La l¨ªnea Abdeslam: nueva entrega de las cr¨®nicas de Emmanuel Carr¨¨re desde el juicio por los atentados de Par¨ªs
Esta semana, el ¨²nico superviviente del comando terrorista habla. Y mucho.
Cap¨ªtulo 22
1. El fondo del fondo
No se ha visto tanta afluencia desde el testimonio de Fran?ois Hollande. Es el segundo interrogatorio de Salah Abdeslam, ¨²nico superviviente del comando del 13 de noviembre y por este motivo la estrella del juicio. Lejano queda el tiempo en que, como se hab¨ªa callado a lo largo de la instrucci¨®n, hac¨ªamos apuestas: ?hablar¨¢ o no? No s¨®lo habla sino que parece contento por hablar, contento de que le escuchen, contento por atraer a tanta gente. Su camisa blanca est¨¢ bien planchada, est¨¢ en forma, el interrogatorio durar¨¢ m¨¢s de siete horas. Educado y complaciente en general, tiene accesos de insolencia, sin malicia. El presidente cita una carta a su madre en la que le escribe que aunque su hermano Brahim se hizo saltar por los aires, los dos son m¨¢rtires. Abdeslam le interrumpe: ¡°No es el momento de hablar de eso porque estamos en el fondo y hasta en el fondo del fondo. No cuestiono sus capacidades intelectuales, se?or presidente, pero no hay que apresurarse demasiado¡±. Sonrisa del presidente, m¨¢s divertido que ofendido.
No tenemos la impresi¨®n de que ese fondo del fondo sea tan profundo. No es un abismo dostoievskiano de donde manar¨ªa el aliento del infierno. Nos sorprende m¨¢s bien la ligereza, la inconsistencia, la inconsecuencia de este chico que ha participado en la matanza de 131 personas pero al que todo el mundo describe como un buen chico, y sin duda lo es. ?Habr¨ªa que dar por ello la raz¨®n a su primer abogado, Sven Mary, que dijo que ten¨ªa el cerebro de un cenicero vac¨ªo? No lo creo. Yo me fiar¨ªa m¨¢s de los dos psiquiatras, Daniel Zagury y Bernard Ballivet, que dicen en su informe pericial que no est¨¢ loco ¨Den absoluto¨D y tampoco es tonto. Es m¨¢s bien un mequetrefe que se enreda en sus contradicciones: musulm¨¢n rigorista pero juerguista, fan¨¢tico pero apegado a su peque?a vida tranquila, terrorista cobarde, que asegura que jur¨® lealtad al Estado Isl¨¢mico 48 horas antes de los atentados y luego despu¨¦s de los atentados, y luego de nuevo antes: nos perdemos, y seguramente tambi¨¦n ¨¦l mismo.
2. La tercera versi¨®n
Nada de lo que dice tiene peso, pero s¨ª algo que se asemeja a una l¨ªnea de defensa. Se sustenta en dos puntos. El primero: no he matado a nadie, no he herido a nadie, no tengo las manos manchadas de sangre. Es verdad, como en el caso de todos los acusados, puesto que todos los que mataron han muerto. El segundo: ¡°Comprendo que la justicia quiera hacer un escarmiento. Pero entonces, si un individuo est¨¢ en el metro con una maleta de 50 kilos de explosivos y en el ¨²ltimo momento quiere dar marcha atr¨¢s, ?qu¨¦ se dir¨¢? Se dir¨¢ que de todos modos no le perdonar¨¢n, que le encerrar¨¢n y humillar¨¢n como a m¨ª, y entonces ?qu¨¦ har¨¢?¡±. Con otras palabras: si no se recompensa el arrepentimiento in extremis, todo el mundo explosionar¨¢. El argumento es a la vez sorprendente y no es absurdo. Si a quien no ha matado le condenan a lo mismo que al que ha matado, es decir, a la m¨¢xima pena, todos sentimos vagamente que hay algo que no encaja.
?Es suficiente para que Salah Abdeslam tenga una posibilidad de una condena menor, un poquito inferior a la cadena perpetua que todo el mundo le augura? ?Explica esta ¨ªnfima posibilidad que haya cambiado la imagen de combatiente receloso del Estado Isl¨¢mico, que ¨¦l reivindic¨® al principio del juicio, por la del t¨ªtere inmaduro que ocupa hoy el banquillo? Entre el orgullo y la prudencia, da igual elegir el orgullo si est¨¢s seguro de que no tienes nada que perder. Pero ?si no est¨¢s seguro? ?Si tienes una puertecita de salida? Desde el principio todo el mundo se pregunta: si Salah Abdeslam no hizo explotar su cintur¨®n, como estaba previsto, fue: 1) ?porque no funcion¨®? 2) ?porque tuvo miedo? En la primera versi¨®n es disculpable ¨Dseg¨²n los valores yihadistas¨D; en la segunda es digno de l¨¢stima, seg¨²n los valores de todo el mundo. Pero he aqu¨ª que en un recodo del interrogatorio, de golpe y porrazo, sin que siquiera se lo hagan repetir porque es tarde, desliza una tercera: que al ver en las terrazas a todos aquellos j¨®venes de su edad, que se le parec¨ªan, que al igual que ¨¦l se hab¨ªan puesto su camisa m¨¢s bonita y perfume por detr¨¢s de las orejas, sinti¨® por ellos una profunda empat¨ªa y renunci¨® a su proyecto. En esta ¨²ltima versi¨®n, no es ¨¦l quien se habr¨ªa salvado, sino que habr¨ªa salvado a los dem¨¢s. Es algo inverificable para siempre, pero como estrategia de defensa puede intentarse.
3. El road trip
En el mes de agosto de 2015, Salah Abdeslam viaj¨® a Grecia con su amigo Ahmed Dahmani, llamado G¨¦g¨¦, que debe a aquellas desdichadas vacaciones su comparecencia ante este tribunal. Porque eran vacaciones, dice Salah, y hay que ser muy retorcido para imaginar otra cosa. Los letrados Chemla y Rimailho, abogados de partes civiles, tienen esa mente retorcida. Piensan que este viaje era un recorrido de la ruta que seguir¨¢ el comando, dos meses m¨¢s tarde, entre Siria y B¨¦lgica. Para apoyar esta hip¨®tesis rastrean, hora por hora, la geolocalizaci¨®n del m¨®vil de Dahmani; el de Abdeslam, como por casualidad, permanece mudo desde que parten. 30 de julio, 16.13: alquiler del veh¨ªculo en Bruselas. 31 de julio, 2.45: parten de Bruselas; 8.45: control aduanero en Basilea; 15.22: llegada a Florencia. 1 de agosto, 19.30: embarcan en el ferry en Bari. 2 de agosto, 13.30: llegada a Patras. 4 de agosto, 18.00: parten de Patras. 5 de agosto, 9.30: llegada a Bari. 6 de agosto, 1.25: frontera suiza. Llegada a las 8.30 a Bruselas.
El efecto de esta lectura es tan c¨®mico como abrumador. ?A santo de qu¨¦ este viaje rel¨¢mpago en el que no ven nada? Abdeslam: ¡°Ten¨ªamos poco tiempo, poco dinero, hicimos un road trip, no tiene nada que ver con el Estado Isl¨¢mico¡±. ¡°?Pero qu¨¦ hicieron? ?Qu¨¦ hac¨ªan cuando paraban?¡±. ¡°Com¨ªamos pasta, fuimos a las islas¡±. ¡°?A qu¨¦ islas?¡±. ¡°No me acuerdo de los nombres¡±. ¡°De todas formas¡±, dice el presidente, ¡°es un poco raro dos d¨ªas de viaje a la ida y otros dos a la vuelta para quedarse solo dos d¨ªas all¨ª...¡±. ¡°Era mejor que nada. Usted seguro que tiene recursos para pagarse unas vacaciones m¨¢s lujosas, se?or presidente, pero nosotros no¡±. Si reproduzco este breve di¨¢logo es porque ilustra nuestros perennes cambios de perspectiva durante el juicio. Cuando escucho a las partes civiles, me parece evidente que este viaje apesta: el road trip, vaya broma. Llega el turno de la defensa. ?Qu¨¦ dice Olivia Ronen, la abogada de Abdeslam? Primero que los terroristas no siguieron esta ruta. Segundo, que es posible que, solo por divertirse, dos jovenzuelos atraviesen Europa pisando a fondo el acelerador y fumando un porro tras otro, con la m¨²sica a tope, sin hacer paradas, y que es una conclusi¨®n err¨®nea pensar en objetivos necesariamente funestos porque al pasar cerca de Florencia no visitaron los Uffizi. Al escuchar esto pienso: s¨ª, es posible. Bueno, no totalmente imposible. Como tampoco es totalmente imposible, al fin y al cabo, que Abdeslam haya desistido en el ¨²ltimo minuto de explosionarse por altruismo. (Pero, al instante siguiente, pienso: si era verdad, ?por qu¨¦ no lo dijo antes?)
4. ?El libro entero?
Por desprovista de gravedad que sea, en los dos sentidos de la palabra, Salah Abdeslam, sin embargo, al principio del juicio dijo una frase que se ha resaltado poco pero en la que pienso a menudo: ¡°Todo lo que dicen de nosotros, los yihadistas, es como si leyeran la ¨²ltima p¨¢gina de un libro. Lo que habr¨ªa que hacer es leer el libro entero¡±. Yo no s¨¦ de d¨®nde ha sacado esa imagen tan fuerte, pero es hasta hoy una de las dos respuestas que retengo a la pregunta regularmente formulada: ¡°?Qu¨¦ esperan de este juicio?¡±. La otra frase la pronunci¨® un superviviente del Bataclan, Pierre-Sylvain: ¡°Espero que lo que nos ha sucedido llegue a ser un relato colectivo¡±. Componer un relato colectivo, leer el libro entero, son dos ambiciones inmensas. Inalcanzables, sin duda. Pero estamos aqu¨ª para eso.
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