Vividora y misteriosa: gloria a la reina Ava Gardner en su centenario
No protagoniz¨® ning¨²n cl¨¢sico de la historia del cine, pero su presencia se mantiene inolvidable en pel¨ªculas como ¡®Mogambo¡¯ o ¡®La noche de la iguana¡¯
Existe el concepto dif¨ªcilmente rebatible al hablar de cine de que lo fundamental para hacer grandes pel¨ªculas es la fortaleza y el atractivo de los guiones, que es obligatorio poseer una buena historia y saber narrarla. Es probable que en el escaparate actual, aspirante a que el huidizo p¨²blico retorne masivamente a las salas, el poder del cine se base ante todo en el esplendor de los efectos especiales, el ruido, el incesante torrente de im¨¢genes cl¨®nicas y sonidos machacones, el espect¨¢culo fabricado por computadora. Y no s¨¦ si en el c¨¢lculo de las productoras todav¨ªa le dan alguna importancia a que los espectadores anhelen encontrarse con actores y actrices que les embrujen, de los que resulta imposible apartar la mirada, que les comuniquen sensaciones impagables. En otras ¨¦pocas fue as¨ª. El star system, con todas las miserias que haya podido albergar, ha sido sustituido por la factor¨ªa Marvel, sagas gal¨¢cticas y dem¨¢s aparatosas nader¨ªas. Por mi parte, siempre he buscado en el cine la magia que desprenden determinados int¨¦rpretes, gente de la que se enamora la c¨¢mara y hace que los mirones compartamos su pasi¨®n.
Ava Gardner cumplir¨ªa en 2022 un centenar de a?os. No puedo imaginarme cu¨¢l ser¨ªa su apariencia. Como tampoco concibo a una anciana Marilyn Monroe. De acuerdo, Katharine Hepburn se mantuvo esplendorosa hasta el final. Y Romy Schneider se larg¨® voluntariamente de este mundo cuando su belleza era absoluta. Las variadas tragedias de su existencia hab¨ªan dotado de algo profundamente conmovedor a su hermoso rostro. Pero yo no recuerdo a ninguna actriz tan guapa como Ava Gardner. Y no solo me hipnotiza su cara, su mirada, su cuerpo, su apabullante sensualidad. Tambi¨¦n su actitud y su personalidad. C¨®mo observa, c¨®mo escucha, c¨®mo habla, c¨®mo se r¨ªe, c¨®mo sufre, c¨®mo se mueve esta se?ora. Respira libertad, descaro, misterio, provocaci¨®n, humor, fascinaci¨®n.
Cuentan que en la vida real tambi¨¦n fue ind¨®mita e imprevisible, que utiliz¨® su fama, su belleza, su dinero, su talento vital para hacer en cada momento lo que le dio la gana. Vivi¨® de espaldas a los tab¨²es, intent¨® ser independiente ante las feroces presiones de los estudios. Fue excesiva, bebedora contumaz, nocturna, viajera y libertina. No s¨¦ si las academias admiten la palabra hombreriega, pero ella la practic¨® sin prisas y sin pausas. Vivi¨®, sobrevivi¨®, goz¨® y sufri¨® amores duraderos, especialmente un agitado matrimonio con Frank Sinatra (encarnaci¨®n masculina de las palabras mayores), regido por el compulsivo, apasionado, juguet¨®n y destructivo ¡°ni contigo ni sin ti¡±. Y, al parecer, nunca desde?¨® en los et¨ªlicos amaneceres el irse acompa?ada a la cama de los t¨ªos que le apetecieran. En los ¨²ltimos a?os, vivi¨® en Londres apartada de los focos y del cine. Me gustar¨ªa creer que no se sent¨ªa demasiado sola. Muri¨® con 67 a?os. Supongo que el h¨ªgado y el desgaste existencial le pasaron factura. Bendita sea.
La primera vez que la vi fue en Forajidos, adaptaci¨®n libre del corto y magn¨ªfico relato de Hemingway. Su aparici¨®n te corta el hipo. Le buscaba la ruina y la muerte a El Sueco, interpretado por Burt Lancaster. Igual le mereci¨® la pena. Curiosamente, esta mujer y actriz legendaria y que trabaj¨® a las ¨®rdenes de algunos directores intocables como Ford, Mankiewicz y Huston no protagoniz¨® ning¨²n cl¨¢sico de la historia del cine, esas pel¨ªculas imperecederas que permanecen m¨¢s all¨¢ del bien y del mal. Ni Mogambo, ni La noche de la iguana, ni La condesa descalza figuran entre lo mejor que realizaron sus autores, pero la presencia de Ava Gardner se mantiene inolvidable en ellas.
Qu¨¦ tonto y miope el cazador machote que interpreta Clark Gable en Mogambo. ?A qui¨¦n se le ocurre desde?ar a la maravillosa y deslenguada Gardner a cambio de ponerle ojitos a la se?ora fina y casada que encarnaba de forma muy sosa Grace Kelly? Al final se arregla. Tambi¨¦n el expredicador atormentado y borracho que interpretaba Richard Burton en La noche de la iguana andaba inicialmente huyendo del encanto de esta diosa. Pero ella no perd¨ªa el tiempo, era muy sabia, se pon¨ªa ciega de copas y de sexo en compa?¨ªa de dos musculados nativos que le tocaban las maracas en las playas de Puerto Vallarta. Y eleg¨ªa mal a su impotente marido, despu¨¦s de haber llegado al estrellato, en La condesa descalza. Su presencia y su actuaci¨®n en estas tres pel¨ªculas son memorables. Para dejarte colgado con ella a perpetuidad. Tambi¨¦n trabaj¨® con el desgarrado y l¨ªrico Nicholas Ray en 55 d¨ªas en Pek¨ªn. Y estaba muy bien. Pero esa pel¨ªcula se limit¨® a un lujoso y complicado encargo para Ray. Simplemente, la sac¨® adelante como pudo. Nada que ver con la pasi¨®n que volc¨® en Johnny Guitar, En un lugar solitario, Chicago A?os 30 y Los dientes del diablo.
Ava Gardner tambi¨¦n realiz¨® pel¨ªculas pretendidamente art¨ªsticas, melodramas, grandes producciones que no pasar¨¢n a la historia, pero su presencia en ellas te puede dejar hipnotizado. Y qu¨¦ tristeza la del implacable y pintoresco juez Roy Bean, esperando en vano toda su vida la llegada de su adorada Lillie Langtry en El juez de la horca. Llegar¨¢ tarde, cuando ya nada es posible, pero la aparici¨®n de Ava Gardner es majestuosa. Pues eso, no s¨¦ si era una actriz incomparable, pero tengo claro que es la mujer m¨¢s guapa que me ha regalado el cine.
Babelia
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