Crisis en el Ministerio de Cultura: deja su cargo la directora del Instituto de las Artes Esc¨¦nicas y de la M¨²sica

Amaya de Miguel deja el Instituto Nacional de Artes Esc¨¦nicas y de la M¨²sica (Inaem). La responsable del ¨¢rea que se encarga del teatro, la danza y la m¨²sica dentro del Ministerio de Cultura se lo ha comunicado ya al responsable de la cartera, Miquel Iceta. Pasar¨¢ a dirigir la Fundaci¨®n Montemadrid, que actualmente est¨¢ encabezada por el exministro Jos¨¦ Guirao, que precisamente fue quien la nombr¨® en el Inaem cuando fue designado en 2018. El que ha sido responsable de la instituci¨®n hasta ahora pidi¨® hace meses ser relevado y seguir¨¢ vinculado a la misma como asesor.

La crisis abierta en el ministerio por la salida de Amaya de Miguel ha obligado a Iceta a buscar un sustituto r¨¢pidamente y ha tirado de un hombre ya conocido en la casa, Joan Francesc Marco, que ya dirigi¨® el Inaem entre 1990 y 1995. Marco tiene 71 a?os, naci¨® en L¡¯Hospitalet de Llobregat (Barcelona) y es pr¨®ximo al ministro. Desde julio de 2021 ocupaba el puesto de asesor en el Gabinete de Iceta. Posteriormente fue concejal del Ayuntamiento de L¡¯Hospitalet y diputado provincial y pas¨® a formar parte del Gobierno de la Diputaci¨®n de Barcelona como diputado del ?rea de Cultura y presidente delegado del Institut del Teatre de Barcelona. Entre los a?os 2004 y 2007 fue consejero delegado del Teatre Nacional de Catalunya y en julio de 2008 fue nombrado director general de la Fundaci¨®n y el Consorcio del Gran Teatre del Liceu.

El pasado enero otro alto cargo del mismo organismo, Fernando Cer¨®n, que estaba al frente de la Subdirecci¨®n General de Teatro, dimiti¨® de su puesto por las ¡°dificultades¡± con las que se ten¨ªa que enfrentar ¡°a diario¡± para poder ejercer el trabajo, seg¨²n explic¨® en una carta. Fue relevado por Javier de Dios.

Durante los casi cuatro a?os que ha dirigido el Inaem, De Miguel ha transformado en gran parte sus unidades con varias sustituciones al frente de las mismas. Bajo su mandato, en los primeros meses cambi¨® a los directores del Centro Dram¨¢tico Nacional, la Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico, la Nacional de Danza o el Ballet Nacional. Nombr¨® para esos cargos a Alfredo Sanzol, Llu¨ªs Homar, Joaqu¨ªn de Luz y Rub¨¦n Olmo, respectivamente.

El hecho de que entre los elegidos no hubiera ninguna mujer ocasion¨® alguna pol¨¦mica, aunque en su mayor¨ªa fueron bienvenidos. Algunos de sus planes quedaron despu¨¦s interrumpidos por la pandemia. Planes de transformaci¨®n dentro de un organismo que quema a sus gestores por las trabas y una acumulada falta de flexibilidad administrativa que provoca muchas veces conflictos kafkianos. El Inaem es siempre la asignatura pendiente de cada gesti¨®n en Cultura, pero Amaya de Miguel ha podido estos a?os solventar algunos de sus m¨²ltiples males end¨¦micos. Su labor principal desde que se produjera la pandemia ha consistido en asegurar la vuelta a los escenarios en un contexto que ha golpeado y afectado de manera dram¨¢tica al sector de las artes esc¨¦nicas. La garant¨ªa del funcionamiento y la puesta en marcha de las programaciones de las unidades que dependen del Inaem ha sido su principal logro, sin que se hayan producido apenas inconvenientes en dos a?os de era covid.

De Miguel pasa ahora a dirigir la Fundaci¨®n Montemadrid, de la que depende La Casa Encendida o que tiene en proyecto la apertura del Palacio de la M¨²sica en la Gran V¨ªa de Madrid, que ser¨¢ su cometido principal en su nueva instituci¨®n. La trayectoria como gestora cultural en los ¨¢mbitos p¨²blico y privado la confieren una experiencia importante para el nuevo puesto. La gestora cultural fue antes directora del Centro Dram¨¢tico Nacional y la primera mujer al frente del Festival de Almagro. Fue tambi¨¦n productora en el ¨¢mbito del teatro y la televisi¨®n y encargada del departamento de relaciones institucionales y directora del Gabinete del presidente y el consejero delegado del Grupo Prisa.

El gran logro de la gesti¨®n de Amaya de Miguel al frente del Inaem es que consigui¨® la normalidad y la apertura sin sobresaltos en sus teatros cuando todo era anormal.