Hallada la posible ubicaci¨®n del m¨ªtico templo de H¨¦rcules Gaditano, uno de los santos griales de la arqueolog¨ªa
Cient¨ªficos del IAPH y de la Universidad de Sevilla han localizado las trazas de un gran edificio romano y fenicio gracias al an¨¢lisis de unos datos del territorio con un ¡®software¡¯ libre
El m¨ªtico templo de H¨¦rcules Gaditano, llamado Melqart en tiempos fenicios, fue un gran centro de peregrinaci¨®n de la Antig¨¹edad. Milenios despu¨¦s, su ubicaci¨®n es un misterio y se ha convertido en una suerte de santo grial para historiadores y arque¨®logos, que llevan siglos busc¨¢ndolo. La gran pregunta tiene ahora una nueva respuesta, lanzada como hip¨®tesis por un estudiante de doctorado de la Universidad de Sevilla, Ricardo Beliz¨®n. El investigador, respaldado por un equipo de cient¨ªficos de la Universidad de Sevilla y del Instituto Andaluz del Patrimonio Hist¨®rico, ha localizado trazas de un edificio monumental en el ca?o de Sancti Petri, una zona costera e intermareal de la bah¨ªa de C¨¢diz entre Chiclana de la Frontera y San Fernando, gracias al an¨¢lisis de mediciones del territorio con un software libre. De confirmarse el hallazgo, el santuario por el que pasaron personajes como Julio C¨¦sar o el conquistador cartagin¨¦s An¨ªbal, datado como m¨ªnimo en el siglo IX antes de Cristo, estar¨ªa ubicado justo en el ¨¢rea donde diversos descubrimientos arqueol¨®gicos apuntan desde hace siglos.
¡°?Qui¨¦n sabe hasta d¨®nde se extend¨ªa la tierra dentro del mar por la banda de mediod¨ªa y cu¨¢ntos espacios de estas tierras habr¨¢n sido mar particularmente en lo que ahora llaman marismas?¡±. La pregunta, entonces ret¨®rica, la lanz¨® en 1794 el historiador y viajero Antonio Ponz, cuando contempl¨® esos laberintos de mar y tierra que componen la bah¨ªa de C¨¢diz. Y es justo la duda que Beliz¨®n se propuso despejar al investigar c¨®mo era el paisaje Gaditano costero en la antig¨¹edad en una tesis doctoral que ha experimentado un giro sorprendente. ¡°Los investigadores somos muy reacios a la arqueolog¨ªa espect¨¢culo, alimentada por los mass media, pero en este caso nos encontramos ante unos hallazgos espectaculares. Son de primer nivel¡±, explica este mi¨¦rcoles el director del Departamento de Prehistoria y Arqueolog¨ªa de la Universidad de Sevilla, Francisco Jos¨¦ Garc¨ªa, en la presentaci¨®n en C¨¢diz.
La hip¨®tesis despejar¨ªa la inc¨®gnita de las coordenadas de un espacio sagrado tan importante que aparece citado por fuentes cl¨¢sicas grecolatinas ¡ªcomo Estrab¨®n o Fil¨®strato de Atenas¡ª como el lugar donde Julio C¨¦sar llor¨® amargamente ante una representaci¨®n de Alejandro Magno o al que, un siglo y medio antes, el conquistador cartagin¨¦s An¨ªbal acudi¨® para ofrecer el ¨¦xito de su campa?a militar. Todas esas referencias definen ¡°un entorno cambiante, en contacto con el mar, sujeto al devenir de las mareas, en un templo donde deb¨ªan existir estructuras portuarias y un ambiente marinero¡±, seg¨²n detalla Milagros Alzaga, jefa del Centro de Arqueolog¨ªa Subacu¨¢tica (CAS) del IAPH y tambi¨¦n part¨ªcipe del hallazgo.
Tras d¨¦cadas de idas y venidas, pol¨¦micas acad¨¦micas y propuestas de ubicaci¨®n de diverso tipo, la formalizada ahora por la Universidad de Sevilla y el IAPH est¨¢ justo en el radio inmediato de la opci¨®n que se dibujaba como m¨¢s evidente para su emplazamiento, pero que llevaba ya a?os atascada sin grandes avances significativos. El lugar es un enorme ca?o de marisma dominado por un islote y el castillo de Sancti Petri, que se levanta sobre ¨¦l. El lugar lleva m¨¢s de dos siglos arrojando hallazgos arqueol¨®gicos de importancia, algunos fortuitos y otros buscados que hoy pueblan las vitrinas del Museo de C¨¢diz. Es el caso de esculturas de m¨¢rmol y bronce de gran formato de emperadores romanos ¡ªuna se encontr¨® tras una voladura realizada en los a?os veinte del siglo pasado¡ª y diversas estatuillas a modo de exvotos de ¨¦poca fenicia. Todos esos descubrimientos dibujaban una l¨ªnea de puntos que acotaba la ubicaci¨®n del gran monumento entre las faldas del propio islote y una lengua de arena fina y zonas rocosas intermareales, conocida como punta del Boquer¨®n.
M¨¢s tiempo
La definici¨®n exacta de la zona, justo en esta ¨²ltima punta, se debe a la superposici¨®n de estos hallazgos, las fuentes hist¨®ricas y los datos de elevaciones con respecto al nivel del mar que arroja un Modelo Digital del Territorio (MDT) facilitado por el Instituto Geogr¨¢fico Nacional y del Instituto Oceanogr¨¢fico de la Marina. ¡°Hemos trabajado con datos p¨²blicos, con modelos digitales del terreno y con sofware libre¡±, detalla Beliz¨®n. El objetivo, tras aplicar capas de filtros a esta l¨ªnea de puntos, era trazar el paleopaisaje 3.000 a?os atr¨¢s en una zona que ha estado muy expuesta a las oscilaciones del mar, la erosi¨®n de los temporales y a eventos catastr¨®ficos, como maremotos. Fue entonces cuando, ¡°nervioso¡±, el investigador descubri¨® varias aberraciones en el terreno que revelaban una ¡°costa totalmente antropizada, con un gran edificio (el templo), varios espigones, amarraderos y un puerto interior¡±, detalla el doctorando.
La construcci¨®n rectangular de 300 metros por 150 metros de planta ¡ªla misma extensi¨®n que ten¨ªa la propia isla sobre la que se alzaba¡ª que se vislumbra bajo el agua parece encajar con las descripciones cl¨¢sicas que hablan tanto de su referida ubicaci¨®n como de su definici¨®n de un gran conjunto monumental fenicio al que se acced¨ªa atravesando dos columnas, con un frontispicio que relataba los 12 trabajos de H¨¦rcules y en cuyo interior hab¨ªa una llama que nunca se apagaba. El lugar sagrado estaba separado de la actual punta del Boquer¨®n por un canal y era accesible a los barcos fenicios, p¨²nicos y romanos y se hizo famoso por la gran cantidad de supuestas reliquias del mundo antiguo que albergaba.
El trabajo digital se ha contrastado con unas primeras incursiones sobre el terreno en momentos de grandes mareas bajas, en los que se han podido documentar vestigios de importantes sillares e incluso de restos cer¨¢micos. Aunque la investigaci¨®n lleva ya casi dos a?os en curso, ser¨¢ necesario mucho m¨¢s trabajo arqueol¨®gico de campo para confirmar o rechazar lo que, por ahora, es una hip¨®tesis aparentemente bien encarrilada. ¡°Son zonas de dif¨ªcil trabajo y mala visibilidad¡±, avanza Alzaga.
Pero el modelaje de esa costa gaditana antigua no solo ha desvelado la sorpresa del posible templo de Melqart. En ese paisaje antiguo aparece un puerto interior o d¨¢rsena al sur del santuario ¡ªque fue una zona inundable hasta hace algo menos de dos siglos¡ª, y una potente antropomorfizaci¨®n de la costa con edificios variados a¨²n por definir, principalmente de ¨¦poca romana. De esa dataci¨®n es el espacio de gran tama?o, superior a toda el ¨¢rea excavada del yacimiento de la ciudad romana de Baelo Claudia (Tarifa), que el equipo ha localizado en un paraje natural de marismas al norte del templo, cerca del r¨ªo Arillo de San Fernando. ¡°Es mayor que la superficie de Gades, el tama?o cambiar¨ªa la concepci¨®n que se ten¨ªa hasta ahora de la bah¨ªa¡±, comenta Antonio S¨¢ez Romero, profesor del Departamento de Prehistoria y Arqueolog¨ªa y tambi¨¦n art¨ªfice del descubrimiento, que prefiere ser prudente a la hora de atribuir la caracterizaci¨®n de un posible nucleo urbano perdido.
La nueva hip¨®tesis encaja con diversos hallazgos y propuestas realizadas desde la edad moderna y durante todo el siglo XX, pero tambi¨¦n entra en colisi¨®n con otras que dibujan distintas localizaciones para el templo. La ¨²ltima fue la que plante¨® el estudio La ubicaci¨®n del santuario de Melqart en Gadir: aportaci¨®n de los datos PNOA-LiDAR, de Antonio Monterroso-Checa, profesor del ?rea de Arqueolog¨ªa de la Universidad de C¨®rdoba. El cient¨ªfico rechaz¨® la posibilidad de que el santuario estuviese en Sancti Petri por motivos como los cambios orogr¨¢ficos y la falta de nuevas pruebas para la ubicaci¨®n cl¨¢sica y apunt¨® la opci¨®n de que el monumento estuviese en el cerro de los M¨¢rtires de San Fernando, un paraje que antiguamente tambi¨¦n era una isla. La investigaci¨®n y el tiempo responder¨¢n definitivamente a aquella duda que lanz¨® Ponz hace ya m¨¢s de dos siglos. El fin de la inc¨®gnita se vislumbra largo. ¡°Con este tipo de hallazgos tan excepcionales se nos puede desbocar el coraz¨®n, queremos ser muy prudentes. Es muy interesante y sugerente, pero es ahora cuando empieza la parte m¨¢s estimulante¡±, resume S¨¢ez con entusiasmo.
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