¡®Un h¨¦roe¡¯, otra soberbia pel¨ªcula moral de Asghar Farhadi

Verdad y mentira, bondad y maldad, acierto y yerro siempre son t¨¦rminos relativos en las pel¨ªculas de Asghar Farhadi. Cada una de sus criaturas, en un deambular por el mundo que no puede ser m¨¢s que cojitranco, suele acabar encontrando su lugar para mostrar no solo su punto de vista sino tambi¨¦n su verdad. Y es entonces cuando el espectador, que desde el inicio ve las historias del cineasta iran¨ª casi como jurado de un relato en el que parece estar obligado a dictar sentencia, cae en la cuenta de que la cuesti¨®n planteada es un problema irresoluble. Tanto como la vida misma y las personalidades que la conformamos, llenas de aristas y de huecos, de medias verdades y medias mentiras.

No hay certezas con Farhadi. ?nicamente grandes historias de gente a pie de calle con problemas m¨¢s o menos grandes que siempre se manifiestan enormes. Y que lo son porque as¨ª es la existencia: incomprensible. Un h¨¦roe, ganadora del Gran Premio del Jurado del ¨²ltimo festival de Cannes, es la ¨²ltima de ellas. Otro trabajo soberbio que a?adir a la carrera del director de, entre otras, A prop¨®sito de Elly (2009), Nader y Simin, una separaci¨®n (2011) y El viajante (2016), filmadas en su pa¨ªs; El pasado (2013), rodada en Francia, y Todos lo saben (2018), aqu¨ª en Espa?a.

En su base, el argumento de Un h¨¦roe es el siguiente: un hombre que est¨¢ en la c¨¢rcel por una deuda econ¨®mica dice haber encontrado un bolso lleno de monedas de oro durante un permiso de fin de semana. En principio, su idea es aprovechar el hallazgo para pagar una gran parte a su acreedor y que retire la demanda. Sin embargo, decide intentar encontrar a la due?a del bolso y de las monedas para devolv¨¦rselo. As¨ª contado, ni siquiera los verbos utilizados por este cr¨ªtico en la exposici¨®n del conflicto son los m¨¢s adecuados: sencillamente porque ninguno es el perfecto. Farhadi, mediante unas elipsis diab¨®licas que escamotean al espectador algunas de las tomas de decisiones, adem¨¢s de una cierta ambig¨¹edad en los di¨¢logos, que lo mismo pueden valer para definir a un hombre bueno y honrado que a un manipulador, coloca a la platea en la tesitura de no saber si poner la mano en el fuego por ese ser humano. Pero as¨ª es la vida en realidad: llena de omisiones en lugares donde no hemos estado, y con el punto de vista individual que hace que no seamos dioses que todo lo saben y todo lo ven desde arriba. Pese a que algunos, con su superioridad moral e intelectual como modo de desplazarse por el mundo, crean saberlo: los polic¨ªas y jueces de la calle y de las redes, que tan relevante papel juegan en las vidas p¨²blicas, y tambi¨¦n en esta pel¨ªcula.

Farhadi siempre llena sus guiones, casi como un arquitecto de la narrativa, de vertientes y meandros nuevos, dif¨ªciles de juzgar, pero apasionantes de ver y escuchar. El acto del protagonista y de su novia afecta tambi¨¦n a otros muchos personajes con los que manten¨ªan contacto o con los que se cruzan en su odisea. Hasta alcanzar la instrumentalizaci¨®n de la bondad, que de eso tambi¨¦n va nuestra historia. Obra sobre la lealtad, la nobleza y la dignidad, con la discriminaci¨®n de la mujer como punto de contacto continuo, Un h¨¦roe apela a Ladr¨®n de bicicletas desde el particular estilo de Farhadi: un cine fundamentalmente de palabra y de hechos, y no tanto de im¨¢genes, que te envuelve f¨ªsica y moralmente hasta hacerte dudar de todo. Incluso de ti mismo.