Sangre vienesa con Ucrania en el coraz¨®n
La directora Marin Alsop y el violonchelista Kian Soltani combinan el homenaje a las v¨ªctimas ucranias con un fin de fiesta vien¨¦s en su gira por Espa?a con la RSO Wien
¡°Queremos expresar nuestra solidaridad con la gente de Ucrania. Y tocaremos una canci¨®n popular ucrania cuyo t¨ªtulo es Bella Minka, debo partir¡±. Con estas palabras, que fueron interrumpidas por una tremenda salva de aplausos, el violonchelista Kian Soltani present¨® la propina que cerr¨® su actuaci¨®n, ayer en el Auditorio de Zaragoza. Estos d¨ªas, la sanguinaria ofensiva b¨¦lica de las tropas de Putin contra Ucrania ocupa un necesario espacio para el recuerdo y la solidaridad en cada escenario. Lo comprobaremos, a partir del pr¨®ximo martes en el Teatro Real, donde cada funci¨®n de El ¨¢ngel de fuego, de Prok¨®fiev, ser¨¢ precedida por el himno de Ucrania como muestra de apoyo.
Ya el pasado 5 de marzo, Soltani (Bregenz, 29 a?os) toc¨® unas variaciones sobre esta bella canci¨®n folcl¨®rica ucrania para violonchelo solo. Lo hizo como colof¨®n a su interpretaci¨®n del Concierto en la menor, de Schumann, en el Konzerhaus de Viena, acompa?ado por la Budapest Festival Orchestra que sustitu¨ªa a la Filarm¨®nica de San Petersburgo. Para esta primera gira espa?ola de la Orquesta Sinf¨®nica de Radio Viena (RSO Wien), bajo la direcci¨®n de su titular, la norteamericana Marin Alsop (Nueva York, 65 a?os), el violonchelista austro-iran¨ª ha optado por una versi¨®n para violonchelo con acompa?amiento de varios instrumentos de cuerda. En ella subraya su sencilla melancol¨ªa, pero tambi¨¦n se inspira en el arreglo de Ludwig van Beethoven, de 1816, que incluy¨® en su colecci¨®n de canciones folcl¨®ricas de varias latitudes titulada 29 Lieder verschiedener V?lker, WoO158, donde tambi¨¦n encontramos adaptaciones de dos boleros y de una tiranilla espa?ola. El momento result¨® tan emotivo como simb¨®lico, pues la letra de la canci¨®n popular, que en ucraniano se conoce como Un cosaco cabalg¨®, narra una estampa que vuelve a estar tristemente de actualidad. Un joven cosaco se despide de su amada cubierta de l¨¢grimas para marcharse a la guerra y ¡°proteger la frontera de los feroces enemigos¡±.
Este bello arreglo tambi¨¦n coron¨® la primera parte del concierto de la orquesta radiof¨®nica vienesa del pasado mi¨¦rcoles, 16 de marzo, en el Auditorio Nacional de Madrid. Y presumiblemente volver¨¢ a escucharse hoy viernes 18, en el Palau de la M¨²sica de Barcelona, ma?ana s¨¢bado, en el ADDA Auditorio de M¨²sica de Alicante y el domingo, en el Auditorio Kursaal de San Sebasti¨¢n, como parte de su gira con Iberm¨²sica. Una velada que se abri¨® con Heliosis, una composici¨®n estrenada el pasado 11 de marzo, y escrita por la joven compositora austr¨ªaca Hannah Eisendle (Viena, 30 a?os). Se trata de un espectacular estudio sinf¨®nico de unos seis minutos, impulsado por ritmos fren¨¦ticos y texturas t¨ªmbricas extremas, que pretende expresar en sonido las consecuencias f¨ªsicas y sensoriales de una insolaci¨®n.
La compositora explica su nueva obra en un breve y evocador pr¨®logo a la edici¨®n de la partitura en Doblinger. Un calor sofocante, sucio y pegajoso que abruma los sentidos, divide la mente y amenaza con perder el control, que la orquesta trata de ilustrar con im¨¢genes y sensaciones. Con esos sonidos que pintan el desierto en la cuerda por medio de diferentes t¨¦cnicas extendidas, pero especialmente por una pulsi¨®n r¨ªtmica variada e incesante que sobrecalienta al conjunto hasta convertirlo en una olla a presi¨®n a punto de explotar. Por el camino, la compositora no renuncia a combinar todo tipo de texturas que van desde el primitivismo de Stravinski hasta el sinfonismo norteamericano contempor¨¢neo, pasando por lo caribe?o y hasta por lo cinematogr¨¢fico. Alsop dirigi¨® una versi¨®n n¨ªtida y transparente de esta ecl¨¦ctica mezcla de sensaciones que permiti¨® especialmente el lucimiento de la secci¨®n de percusi¨®n del conjunto vien¨¦s.
Antes de la propina solidaria con Ucrania, Soltani fue el solista del Concierto para violonchelo en la menor, de Robert Schumann. Una composici¨®n l¨ªrica y oto?al, de 1850, que el violonchelista austro-iran¨ª enfoc¨® con una t¨¦cnica impecable y un asombroso control expresivo del color y el fraseo, a pesar de que su vibrato intensifique siempre m¨¢s el perfil raps¨®dico que el eleg¨ªaco. Ello hizo que decayese el inter¨¦s de su actuaci¨®n en el segundo movimiento, donde el solista canta a d¨²o con el primer violonchelo de la orquesta. Y elev¨®, por el contrario, el narrativo desarrollo del Nicht zu schnell inicial junto al apasionante recitativo de la transici¨®n al movimiento final. Alsop asegur¨® sobre el podio un acompa?amiento bien nutrido y fluido, aunque mucho menos espont¨¢neo y narrativo que el solista.
Tampoco arranc¨® bien la atm¨®sfera opresiva que abre el tel¨®n de la Sinfon¨ªa n¨²m. 7, de Anton¨ªn Dvo?¨¢k, en la segunda parte. Pero la directora corrigi¨® el rumbo, impreciso y dubitativo, ya en el desarrollo, y encar¨® con ¨ªmpetu la recapitulaci¨®n y la coda final. Ayudaron en su empe?o la renovada fortaleza de las trompas vienesas, con su variante aut¨®ctona que dispone de una mayor sonoridad y un mecanismo que asegura un mejor legato. Esto ¨²ltimo luci¨® en el poco adagio junto al viento madera o los violonchelos. Pero el scherzo son¨® demasiado rocoso y sin ese vuelo sabroso y pintoresco del compositor checo. Alsop compens¨® lo anterior en el finale, donde resalt¨® la riqueza de esta m¨²sica frente a puntuales nubarrones del conjunto. Escuchamos un inspirado tema en la mayor cantado por los violonchelos, un cl¨ªmax tempestuoso perfectamente cincelado en el desarrollo y una tensa recapitulaci¨®n idealmente armada para afrontar ese cambio del solemne re mayor al insospechado drama de la coda final. La orquesta radiof¨®nica vienesa se mostr¨® como un conjunto curtido en mil batallas que ha encontrado en la batuta ordenada y bien planificada de la directora americana un excelente revulsivo.
Y lo demostr¨® al final con dos regalos que evidenciaron la sangre vienesa del conjunto. Dos propinas que funcionaron como ideal fin de fiesta, al aunar pasado y presente. El primero fue un gui?o espa?ol: el Cachucha-Galopp, de Johann Strauss padre, una pieza de 1837 que compuso literalmente en una hora, aprovechando el furor que hab¨ªa causado en Viena la cachucha, una variante andaluza del bolero acompa?ada por casta?uelas, que hab¨ªa llegado desde Par¨ªs con las hermanas bailarinas Elssler. Y el segundo fue una de las piezas de la edici¨®n de 2013 del festival Wien Modern, el Pussy-(r)-Polka, del compositor salzburgu¨¦s Gerhard E. Winkler, una pieza alocada y un popurr¨ª de citas sarc¨¢sticas que pretende adaptar al presente los ritmos fren¨¦ticos de la polca r¨¢pida.
Tras la gira espa?ola de esta orquesta radiof¨®nica vienesa, y despu¨¦s de una gala a beneficio de las v¨ªctimas de Ucrania, que dirigir¨¢ Ivor Bolton, el conjunto volver¨¢ a actuar bajo la batuta de tres directoras de orquesta. Durante los meses de abril y mayo, Joana Mallwitz, Elim Chan y Marin Alsop alternar¨¢n con otros colegas masculinos. Todo un ejemplo de la normalidad que se est¨¢ empezando a instalar sobre el podio de las orquestas en buena parte del mundo. Y la normalidad nunca es noticia.
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