El misterio del donante an¨®nimo que devolvi¨® el manuscrito desaparecido de ¡®Celia en la revoluci¨®n¡¯
El texto original de Elena Fort¨²n llevaba m¨¢s de 30 a?os perdido tras ser transcrito en la editorial Aguilar. Lleg¨® en un paquete sin remite a la Biblioteca Regional de Madrid
El pasado 5 de noviembre lleg¨® un paquete inusual a la Biblioteca Regional Joaqu¨ªn Leguina de Madrid. No era un sobre plastificado, como es m¨¢s habitual, sino un fardo peque?o envuelto en papel marr¨®n y rosa. Ven¨ªa por correo ordinario, no certificado, y no ten¨ªa nombre en el remite. La directora de la instituci¨®n, Eulalia Iglesias, no pod¨ªa imaginar lo que encontrar¨ªa dentro: el manuscrito de Celia en la revoluci¨®n, considerada una de las grandes novelas de la Guerra Civil.
Las p¨¢ginas caligrafiadas por Elena Fort¨²n iban acompa?adas de una nota escrita a ordenador que dec¨ªa: ¡°Es deseo de quien lo entrega que pase a formar parte del fondo de la Biblioteca Joaqu¨ªn Leguina a t¨ªtulo de donaci¨®n an¨®nima¡±. La persona que lo envi¨® cubri¨® bien sus pasos. Incluy¨® una direcci¨®n de Madrid que result¨® ser falsa. Iglesias contest¨® al donante con una carta de agradecimiento y la carta fue devuelta porque la direcci¨®n no existe.
Todo en la historia de ese libro es azaroso. Encarnaci¨®n Aragoneses, verdadero nombre de Elena Fort¨²n, lo escribi¨® durante la guerra, poniendo a su personaje m¨¢s famoso, la ni?a Celia, ya crecida, en el Madrid de las bombas y las checas y movi¨¦ndose por la zona republicana, de Madrid a Albacete y de all¨ª a Barcelona. En el libro queda patente ¡°c¨®mo los ni?os burgueses de los felices a?os 20 hab¨ªan sido arrasados de una manera brutal¡±, explica Mar¨ªa Jes¨²s Fraga, fil¨®loga y experta en la obra de Elena Fort¨²n.
La autora termin¨® la novela en el exilio, en Buenos Aires, en julio de 1943. Sab¨ªa que no ten¨ªa sentido intentar publicarlo. En Espa?a no pasar¨ªa la censura y si lo publicaba en Argentina, especula Andr¨¦s Trapiello en el pr¨®logo a la edici¨®n que hizo Renacimiento en 2016, se habr¨ªa enemistado con los otros exiliados, por el retrato duro que hace tambi¨¦n del bando republicano. La prueba de que nunca tuvo intenci¨®n de que el manuscrito viera la luz es que no lo mecanografi¨® ni lo cosi¨® como hac¨ªa con el resto de sus libros antes de entregar a la editorial. Su editor de siempre, Manuel Aguilar, la hab¨ªa animado a escribir sobre la guerra, pero acabada la contienda y con la censura en el cogote ¡ªlos libros de Celia llegaron a estar prohibidos¡ª le reclamaba historias amables de una Celia domesticada, algo m¨¢s parecido a lo que hay en Celia se casa y Celia madrecita.
En 1948, cuando Fort¨²n vuelve a Espa?a y se encuentra con un ambiente gris y con la represi¨®n todav¨ªa muy activa, escribe a In¨¦s Field, la argentina que fue su ¨²ltimo amor, y le pide que le env¨ªe algunos documentos, pero no el de Celia en la revoluci¨®n, que ya sabe que puede traerle problemas, a ella y a su marido, Eusebio Gorbea, que fue coronel del ej¨¦rcito republicano.
El manuscrito termin¨® en Nueva Jersey, donde Elena Fort¨²n vivi¨® un tiempo con su hijo y su nuera, y all¨ª se qued¨® tras la muerte de la autora, que tuvo lugar en Madrid, en 1952. A mediados de los ochenta, la nuera y ¨²nica superviviente de la familia, Anne Marie Hug, cedi¨® todos los papeles que ten¨ªa en casa relacionados con su suegra escritora, con la que nunca se hab¨ªa llevado especialmente bien, a una fil¨®loga gaditana, Marisol Dorao, que la visit¨® en Estados Unidos siguiendo la pista de Elena Fort¨²n.
Dorao viaj¨® hasta C¨¢diz con todo aquel archivo, abrazada a una maleta que sab¨ªa muy valiosa, y una vez en casa encontr¨® el manuscrito que ahora ha llegado a la Biblioteca Joaqu¨ªn Leguina. Era, seguramente, una copia pasada a limpio, porque apenas ten¨ªa borrones. Dorao se encarg¨® de mecanografiarla y prepararla para su publicaci¨®n, por fin, 40 a?os despu¨¦s de haberse escrito, y en su editorial de siempre, Aguilar. Dos personas la ayudaron en esa tarea, los editores Miguel Azaola y Mar¨ªa Puncel, que tambi¨¦n era una exitosa escritora infantil, autora de superventas como El duende a rayas y Abuelita Opalina (Barco de Vapor). Puncel falleci¨® en noviembre del a?o pasado.
Marisol Dorao hab¨ªa tomado la precauci¨®n de fotocopiar la primera y la ¨²ltima p¨¢gina del manuscrito, y as¨ª se ha podido comprobar que, en efecto, lo que se recibi¨® en la biblioteca hace un mes es aut¨¦ntico. Pero, probablemente porque Dorao ya sufr¨ªa los primeros latigazos de un alzh¨¦imer que se le alargar¨ªa 25 a?os, no se asegur¨® de recuperar esas p¨¢ginas que se hab¨ªa tra¨ªdo en una maleta desde Nueva Jersey. Eso al menos es lo que cree la hispanista, y de alguna manera su heredera, N¨²ria Capdevila-Arg¨¹elles. ¡°Marisol fue muy generosa. El manuscrito tuvo que quedarse entre el personal de la editorial, que era una empresa que se desmoronaba¡±, explica. Al poco de publicar Celia en la revoluci¨®n, Aguilar cerr¨® y vendi¨® sus fondos a Santillana, pero el documento no estaba entre esos archivos. La nuera de Elena Fort¨²n, que se dio cuenta entonces de lo que hab¨ªa regalado tan alegremente, lo reclam¨® por carta, pero no se le devolvi¨®.
¡°Entiendo que haya sido una donaci¨®n an¨®nima ¡ªdice la fil¨®loga¡ª si esta persona lo ha tenido en casa durante 30 a?os, no quedar¨ªa nada bien. Son demasiados a?os para conservar una cosa as¨ª¡±. Iglesias tambi¨¦n apunta por ah¨ª: ¡°Me parece que quien lo ha tenido, lo ha guardado por cari?o y ahora con todas las noticias que est¨¢n surgiendo en torno a Elena Fort¨²n y todo el inter¨¦s que hay en su obra ha pensado que era el momento de donarlo, pero prefiere no decir que lo ha tenido escondido¡±.
El donante an¨®nimo, en todo caso, sab¨ªa bien d¨®nde ten¨ªa que enviarlo: en la Joaqu¨ªn Leguina se conserva una parte importante del archivo de Elena Fort¨²n, donaci¨®n de la familia de Marisol Dorao. La otra parte est¨¢ en la RAE, porque all¨ª la leg¨® Jos¨¦ Luis Borau, que era acad¨¦mico. Est¨¢ previsto que se unifiquen al menos en el espacio digital que ya existe dedicado a la escritora.
Mar¨ªa Jes¨²s Fraga, que ha codirigido junto a Capdevila-Arg¨¹elles la reedici¨®n de las obras de Elena Fort¨²n en Renacimiento y lleva toda la vida ley¨¦ndola, primero desde ni?a como celioadicta fascinada y ya de adulta como investigadora, corri¨® a la Biblioteca Regional en cu¨¢nto se enter¨®. Quer¨ªa ver con sus propios ojos esas p¨¢ginas que conoce muy bien. ¡°Me emocion¨¦ much¨ªsimo y me pareci¨® tambi¨¦n que debi¨® de ser escrito bastante r¨¢pido. Elena Fort¨²n dec¨ªa que ten¨ªa ese libro atragantado¡±. Fraga tambi¨¦n hizo algo que denota pura (de)formaci¨®n profesional: corri¨® a comprobar si Fort¨²n hab¨ªa escrito ¡°tafarotes¡± o ¡°tagarotes¡± para describir a unos milicianos. Era, como siempre hab¨ªa sospechado, ¡°tagarotes¡±, que seg¨²n la RAE significa ¡°hidalgo pobre que se arrima y pega donde pueda comer sin costarle nada¡±. En breve, se digitalizar¨¢ el manuscrito y cualquiera podr¨¢ curiosear entre esas p¨¢ginas que han pasado m¨¢s de 30 a?os en paradero desconocido.
M¨¢s Fort¨²n: se reedita la biograf¨ªa y se publica el ¨²ltimo in¨¦dit
Renacimiento reeditará en breve Los mil sueños de Elena Fortún, la biografía que escribió Marisol Dorao y que estaba descatalogada. El libro supera a veces los 200 euros en el mercado secundario, aunque también lo distribuye la propia familia de la filóloga a través de una web, como una manera de mantener su legado. María Jesús Fraga supervisará la edición. Además, para primavera está previsto un auténtico acontecimiento para los seguidores de Fortún. Se publicará la novela que permanecía inédita y que Dorao se trajo en la famosa maleta, El pensionado de Santa Casilda, un libro de internado de temática lésbica. El manuscrito se conserva también en la Joaquín Leguina.
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