Los Beatles o el derecho a no llevar corbata
La banda nos regal¨® la posibilidad de llevar una vida apasionada e interesante en medio de la inhumana combusti¨®n econ¨®mica del capitalismo
No los vimos envejecer juntos. Los Beatles se separaron en 1970. Y John Lennon sufri¨® un martirio civil, fue asesinado en 1980 por un loco, con lo que el hipot¨¦tico regreso de la banda se hund¨ªa para siempre. La leyenda se blindaba. Y luego Harrison muri¨® en 2001, otra baja m¨¢s en nuestra ilusi¨®n de un regreso que siempre supimos imposible. Lennon qued¨® iconogr¨¢ficamente embalsamado como un ¨ªdolo inalterable. Esa imposibilidad del regreso es importante, porque los Beatles, como Elvis, quedaban sellados como un submarino, por supuesto de color amarillo, eran m¨¢rmol hist¨®rico, eran y son una fuerza emocional que no cesa. Peri¨®dicamente inspiran libros, pel¨ªculas o documentales como el reci¨¦n estrenado The Beatles: Get Back, de Peter Jackson. Las gafas de John Lennon, peque?as y redondas, acabaron siendo una manera digna y fervorosa de estar en la vida.
El mundo que hab¨ªa surgido de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial dio un fruto maravilloso: la clase media. Y la clase media tuvo hijos, y esos hijos volvieron a confiar en la vida, volvieron a amar la vida. Y el rock and roll invent¨® una cosa inesperada, y lo hizo en los a?os sesenta del siglo XX: invent¨® la juventud. Ser joven era una ideolog¨ªa y una verdad. Los Beatles le dijeron al mundo que la belleza y el poder estaban con los j¨®venes y que esa belleza era invencible. Toda la iconograf¨ªa del pop se ha basado en la erradicaci¨®n del fatalismo y en la exhibici¨®n glamurosa de la utop¨ªa del amor. Los Beatles, adem¨¢s, se siguen escuchando, y musicalmente hablando no envejecen. Antes envejecer¨¢n el Sol y las galaxias infinitas que los Beatles.
Los Beatles arruinaron para siempre la diferencia entre alta cultura y cultura popular y se convirtieron en filosof¨ªa, poes¨ªa, literatura, ciencia, pol¨ªtica, religi¨®n, sociolog¨ªa, erotismo, revoluci¨®n, capitalismo, comunismo, comedia, drama, tragedia. Lo son todo. Antes de los Beatles el mundo ol¨ªa a siglo XIX y lo ve¨ªamos en blanco y negro, despu¨¦s de ellos el mundo se hizo de color y se convirti¨® en lo que tenemos delante, aunque algo mermadas a d¨ªa de hoy la pasi¨®n y la confianza en la vida. Hab¨ªa m¨¢s cosas que trajeron los Beatles, trajeron la alegr¨ªa de vivir sin l¨ªmite y sin miedo. Los Beatles nos dieron un bien revolucionario, nos regalaron la posibilidad de llevar una vida apasionada e interesante en medio de la inhumana combusti¨®n econ¨®mica del capitalismo. Los Beatles embellecieron la vida. La publicaci¨®n de Sgt. Pepper?s y el primer disco de The Velvet Underground, ambos en 1967, elevaron la m¨²sica popular a un lugar desconocido, a un espacio art¨ªstico de car¨¢cter universal. Esos dos discos, gemelos en alguna medida, muy distintos pero contundentes los dos, hicieron del rock una expresi¨®n art¨ªstica superior a la literatura, la pintura, y el cine. A partir de esos dos discos la cultura se transform¨® y se enriqueci¨® y volvi¨® a ser un motivo de acci¨®n y no solo de reflexi¨®n. Cualquiera que entrara en esos dos discos de 1967 sal¨ªa convertido en otra persona, en un vitalista ac¨¦rrimo, con infinitas ganas de vivir. El car¨¢cter planetario del rock and roll se metamorfose¨® en energ¨ªa pol¨ªtica. Yo creo que el muro de Berl¨ªn lo dinamitaron los Beatles y la Velvet Underground, como muchas veces ha recordado V¨¢clav Havel.
Los Beatles confirmaron que la libertad individual era posible, alimentaron la revoluci¨®n sexual, transformaron la moda y la indumentaria e hicieron del inconformismo una manera de luchar contra el aburrimiento. Se dejaron barba y melena y se vest¨ªan con arreglo a una formulaci¨®n diferente de la vida. Hasta eso les debemos, les debemos podernos vestir como nos d¨¦ la gana. Nos dieron el derecho a no llevar corbata. Los Beatles ense?aron al mundo que era m¨¢s importante decorarse que vestirse, bien que esto lo heredaron de Elvis Presley. Vestir a tu manera se convirti¨® en una fiesta. La fiesta de la libertad y del sexo dentro del capitalismo era posible. Pod¨ªas pertenecer a la clase obrera, pod¨ªas ser un empleado, un camarero, un oficinista, un estudiante pobret¨®n, un explotado, pero si ten¨ªas cerca un tocadiscos o una radio donde sonaran los Beatles tu vida se iluminaba, se hac¨ªa legendaria, sal¨ªa de la alienaci¨®n y se convert¨ªa en luz. Esa luz sigue encendida. Por eso los Beatles son la ¨²nica utop¨ªa en la que a¨²n se puede creer. Si los Beatles suenan, la vida tiene sentido y dejan de existir el mal y la miseria, el dolor y la angustia.
Uno de los grandes poderes de la m¨²sica popular y del rock es su manera de acompa?ar a los seres humanos en momentos decisivos de sus vidas. Los Beatles han acompa?ado a millones. Han estado presentes como m¨²sica celebratoria cuando la gente hac¨ªa y hace el amor. Han estado presentes en juergas, en viajes, en bodas, en guateques, en divorcios, en suicidios, en novelas, en pel¨ªculas. Su m¨²sica se col¨® por todas partes. Un derramamiento general de la alegr¨ªa que lo llenaba todo. El pop y el rock son formas de erotismo contagiosas. Los Beatles eran er¨®ticos, eran libido y seducci¨®n, y una reivindicaci¨®n de las sensaciones por encima de las certezas del pensamiento y de la reflexi¨®n. Hoy la revoluci¨®n sexual se ha ido al carajo. El hippismo est¨¢ oxidado y es lo m¨¢s viejuno que uno pueda imaginar, pero lo peor es que nada ha venido a sustituirlo en lo que ten¨ªa de ilusi¨®n y de irreverencia. Es imposible hacer el amor con un smartphone; con una canci¨®n de los Beatles, s¨ª.
Tal vez la mejor herencia de los Beatles haya sido la natalidad. Ten¨ªan raz¨®n aquellos que satanizaban el rock por considerarlo una invitaci¨®n al sexo. No quiero ni pensar en los millones de boomers que fueron concebidos con m¨²sica de los Beatles en cuartos de pensiones, en habitaciones de estudiantes de colegios mayores, en coches baratos con radio y olor a marihuana, en tiendas de campa?as junto al mar o junto a un r¨ªo, en pisos de reci¨¦n casados con tocadiscos estereof¨®nicos y en noches en hoteles de una noche, como dijo el poeta. Ah, y se me olvidaba lo m¨¢s importante: siempre les dieron mil vueltas a los Rolling Stones, porque eran infinitamente mejores, por la delicadeza, porque los Beatles fueron delicadeza.
Babelia
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