Justo Hern¨¢ndez, exitoso ganadero: ¡°Soy un loco, un so?ador y un gran torero (en mi imaginaci¨®n)¡±
Garcigrande es el hierro que m¨¢s lidia, el m¨¢s reclamado por las figuras y con presencia fija en todas las ferias
Justo Hern¨¢ndez (Fuenlabrada, Madrid, 1969) es, posiblemente, el ganadero de toros bravos m¨¢s cotizado de la actualidad. Es el que m¨¢s lidia cada temporada, el m¨¢s reclamado por las figuras del toreo y quien cuenta con plaza segura en las ferias m¨¢s importantes. Su ganader¨ªa, Garcigrande, es sin¨®nimo de ¨¦xito; cr¨ªa un toro de encaste Domecq, de bonitas hechuras, irregular fortaleza, noble comportamiento e id¨®neo para la lidia moderna. Garcigrande es un hierro que atesora grandes tardes de triunfo (la puerta grande de Emilio de Justo en Madrid, en la pasada Feria de Oto?o, y las dos orejas de Urdiales en la de San Miguel de Sevilla son los dos ejemplos m¨¢s recientes), y otras de aburrimiento olvidable.
Frente a una taza de caf¨¦, el ganadero no ofrece la imagen de un triunfador que reparte altivas sonrisas por donde pasa. De serio semblante, se define como un ¡°loco de esto¡±, un so?ador y un gran torero en su imaginaci¨®n, y se presenta como un hombre t¨ªmido, algo receloso, poco amigo de los elogios, un enamorado del toro y un fil¨®sofo de su vocaci¨®n; no le apetece hablar de ¨¦xitos y destaca m¨¢s los defectos que las cualidades de sus animales. En el fondo, se siente un torero desbordante de ilusiones y sue?os cada vez que se anuncian los toros de su ganader¨ªa; ¨¦l hace el pase¨ªllo desde un callej¨®n y le afloran los nervios como si esa tarde el ganadero tambi¨¦n se jugara la vida.
Pregunta. Su ganader¨ªa es una historia de grandes triunfos.
Respuesta. ¡°Mi abuelo materno lidiaba erales por los pueblos de Madrid; mi padre, que era un hombre de campo, compr¨® ganado bravo a ver qu¨¦ pasaba, y yo estudi¨¦ Ciencias Pol¨ªticas, pero lo que me ha interesado siempre ha sido el toro y sus secretos. ?Qu¨¦ es el ¨¦xito? Solo soy un ganadero que, d¨ªa a d¨ªa, quiere que su toro embista. Solo vivo para el toro que va a salir en cada momento¡±.
P. Por algo ser¨¢ el que m¨¢s lidia¡
R. Eso no es m¨¢s que una estad¨ªstica. Una figura necesita el triunfo y busca el mejor toro para alcanzar esa meta. Es el torero quien decide qu¨¦ toro necesita. No hay m¨¢s.
¡°Es imposible acertar en un juicio exacto sobre el comportamiento de un toro en la plaza¡±
P. ?Qu¨¦ tienen los de Garcigrande para que los exijan las figuras?
R. Creo que atesoran tantos defectos que muchos toreros no pueden con ellos, y ah¨ª la figura marca la diferencia. Y algunas cualidades, tambi¨¦n: si te anticipas a ellos y colocas la muleta, tienen un ritmo muy especial y cadencia en la embestida. Yo busco el toro que embiste a lo que tiene m¨¢s cerca y repite.
P. ?Sufre usted como ganadero?
R. Mucho. Es muy costoso mentalmente, y muy f¨¢cil destrozar p¨²blicamente al ganadero. Sabes lo que est¨¢n pensando los profesionales y muchas veces te parece injusto, pero hay que aceptarlo.
P. ?Es dif¨ªcil ver el toro?
R. Es imposible acertar en un juicio exacto sobre el comportamiento de un toro en la plaza. Puede que no haya mostrado sus cualidades por distintas razones. La conducta de un toro es la misma durante toda la lidia. El animal no distingue entre el capote, el caballo o la muleta, pero act¨²a seg¨²n condicionantes f¨ªsicos y ps¨ªquicos: el clima, el estr¨¦s, el torero, el curso de la lidia¡ A veces, se dice que el toro ha cambiado o que lo ¡°ha hecho¡± el torero, y no estoy de acuerdo. El toro evoluciona en funci¨®n de su situaci¨®n en cada momento de la lidia.
P. Los toreros y el p¨²blico son m¨¢s toreristas que toristas.
R. El torero es el conocido y sabemos de lo que es capaz. Si no lo consigue, el culpable siempre es el toro, que puede que haya sido malo o que no haya sido entendido. Hay que tener en cuenta que es la primera y ¨²nica vez que tenemos la oportunidad de enjuiciar al toro; el torero tiene ventaja: despu¨¦s de la primera vez sueles decir: hay que volver a verlo, lo que no sucede con el toro.
Esta historia de ¨¦xito nace cuando en el a?o 1987 el padre del ganadero, Domingo Hern¨¢ndez, compra vacas y sementales a Juan Pedro Domecq, aunque la ganadera era su madre (Concha Escolar, hermana de Jos¨¦ Escolar, que cr¨ªa toros de Albaserrada), que sigue siendo una gran aficionada.
¡°Despu¨¦s de algunas incursiones fallidas desde 1974 con reses de distintas procedencias¡±, cuenta Justo Hern¨¢ndez, su padre ¡°llega a una conclusi¨®n fundamental: la mejor ganader¨ªa es la que est¨¢ en un momento sobresaliente. Comprendi¨® que lo suyo era malo, y compr¨® un producto de calidad superior¡±.
P. ?Usted cr¨ªa el toro que le gusta o el que demanda el mercado?
R. El toro que me gustar¨ªa lidiar no lo he conseguido todav¨ªa, pero estoy en ello. Hay muchos que no me gustan, pero es el que sale y, a veces, siento pena y verg¨¹enza cuando se enfada el p¨²blico y yo lo entiendo. No s¨¦ lo que demanda el mercado, porque yo no lo dirijo. Intentas marcar el camino del toro que se est¨¢ lidiando, debes hacerlo antes que el torero y el aficionado, y si aciertas eres el n¨²mero uno, pero si los toreros exigen otro tipo de toro est¨¢s condenado al fracaso.
P. Se dice que el toro de Domecq es previsible y carece, por lo general, de fiereza y emoci¨®n.
R. ?Previsible? Mi toro vuelve loco al m¨¢s pintado. Lo que sucede, quiz¨¢, es que las ganader¨ªas han alcanzado un nivel de calidad tan alto que no tiene sentido el gran petardo. Esa es, a mi juicio, la previsibilidad actual.
¡°Hemos perdido la capacidad de asombro, pero hoy se lidia el toro m¨¢s importante de la historia¡±
P. ?No cree que ser¨ªa preferible abrir el abanico de encastes en lugar del protagonismo actual de Domecq?
R. La culpa es del ganadero, que responde a las exigencias de los toreros. Si yo me vistiera de luces elegir¨ªa el toro que me ofreciera m¨¢s posibilidades de ¨¦xito.
P. Lo cierto es que la fiesta actual es m¨¢s aburrida que emocionante.
R. ?Usted cree?
P. Yo s¨ª.
R. Entiendo que cada ganader¨ªa ofrece un espect¨¢culo diferente. Existe una gran variedad. Mi toro, por ejemplo, era Domecq al principio, pero no ahora. El tronco puede que sea el mismo, pero cada ganadero ha criado un animal diferente.
P. ?Est¨¢ usted convencido, entonces, de que los toros del siglo XXI responden al inter¨¦s que debe presidir este espect¨¢culo?
R. S¨ª. Lo que ocurre es que hemos perdido la capacidad de asombro porque tenemos acceso a todo y a todos los toreros, y se impone, quiz¨¢, la monoton¨ªa. Creo, no obstante, que hoy se lidia el toro m¨¢s importante de la historia, con cuatro o cinco a?os, cuajado, que no para de moverse; y hay que ser un genio para ponerse delante de ¨¦l.
P. Por cierto, en alg¨²n momento de la charla ha comentado que se siente usted un gran torero.
R. Todos los ganaderos somos toreros en nuestra imaginaci¨®n, y yo lo soy. Yo apruebo la vaca a la que le formar¨ªa un l¨ªo. Mentalmente, poseo un valor infinito y lo hago todo perfecto. Ese es mi defecto como ganadero, que no soy capaz de medir el valor del torero.
No es posible tomar un caf¨¦ con Justo Hern¨¢ndez sin hablar de Orgullito, el toro de su ganader¨ªa que fue indultado en La Maestranza el 16 de abril de 2018.
¡°No habr¨¢ otro d¨ªa m¨¢s importante en esta ganader¨ªa; ten¨ªa yo 14 a?os cuando acudimos por primera vez a Sevilla con cinco toros para sustituir una corrida rechazada, y los veterinarios no aprobaron ninguno. Lejos del disgusto, mi padre me dec¨ªa alborozado: ¡®?Justo, hemos llegado a los corrales de La Maestranza!¡¯. Y ahora tenemos un azulejo en la plaza gracias a Orgullito. F¨ªjese de d¨®nde venimos¡¡±.
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