Pepe Luis Segura, gran figura entre los apoderados, un taurino independiente
Matador de toros en los a?os setenta, ha representado con pasi¨®n a una larga lista de toreros
Visti¨® el traje de luces en los a?os 70, y ocho cicatrices se lo recuerdan cada d¨ªa; El Viti fue su padrino de alternativa en 1969, pero se retir¨® cuando supo que no ser¨ªa figura. Por aquel entonces, a?o 1977, Pepe Luis Segura (La L¨ªnea de la Concepci¨®n, C¨¢diz, 1945) no pod¨ªa imaginar que desde el callej¨®n alcanzar¨ªa la gloria que no encontr¨® en la cara del toro.
Cambi¨® la espada y la muleta por la diplomacia en los despachos taurinos, y fragu¨® una fulgurante y exitosa carrera como apoderado. Ciertamente, su curr¨ªculo es sobresaliente, y no solo por el alto n¨²mero de toreros que ha dirigido, -nada menos que 19, muchos de ellos considerados figuras-, sino por el alto prestigio alcanzado como gran figura independiente en el mar brav¨ªo de un taurinismo dominado por a?ejas casas empresariales.
Abandon¨® la profesi¨®n en 2013 ¡°por aburrimiento y desilusionado¡±, seg¨²n sus palabras, aunque reconoce que le gustar¨ªa volver a la actividad. La verdad es que parece un chaval a sus 75 a?os, sin una sola cana en una cabeza plagada de vivencias. Presume, y con raz¨®n, de sus logros, y reconoce que nunca rehuy¨® la pol¨¦mica en la defensa de sus toreros; hoy sigue siendo un hombre apasionado, con un gran poder de convicci¨®n, quiz¨¢ porque muestra una fe inusual en sus creencias.
La cita es en la oficina de su empresa en Sevilla, que mantiene intacta a pesar de su jubilaci¨®n; un peque?o museo donde guarda un busto de Francisco Ruiz Miguel, ¡°el buque insignia de mi casa¡±, la cabeza del toro ¡®Madro?ito¡¯, cuya muerte le brind¨® el diestro de La Isla la tarde de su despedida en Madrid, y numerosos recuerdos que hablan de los m¨¢s de 30 a?os que ha dedicado a sufrir y gozar en los callejones y los despachos empresariales.
¡°Ser un apoderado independiente significa no casarte con nadie, y puedo decir honradamente que he cumplido esa m¨¢xima¡±, cuenta Pepe Luis Segura. ¡°Soy amigo de todas las empresas, pero no me he casado con ninguna; y la mayor¨ªa me ha pasado factura, aunque he tenido la suerte de contar con buenos toreros, que han justificado en el ruedo las condiciones que yo exig¨ªa¡±.
¡°S¨ª, muchas facturas y de todo tipo¡±, contin¨²a; ¡°Tener, por ejemplo, diez corridas confirmadas con Manuel Chopera, y anularlas de la noche a la ma?ana; pero como representaba a un torero que se arrimaba como un le¨®n, llamado Ruiz Miguel, no me importaba¡±.
¡°Ser independiente significa defender a tu torero y no casarte con ninguna empresa¡±
¡°El apoderado debe ser muy fiel con su torero¡±, explica, ¡°y elogiarlo m¨¢s de lo necesario cuando triunfe, pero hablarle con claridad cuando est¨¦ mal. Recuerdo una tarde en Valencia, en la que Julio Aparicio no estuvo bien. Nos montamos en el coche cuadrilla, y ya se sabe c¨®mo son las cuadrillas: un peloteo continuo al matador. Me volv¨ª y les dije: ¡®Dejad de culpar al toro; Julio ha estado mal, muy mal¡¯. Al llegar al hotel, el torero llam¨® a su padre, quien me localiz¨® al momento y me puso de vuelta y media. ¡®?T¨² hubieras sido capaz?¡¯, me pregunt¨®. ¡®Yo, no, maestro, y por eso soy apoderado, pero esa es la verdad¡¯, le respond¨ª. A los pocos d¨ªas, me volvi¨® a llamar para decirme que se hab¨ªa informado y que yo ten¨ªa raz¨®n. ?Qu¨¦ voy a querer yo para mi torero? Esta consigna la he cumplido a rajatabla con todos: ser leal, sincero y, sobre todo, muy honrado¡±.
Pepe Luis Segura recuerda que fue tres veces apoderado de Julio Aparicio. Una de ellas a ra¨ªz de que el torero saliera por la Puerta Grande de Madrid el 18 de mayo de 1994.
¡°Esa misma noche contactaron conmigo para que me hiciera cargo de ¨¦l, y ese a?o gan¨® 265 millones de pesetas, limpios de polvo y paja¡±.
Y un detalle m¨¢s sobre el diestro madrile?o: Segura guarda plastificado -y lo muestra orgulloso- el contrato que firm¨® con Diodoro Canorea, empresario de La Maestranza, para la contrataci¨®n de Aparicio en la temporada de 1992: siete corridas de toros junto a Curro Romero, al precio de 9 millones de pesetas por cada tarde.
¡°Este documento es hist¨®rico¡±, comenta Segura. ¡°Don Diodoro, a quien guardo un gran respeto y admiraci¨®n, solo firm¨® dos contratos en su vida: con Manuel Ben¨ªtez El Cordob¨¦s y con Julio Aparicio, a quien yo representaba¡±.
Pregunta. Habr¨ªa que concluir que los toreros han ganado dinero con usted¡
Respuesta. ¡°El que se ha arrimado, s¨ª. Ruiz Miguel, por ejemplo, termin¨® de pagar su finca cuando lo apoder¨¦ yo; Jos¨¦ Antonio Campuzano se compr¨® una finca y un chalet de lujo; el ¨²ltimo a?o con Padilla, gan¨® 7 millones en Bilbao y 11 en Pamplona; y a V¨ªctor Puerto le liquidaron 3,5, 4 y 4 millones por tres corridas en San Isidro, y al a?o siguiente, ya en mis manos, gan¨® 10, 10 y 12,5 millones de pesetas. Estas cantidades ya no se ganan¡±.
P. ?Cree usted que el toreo funcionar¨ªa de otra manera si hubiera m¨¢s apoderados independientes?
R. ¡°Sin duda. Las empresas no deben apoderar a los toreros, y lo digo en voz alta. Las empresas solo deben ser empresas, para que no exista el cambio de cromos, el pago de favores o las venganzas. Adem¨¢s, la historia demuestra que los toreros que se han puesto millonarios son los que han confiado en hombres independientes. Ah¨ª est¨¢n los nombres de don Jos¨¦ Flores Camar¨¢, que ha sido mi referente en esta profesi¨®n, Andr¨¦s Gago, Curro Caro, Mart¨ªn Arranz, Roberto Dom¨ªnguez, Curro V¨¢zquez¡ Me encantan; taurinos que conocen las condiciones de sus toreros y los defienden de verdad¡±.
P. Pero hay que ser muy buen torero para que te represente un independiente¡
R. ¡°Claro, muy buen torero, y llevar gente a la plaza. Esas dos condiciones son fundamentales. Ha habido toreros extraordinarios que no han ganado dinero porque han carecido de tir¨®n en la taquilla¡±.
¡°Los empresarios no deben apoderar a los toreros, y lo digo en voz alta¡±
Pepe Luis Segura recuerda que se inici¨® en el mundo del apoderamiento gracias a Finito de Triana, el brillante subalterno ya desaparecido, quien le pidi¨® que representara a Jos¨¦ Antonio Campuzano.
¡°Cuando me cort¨¦ la coleta, quise dedicarme a la construcci¨®n, como mi padre, pero¡ Hab¨ªa ayudado a algunos novilleros, y me ilusion¨® el caso de Jos¨¦ Antonio, que estaba entonces tramitando el carn¨¦ de banderillero en la cuadrilla de su hermano Tom¨¢s. Me cost¨® la propia vida convencer a Canorea para que lo incluyera en el cartel de los toros de Guardiola, en la Feria de Abril del 82, y sali¨® por la Puerta del Pr¨ªncipe. Durante varios a?os estuvo en figura porque era un torero extraordinario. Lo ¨²nico que le reprocho es que me abandon¨® por cobard¨ªa¡±
P. ??
R. ¡°S¨ª, Fue un cobarde. Hice unas declaraciones muy fuertes contra los hermanos Lozano, porque quitaron a Ruiz Miguel de la corrida de Miura en Sevilla para colocar a Espartaco. Intent¨¦ evitar el enfrentamiento, pero no fue posible. Yo les dec¨ªa: ¡®No tocadme la cuchara de comer, y la m¨ªa es Ruiz Miguel, el ¨²ltimo torero que ha cortado un rabo en Sevilla a un toro de Miura¡±. Les propuse un mano a mano entre los dos toreros, pero no lo aceptaron¡±.
P. Y Jos¨¦ Antonio Campuzano se asust¨®¡
R. ¡°Efectivamente. Algunos ¡®perturbadores¡¯ le hicieron creer que mi disputa con Los Lozano le podr¨ªa perjudicar, y as¨ª me lo dijo el d¨ªa que se march¨®¡±.
P. Su torero ha sido y sigue siendo Francisco Ruiz Miguel¡
R. ¡°Pudo gustar m¨¢s o menos, pero no es f¨¢cil que salga otro como ¨¦l. Creo que su continuidad no la ha tenido nadie. Es un amigo de verdad, que ha respondido siempre en el ruedo¡±.
P. Con ¨¦l ha sido tambi¨¦n un sic¨®logo experimentado.
R. ¡°Con Paco y con todos los toreros. Pasamos muchas horas juntos, conoces a la persona, sus circunstancias, sus problemas, sus momentos de des¨¢nimo. La muerte de Paquirri trastorn¨® a Ruiz Miguel; discut¨ªa con los espectadores, me provocaba en el callej¨®n, y todo para justificar que ten¨ªa la cabeza en otro sitio. Hasta que un d¨ªa nos sentamos en la habitaci¨®n del hotel y hablamos. ¡®As¨ª no hay manera de caminar, Paco¡¯, le dije. ¡®T¨² sabes que he sido muy buen amigo de Paquirri, y se me viene a la cabeza¡¯, me contest¨®. ¡®Yo te entiendo, pero si quieres ser figura¡¡¯ Y me dice el t¨ªo: ¡®Esto se acab¨®; o triunfo o acabo en la enfermer¨ªa¡¯. Al final, los dos acabamos llorando, pero cumpli¨® su palabra.¡±
Durante la conversaci¨®n, Pepe Luis Segura ha ido apuntando en un papel los nombres de los toreros a los que ha apoderado. La lista es apabullante: Jos¨¦ A. Campuzano, Ruiz Miguel, Nime?o, Manili, Tom¨¢s Campuzano, Vicente Bejarano, Chamaco, Jesuli de Torrecera, Aparicio, Manuel D¨ªaz El Cordob¨¦s, Jesul¨ªn de Ubrique, Rivera Ord¨®?ez, L¨®pez Sim¨®n, Ortega Cano, Emilio Mu?oz, V¨ªctor Puerto, Oscar Higares, Manolo S¨¢nchez, Padilla¡
¡°Estoy retirado, pero me gustar¨ªa volver a la actividad si alg¨²n torero volviera a ilusionarme. Han sido tantas las experiencias¡¡±, comenta mientras posa al lado del busto de Francisco Ruiz Miguel, su torero y gran amigo.
Babelia
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