Indulto de un ¡®garcigrande¡¯ y apoteosis de El Juli
El torero madrile?o cort¨® cuatro orejas y sali¨® por quinta vez por la Puerta del Pr¨ªncipe
Garcigrande / Ponce, El Juli, Talavante
Toros de Garcigrande-Domingo Hern¨¢ndez, mal presentados ¡ªprimero y segundo, anovillados¡ª, mansurrones, blandos y muy nobles. El quinto, de calidad excepcional en la muleta, fue indultado.
Enrique Ponce: pinchazo hondo y cinco descabellos (silencio); estocada (oreja).
El Juli: estocada trasera (dos orejas); (dos orejas simb¨®licas).
Alejandro Talavante: pinchazo y casi entera tendida (silencio); cuatro pinchazos, media ca¨ªda ¡ªaviso¡ª y dos descabellos (silencio).
Plaza de la Maestranza. S¨¦ptima corrida de la Feria de Abril. 16 de abril. Lleno.
La plaza de la Maestranza ha vuelto a vivir el inmenso gozo del indulto de un toro. Los tendidos rebosaron alegr¨ªa, felicidad y emoci¨®n, pues eso implica que un animal se gane la vida en el ruedo. Y la tarde fue apote¨®sica para El Juli, que despleg¨® un derroche de poder¨ªo, t¨¦cnica y buen gusto, y alcanz¨® el merecido triunfo de la Puerta del Pr¨ªncipe, la quinta de su carrera.
Aplacados los ¨¢nimos tras el ¨¦xtasis vivido en los tendidos, la pregunta surge sola: ?Qu¨¦ hizo Orgullito, n¨²mero 35, negro list¨®n, de 528 kilos, de la ganader¨ªa de Garcigrande, para que el presidente sacara el pa?uelo naranja?
Pues Orgullito fue un magn¨ªfico toro moderno, muy justo de trap¨ªo, que acudi¨® inicialmente al capote sin codicia, hizo una muy desigual pelea en varas (en el primer puyazo empuj¨® con un solo pit¨®n y solo recibi¨® un picotacito en el segundo), embisti¨® con largura en un buen quite por ver¨®nicas de El Juli, y se descubri¨® en la muleta como un toro con clase extraordinaria, profundidad, repetici¨®n, humillaci¨®n y fijeza; y algo m¨¢s: fue de menos a m¨¢s, y acab¨® tras una muy larga faena con embestidas m¨¢s profundas y emocionantes. En fin, un grand¨ªsimo toro para la muleta que se encontr¨®, adem¨¢s, con un torero en plenitud y entre ambos amasaron una faena que encandil¨® al p¨²blico y al presidente.
Orgullito no debi¨® ser indultado porque no demostr¨® su bravura en el caballo; pero como el primer tercio est¨¢ en v¨ªas de desaparici¨®n, nadie (ni la autoridad, y eso es lo peor) lo tiene ya en cuenta. Es m¨¢s, podr¨ªa decirse que se acaba de firmar la sentencia de su desaparici¨®n tras el indulto del toro de Garcigrande. Fue un toro de vuelta al ruedo.
?Y El Juli? Es un torero poderoso, que domina como pocos el oficio y la t¨¦cnica del toreo. Se amold¨® a la perfecci¨®n a las condiciones del toro, mec¨¢nico y despegado su toreo en el inicio de la faena de muleta, y cada vez m¨¢s ligado y profundo a medida que el animal se rompi¨® en su exquisita calidad. Una faena esencialmente con la mano derecha, en tandas largas, al hilo del pit¨®n casi siempre, pero henchidas de aroma. Solo un intento por vanos naturales y un doble circular que provoc¨® el entusiasmo. Unos ayudados finales, con Orgullito alegre y codicioso a¨²n, convencieron al presidente. Momentos antes, un quite a la ver¨®nica, de tres capotazos hondos y una buena media preludiaron el ¨¦xito posterior. Conclusi¨®n: Orgullito fue un toro nobil¨ªlismo, pero no combativo, exigente, poderoso y encastado. Ese animal ya no se lleva.
He ah¨ª la raz¨®n fundamental por la que las figuras actuales exigen este tipo de toro, ideal, tambi¨¦n, para los p¨²blicos generosos.
El Juli hab¨ªa cortado otras dos orejas a su primero, anovillado animal, nobil¨ªsimo, un corderito, al que El Juli tore¨® con oficio, pero sin intensidad ni emoci¨®n. Es verdad, no obstante, que lo veronique¨® con gusto, hizo un ajustado quite por chicuelinas, y su faena de muleta fue limpia, ligada y, tambi¨¦n, fuera de cacho y al hilo del pit¨®n. No hubo arrebato, ni conmoci¨®n, porque a toda la faena le falt¨® el alma que debe poner un toro encastado y un torero transfigurado.
Tambi¨¦n anduvo por la plaza Enrique Ponce, un poco desva¨ªdo en su expresi¨®n, que lidi¨® primero una mona descastada, y le cort¨® la oreja al cuarto, otro animal noble y de escasa codicia. Jug¨® con ¨¦l y lo mat¨® de una gran estocada.
Y el tercero en discordia, Talavante, no tuvo su d¨ªa. Insulso y sin esbozo de calidad fue el tercero y lo mat¨® con prontitud; mejor el sexto, con m¨¢s br¨ªo, pero el ¨¢nimo del torero estaba por los suelos y no arriesg¨® un alamar. No entendi¨® a su oponente o, sencillamente, no lo quiso entender.
En dos palabras: valgan el indulto del toro y el triunfo del torero si contribuyen al enaltecimiento de la fiesta de los toros. Aceptemos, pues, pulpo como animal de compa?¨ªa.
Babelia
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