Linda Bostr?m Knausg?rd: ¡°La etiqueta de autoficci¨®n no te lleva a ning¨²n sitio¡±
La escritora sueca que aparece en los libros autobiogr¨¢ficos de su exmarido, Karl Ove Knausg?rd, toma la palabra y carga en su nueva novela contra los tratamientos de electrochoque a los que fue sometida
Publicar libros no es cosa para esp¨ªritus inquietos, escribe la sueca Linda Bostr?m Knausg?rd (Estocolmo, 49 a?os) en Ni?a de octubre. Ella sac¨® esta novela apenas dos a?os despu¨¦s de que terminasen sus estancias intermitentes en el sanatorio donde fue sometida a electrochoques entre 2013 y 2017 para sacarla de la depresi¨®n, un tratamiento que la escritora y poeta pone en cuesti¨®n desde la primera l¨ªnea de su relato. Su madre muri¨® dos semanas antes de que este libro se publicara en su pa¨ªs, luego hubo un viaje de promoci¨®n por Estados Unidos y una estancia de un par de meses en Londres, donde reside su exmarido y padre de sus cuatro hijos, antes de que la pandemia llegara y ella regresara a Estocolmo. ¡°Sent¨ªa que era importante contar esta historia. No se oyen muchas cosas de los pabellones psiqui¨¢tricos, son lugares escondidos. Ese era el marco en el que decid¨ª desarrollar la novela. No hab¨ªa una sola idea que guiara el proyecto, era m¨¢s que nada una rebeli¨®n frente a lo que ocurre en esos sitios, un tema que conozco a fondo¡±, explica en conversaci¨®n telef¨®nica el pasado jueves. ¡°Escribo sobre cosas que me han pasado, pero hay mucha ficci¨®n en la historia¡±. El libro acaba de ver la luz en espa?ol, editado por Gatopardo.
No es la primera vez que la enfermedad de Bostr?m aparece narrada en un libro. Su exmarido es el autor noruego Karl Ove Knausg?rd y escribi¨® sobre ello en la serie de novelas de autoficci¨®n Mi lucha, que lo convirti¨® en una celebridad literaria internacional. Pero esta vez ella toma la palabra. La narradora de Ni?a de octubre es madre de cuatro hijos, como ella, y cuenta su ca¨ªda en el abismo, el progresivo y doloroso distanciamiento de su pareja, tambi¨¦n novelista. ¡°Escribo sobre el sentimiento de culpa que sienten muchas madres que son internadas, no sobre mis hijos. Y no uso sus nombres. Eso es¡ bueno, yo nunca har¨ªa eso¡±, afirma. ¡°Uno tiene que cambiar cosas para tener m¨¢s libertad y encontrar m¨¢s ¨¢ngulos; no muestras toda tu verdad ¨ªntima, porque tienes que protegerte¡±.
En las p¨¢ginas de su libro, la descripci¨®n del tratamiento y del psiqui¨¢trico o la relaci¨®n con los guardianes y enfermeras van dejando paso a esos recuerdos que las corrientes el¨¦ctricas amenazan con borrar; memorias de infancia con un padre maniaco-depresivo que cae en picado y una madre actriz; estampas de adolescencia y primera juventud en las que la construcci¨®n de un personaje seguro de s¨ª mismo inspiran a la narradora. Su fragilidad se revuelve y torna en seguridad para escribir. ¡°A veces es as¨ª y es fant¨¢stico cuando ocurre, te coloca por encima de lo que atraviesas¡±, declara. ?La libertad a la hora de escribir tiene un precio alto? ¡°Tiene un coste, s¨ª. Cuando escribes y lo publicas es dif¨ªcil pensar que puedes trabajar luego en un nuevo proyecto. Cuesta y debe costar¡±.
Sobre su experiencia concreta de ser convertida en un personaje en libros ajenos prefiere no entrar, pero no elude hablar sobre el delicado equilibrio que implica escribir. ¡°No debes tener miramientos, y eso es doloroso¡±, dice. Y recuerda que a su madre no le gust¨® la figura materna, actriz como ella, que aparec¨ªa en su anterior novela, Bienvenidos a Am¨¦rica. ¡°Su retrato no era real, no era tan bueno como era ella, pero como escritor tratas de aportar otros elementos a la historia, no puedes ser educado con todos los personajes. Luego, al verte en la p¨¢gina te preguntas si esa persona realmente te conoc¨ªa. Como escritor esto es una cuesti¨®n ¨¦tica que es importante plantearse incluso frente a ti mismo, porque cuentas tambi¨¦n tu historia y puedes ser brusco contigo mismo. Es dif¨ªcil, pero tienes que poder hacerlo¡±.
Con lo que Bostr?m se muestra tajante es con la etiqueta de autoficci¨®n que tan en boga puso la obra de su exmarido: ¡°Eso siempre ha existido, todo el mundo ha escrito desde siempre sobre lo que ha experimentado y conoce. Llamarlo autoficci¨®n no te lleva a ning¨²n sitio¡±.
Criada entre bambalinas y formada como actriz, su educaci¨®n interpretativa de alguna manera ha tenido un papel muy importante en su escritura, a?ade, pues le ha permitido adoptar otras voces, jugar con la improvisaci¨®n, con la idea de que cualquier cosa tiene potencial dram¨¢tico. Nunca trabaja con un plan detallado, y en Ni?a de octubre reivindica el poder de toda escritura para conjurar recuerdos enterrados, esos que el tratamiento amenazaba con borrar: ¡°En la p¨¢gina una cosa te lleva a la otra y encuentras cosas que estaban perdidas¡±. Por ejemplo, la fascinaci¨®n que de peque?a le provocaron los movimientos juveniles de pioneros comunistas, y de ah¨ª el t¨ªtulo de la novela.
Pero en el centro de este libro hay un elemento de denuncia que la autora subraya con ah¨ªnco: ¡°El tratamiento electroconvulsivo se aplica en Suecia y otros pa¨ªses sin que haya mucha discusi¨®n sobre los efectos que tiene en el cerebro, y hab¨ªa algo un poco gozoso en escribir sobre los m¨¦dicos y las tonter¨ªas que dicen. Uno de los efectos secundarios que las electroconvulsiones pueden tener es la p¨¦rdida de la memoria, pero es un riesgo que les parece asumible con tal de acelerar el proceso. Muchos neurobi¨®logos no opinan lo mismo¡±.
Al considerar que la vida de Bostr?m estaba en peligro, el ingreso y el tratamiento que le aplicaron fueron forzosos. ¡°Deciden por ti, no est¨¢ en tu mano. Piensan que est¨¢ bien, y esto es c¨ªnico y extra?o, porque no merece la pena, se trata de tu cerebro¡±. Ese af¨¢n por ¡°corregir¡±, contin¨²a, se siente como un castigo. La zona en la que se aplican las corrientes el¨¦ctricas, donde aguardan los pacientes primero a ser sedados y m¨¢s tarde recuperan la conciencia, es lo que la protagonista llama ¡°la f¨¢brica¡±. Bostr?m lo explica: ¡°Es deshumanizador, hay tanta gente ah¨ª sentada y durmiendo, es como una factor¨ªa industrial¡±.
?La escritura tiene un efecto terap¨¦utico? ¡°Si encuentras la manera de empezar, te sorprendes a ti mismo, encuentras cosas que no sab¨ªas que estaban ah¨ª¡±, asegura. Y antes de despedirse cuenta que siempre sue?a con hacer algo completamente distinto, como una comedia, y r¨ªe al otro lado del tel¨¦fono.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.