Limitarse a un color
Isabel L¨®pez Vilalta multiplic¨® los 35 metros de esta nueva galer¨ªa madrile?a envolvi¨¦ndolos en color negro
Cuando hay poco ¨Cespacio, presupuesto, materiales o incluso tiempo¨C la limitaci¨®n funciona mucho mejor que el voluntarismo que supondr¨ªa una multiplicaci¨®n. Eso s¨ª, jug¨¢rselo todo a una carta exige tanta audacia como reflexi¨®n.
La galerista brasile?a Ana Araujo estudi¨® arquitectura en la Architectural Asociation de Londres. Pero cuando quiso abrir su galer¨ªa F&deO en Madrid, dedicada a investigar la huella de las creadoras en el arte, busc¨® a una dise?adora: necesitaba trabajar lo poco, concentrar la intervenci¨®n en un recurso espacial. Araujo conoc¨ªa la obra de Isabel L¨®pez Vilalta y sus socias en Madrid (The American School, Restaurante Filand¨®n, El Pescador o el Celler de Can Roca) y la contact¨® para dise?ar su negocio.
La importancia de envolver en color para simplificar fue una decisi¨®n temprana. Sin embargo, en los primeros croquis, las dise?adoras propusieron el color rosa-maquillaje como ¨²nico tono para una galer¨ªa dedicada a indagar sobre el arte desde el punto de vista femenino. Propusieron rosa palo incluso para la fachada, pero finalmente abandonaron la idea por t¨®pica. La galer¨ªa no busca tanto mostrar el trabajo de las mujeres artistas como desafiar los paradigmas tradicionales que han limitado nuestra manera de ver el mundo. As¨ª, era fundamental huir de lugares comunes. Optaron por crear misterio. El negro funciona de este modo como un subrayado. M¨¢s que como un velo o un envoltorio, destaca el interior blanco, lo arropa, lo enmarca.
Araujo aplaudi¨® la idea de trabajar ¡°dos colores intelectuales¡±, en palabras suyas. Y L¨®pez trabaj¨® con ese poco d¨¢ndole fondo. Ninguno de los dos tonos se aplic¨® en estado puro. El negro tiene matices azules para ganar profundidad y el blanco, matices grises para ofrecer m¨¢s textura. El negro en la fachada, los toldos y la zona de escaparate tiene la fuerza brillante del esmalte. El blanco, en el pavimento y en las paredes tapizadas, es m¨¢s t¨¢ctil. El suelo y las paredes est¨¢n forradas con un material textil t¨¦cnico e ign¨ªfugo, ese revestimiento blando y poroso ayuda a acoger las obras de arte suspendidas en el espacio. Provoca a la vez una buena absorci¨®n ac¨²stica de tal manera que un local peque?o puede ser acogedor y transmitir sensaci¨®n de confort.
Los toldos negros de la fachada, protegen del exceso de luz y sol a ciertas horas del d¨ªa. Desplegados, forman una envolvente en el exterior que, de nuevo, refuerza en contraste con lo que sucede dentro de la galer¨ªa. Para el espacio que act¨²a como escaparate, las dise?adoras ¡ªVilalta y Anna Kazachkova¡ª reprodujeron uno de los muebles de la galer¨ªa ¡°Art of this Century¡± que Peggy Guggenheim tuvo en Nueva York. Las butacas de los Eames (que produce Vitra) han sido tapizadas en negro. Y son, con el techo, el ¨²nico lugar oscuro del interior.
Para colgar las obras, las dise?adoras recurrieron a una brasile?a de adopci¨®n: Lina Bo Bardi y su manera de suspender la obras del techo ¡ªen lugar de colgadas de la pared¡ª.
¡°Nuestra misi¨®n es indagar sobre c¨®mo las nociones hist¨®ricas del femenino influencian la cultura contempor¨¢nea¡±, ha explicado Araujo. Por eso la obra de sus artistas: la escocesa Alison Watt, la japonesa Sayako Sugawara, la italiana Francesca Longhini, la estadounidense Erica Mahinay, o la brit¨¢nica Olivia Kemp ¡ªcon cuyos dibujos a bol¨ªgrafo basados en los grandes maestros del Museo del Prado, se ha inaugurado la galer¨ªa¡ª, ofrece perspectivas renovadas sobre la divisi¨®n tradicional entre g¨¦neros y, por lo tanto, sobre la idea de vanguardia: el objetivo es debatir la intervenci¨®n femenina en el pasado para poder construir el futuro. Y el marco, elegante y dr¨¢stico, es binario (en blanco y negro) pero lleno de matices.
Babelia
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