Luc¨ªa Lijtmaer contra la religi¨®n del amor
En ¡®Cauterio¡¯, la novela que publica este mi¨¦rcoles, la escritora demuestra con brillantez que el machismo es trasversal a todas las ideolog¨ªas y Madrid, un barrio de Barcelona
Tantos a?os de rivalidad simb¨®lica para al final descubrir que Madrid es un barrio de Barcelona. Mejor dicho, de la gran novela sobre Barcelona. La gran novela sobre cualquier sitio es la ballena blanca que persigue todo escritor con pretensiones. Lo curioso es que, a veces, terminan escribi¨¦ndolas los menos pretenciosos. O las menos pretenciosas.
Cuando en 2016 la feria del libro de Guadalajara (M¨¦xico) cumpli¨® tres d¨¦cadas, Vargas Llosa hizo balance y declar¨® que detectaba dos renuncias entre sus j¨®venes colegas: a hablar de pol¨ªtica y a escribir historias ambiciosas, totales, la gran novela del siglo XXI: americana, latinoamericana o layetana. Liliana Colanzi, solo cinco a?os mayor que la FIL, respondi¨® a esos argumentos sorprendi¨¦ndose de que el tema y la extensi¨®n siguieran siendo para algunos lo que define la ambici¨®n de una obra. La grandeza, replic¨®, est¨¢ hoy en revolucionar la sensibilidad, la forma o el punto de vista.
La novelista aplica una mirada corrosiva a los grandes temas, sean eternos o frescos del d¨ªa: Dios, el amor, el dinero, el nacimiento de Podemos o las muchachas de piel ¡°trasl¨²cida y rosada, del tono 32 de Max Factor¡±
Eso es justo lo que ha hecho Luc¨ªa Lijtmaer con Cauterio, que Anagrama publica este mi¨¦rcoles. Nacida en Buenos Aires en 1977, criada en Barcelona y afincada en Madrid (ese lugar en el que ¡°todo est¨¢ o acaba frito¡±), Lijtmaer construye un universo entero en apenas 200 p¨¢ginas. Lo construye y, lo que es m¨¢s importante, lo destruye. ?C¨®mo? Aplicando una mirada corrosiva a los grandes temas, sean eternos o frescos del d¨ªa: Dios, el amor, la muerte, el dinero, las redes sociales, el F¨®rum de 2004, el nacimiento de algo parecido a Podemos, Joan Clos y Manuela Carmena, el urbanismo clasista de sus dos ciudades, las falsas bodegas con suelo postizo de baldosa hidr¨¢ulica, las muchachas de piel ¡°trasl¨²cida y rosada, del tono 32 de Max Factor¡±, los ¡°treinta?eros profesionales¡± y los aliados de las causas justas: ¡°Un d¨ªa vienen tus amigos, habl¨¢is de la potencia feminista del nuevo partido y yo os sirvo el aperitivo¡±.
A trav¨¦s del mon¨®logo de dos mujeres ¨Duna se dirige al Alt¨ªsimo en torno a 1600; la otra, en la actualidad, a su exnovio¨D, la novela es un juicio sumar¨ªsimo tanto a la religi¨®n como a la fe laica en el romanticismo amoroso. Un juicio en el que son las v¨ªctimas las que imparten justicia (y no solo po¨¦tica). Aixa de la Cruz dijo haber escrito su impagable Cambiar de idea invocando uno de los modelos de la autobiograf¨ªa moderna: las confesiones de criminales que la Iglesia brit¨¢nica publicaba en el siglo XVIII con af¨¢n disuasorio. Luc¨ªa Lijtmaer evoca relatos orales de la misma ¨¦poca, ¡°los denominados cauterios¡±. Tal vez, avisa, ¡°ap¨®crifos¡±.
En su caso, la primera persona sirve para dar rienda suelta a una ficci¨®n sin filtros y con momentos hilarantes. Tanto el trepidante primer cap¨ªtulo (dedicado a imaginar una Barcelona anegada por el mar tras derretirse los polos) como el consagrado a la solter¨ªa son un derroche de humor digno del mejor Deforme Semanal, el podcast que Lijtmaer capitanea junto a Isabel Calder¨®n. Como el instrumento m¨¦dico que le da t¨ªtulo, Cauterio quema y cura. Y a veces, tambi¨¦n, porque hace re¨ªr, es un libro triste.
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