¡°Nos ense?aron a ver en el aborto un boleto al infierno sin regreso¡±
Salom¨¦ G¨®mez-Upegui escribe en su libro ¡®Feminista por accidente¡¯ sobre c¨®mo es crecer siendo mujer bajo las reglas de la educaci¨®n cat¨®lica y en una familia tradicional colombiana
Salom¨¦ G¨®mez-Upegui (Medell¨ªn, 28 a?os) dice que si ella es feminista cualquiera puede serlo. Hasta hace apenas unos a?os no las soportaba, las ve¨ªa como unas mujeres hist¨¦ricas, a las que era mejor no acercarse. Ahora dicta cursos sobre feminismo y el a?o pasado public¨® Feminista por accidente, un libro en el que cuenta c¨®mo pas¨® de mirar con sospecha a cualquiera feminista para convertirse en una de ellas. Habla de su educaci¨®n cat¨®lica y de su vida en una familia paisa (como se conoce a los nativos de Medell¨ªn y alrededores) y especialmente conservadora.
¡°El colegio era un espacio que cercenaba la posibilidad de ser diferente. Se nos presiona desde all¨ª para caber dentro de esa caja de mujeres controlables, perfectas. Solo hab¨ªa una forma de ser y esa ten¨ªa que seguir un molde y ese era el de la virgen Mar¨ªa. Se nos ense?¨® que lo correcto era ser sumisa, sin ning¨²n tipo de personalidad, sin agencia propia¡±, dice. En Feminista por accidente, su primer libro, cuenta c¨®mo logr¨® tumbar los muros que la separaban del feminismo.
¡°Sobre el aborto me inculcaron sobre todo miedo. Nos ense?aron a ver en el aborto un tiquete [boleto] al infierno sin regreso¡±, dice. G¨®mez-Upegui estudi¨® en un colegio de monjas y creci¨® en una familia numerosa donde las mujeres se ocupaban exclusivamente de las labores de cuidado. Su libro es una recopilaci¨®n de ensayos sobre feminismo y relatos de las experiencias que la llevaron a romper con tradiciones y perder el miedo a llamarse feminista. ¡°Una de las primeras ideas que abandon¨¦ fue esa de que para serlo deb¨ªa odiar a los hombres. Pensarlo me llev¨® por muchos a?os a creer que se convertir¨ªa en una traici¨®n a mi pap¨¢, a mi pareja¡±, dice la autora, que despu¨¦s de terminar un master en Derecho en la Universidad de Harvard decidi¨® dedicarse a escribir. Escribe sobre todo de cultura con perspectiva de g¨¦nero en medios nacionales y estadounidenses.
Feminista por accidente, editado por Planeta, cuenta historias que hoy suenan a an¨¦cdotas pero que revelan c¨®mo se vive el machismo en las familias. Recuerda los reclamos de su pap¨¢ porque ella, a los 12 a?os, no sab¨ªa preparar arroz. ¡°Lo m¨¢s absurdo era que ¨¦l, entonces con m¨¢s de 30 a?os, tampoco lo sab¨ªa hacer¡±, dice ahora, ri¨¦ndose. Cuando era m¨¢s peque?a le causaba gracia la historia de su bisabuela ¡ªque tuvo 18 hijos¡ª, sobre la que dec¨ªan que se levantaba antes que su marido, en la madrugada, a ponerse un poco de rubor y labial para volverse a meter a la cama y verse ¡°arreglada¡± cuando su esposo despertara. G¨®mez-Upegui lo recuerda como una historia que escuchaba como una curiosidad familiar m¨¢s, pero hoy la cuestiona.
¡°Reconocerse como feminista no es f¨¢cil. Se siente mucha frustraci¨®n. Cuando creemos que las cosas est¨¢n mejorando y que se ha avanzado, nos estalla una burbuja en la cara que nos dice que todav¨ªa falta mucho¡±, dice la autora, que dedica algunas p¨¢ginas de su libro para hablar de los movimientos feministas de la regi¨®n. De lo que signific¨® ¡ªel ya himno global del feminismo¡ª Un violador en tu camino, de Las Tesis, o del movimiento feminista mexicano y sus creativas formas de protestar.
¡°En Colombia tambi¨¦n est¨¢ pasando algo [con los movimientos feministas] y es de admirar porque es un pa¨ªs con muchas heridas de la guerra. Admiro que en medio de esto se haya podido crear y fortalecer un movimiento¡±, dice la autora, que reconoce especialmente el alcance que ha tenido el movimiento a favor de la despenalizaci¨®n del aborto. ¡°Que se est¨¦ discutiendo esto en un pa¨ªs donde todav¨ªa es un tema tan dif¨ªcil es ya un logro. La demanda que hoy tiene a la Corte Constitucional debatiendo sobre la despenalizaci¨®n del aborto es gracias al trabajo tit¨¢nico de los grupos feministas¡±.
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