pregunta. El libro trasluce una capacidad de comunicarse con los animales que a veces no se consigue con las personas.
Sara Mesa. No hablar¨ªa tanto de comunicaci¨®n como de v¨ªnculo. Cuanto m¨¢s tiempo paso con mis animales m¨¢s me doy cuenta de que s¨¦ menos de ellos, pero eso tambi¨¦n te ocurre con las personas: cu¨¢nta gente se separa despu¨¦s de mucho tiempo y se da cuenta de que no conoc¨ªan a aquel con quien se acostaban. Con mis animales comparto espacio, hemos venido al mismo mundo y nos miramos. Suena m¨ªstico y este libro tiene un punto un poquito espiritual en este sentido, s¨ª.
Pablo Amargo. Mi v¨ªnculo es con alguien que cuida el gato de otra persona. No es m¨ªo pero me reconoce. Cada gato tiene su personalidad, pero todos tienen una elegancia en sus movimientos, un misterio y un humor involuntario: no buscan hacer gracia pero nos hacen gracia.
S. M. Los gatos son muy serios, si el m¨ªo se da cuenta de que me he re¨ªdo de un tropiezo se ofende. Mi perra no, ella es todo dulzura, ni siquiera ladra.
P. ?Los humanos somos peque?os frente a la grandeza de los animales como dice el libro?
S. M. Enfrentar persona y animal ya es err¨®neo porque nosotros somos una ¨²nica especie y ellos son muchas, por eso somos peque?os. La amplitud y complejidad del mundo animal es mucho mayor que la del nuestro. Por ello hay que avanzar en sus derechos, no deben ser sacrificados con crueldad y la tauromaquia es crueldad. Yo me averg¨¹enzo de ella.
P. Pero la protagonista se preocupa por un gorri¨®n ca¨ªdo en su patio mientras se come un pollo.
S. M. Yo como carne, como mi protagonista, y vivo en mis contradicciones. No lo tengo claro. Entiendo que no tiene mucha l¨®gica que me preocupe del gorri¨®n y me coma el pollo y no s¨¦ resolver esa contradicci¨®n. Como dec¨ªa Jenny Diski en su libro Lo que no s¨¦ de los animales, acabar con los cerdos o vacas que nos comemos los llevar¨ªa a otro tipo de exterminio.
P. A. Yo no como mam¨ªferos y me gusta que respeten mi postura. Entiendo el sacrificio de los animales para alimento, pero no para espect¨¢culo, como los toros o la matanza del cerdo.
P. ?C¨®mo ha sido ilustrar un libro de Sara Mesa?
P. A. Yo tengo una manera de trabajar que es: leer, entender y olvidar. Me voy olvidando de lo que sucede y me acabo centrando en lo que sugiere el texto. Mis ilustraciones no reproducen lo que sucede en el texto, no lo repiten, sino que deben ir a favor y acompa?ar lo que Sara plantea en el texto: la reflexi¨®n, la contemplaci¨®n y la observaci¨®n del mundo. Se trata de sentir la sorpresa con las cosas cotidianas, ver detalles con una mirada nueva. Yo conf¨ªo mucho en los lectores y en su capacidad para recrear mentalmente lo que sucede en el texto, por eso lo que intento es abrir una puerta para introducir mis sugerencias como autor de im¨¢genes: el deambular por ciudades, observar habitaciones, las relaciones de los cuerpos, con los animales.
S. M. Yo ya no concibo mi libro sin esos dibujos. No concibo, por ejemplo, que se convierta en audiolibro, no me cabe en la cabeza.
Perrita Country guarda la profundidad de armario habitual en Mesa y le sirve para deslizar su cr¨ªtica a una sociedad que juzga sin antes escuchar. ¡°Se suele cuestionar a las personas que ayudan a animales sobre por qu¨¦ no se dedican a las personas. Pero si alguien est¨¢ restaurando muebles nadie le dice: ¡®?Y a las personas que les den?¡¯ Y no s¨¦ por qu¨¦ se oponen a quienes tienen esa sensibilidad. No deben ser ridiculizadas¡±. Lo dicho: una delicatessen.
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