Karl Ove Knausg?rd: ¡°La escritura me permite dejar de ser quien soy¡±
El escritor noruego publica las cuatro novelas que conforman ¡®Cuarteto de las estaciones¡¯ y da por concluido su trabajo de autoficci¨®n
Escribe Karl Ove Knausg?rd (Oslo, 53 a?os) que un rostro ¡°sabemos lo que expresa, si alegr¨ªa o dolor, sorpresa o indiferencia, empe?o o calma¡±. Las caras ocupan una entrada en la peculiar enciclopedia en la que el autor noruego se volc¨® tras terminar las seis novelas de Mi lucha, el extenso proyecto de autoficci¨®n con el que caus¨® furor y pas¨® a ser una de las estrellas m¨¢s rutilantes de la literatura internacional en el siglo XXI.
Knausg?rd entiende la importancia de verse las caras, y lo que un di¨¢logo puede ocultar porque, como escribe en otra de sus entradas, ¡°la conversaci¨®n en s¨ª suele tratar de algo muy distinto a lo que las palabras expresan¡±, pero ¨¦l no acaba de sentirse c¨®modo con las videollamadas. ¡°Crea un encuentro que no es real, me cuesta colocarme en esa situaci¨®n¡±, explica. As¨ª que la conversaci¨®n sobre los cuatro libros que integran su nuevo ciclo novel¨ªstico transcurri¨® este viernes por tel¨¦fono. Organizados en torno a las estaciones, los libros En oto?o, En invierno, En primavera y En verano acaban de publicarse en el sello Anagrama todos a la vez. El plan original en noruego fue que salieran a lo largo de un a?o y as¨ª ocurri¨® entre 2015 y 2016. Sobre su g¨¦nesis el autor recuerda: ¡°Despu¨¦s de publicar mi primer libro en 1998 pens¨¦ en hacer una especie de enciclopedia con entradas sobre las cosas que me fascinaban; textos que renunciasen al tono objetivo y expusieran mi mundo. Me inspir¨® el trabajo de Francis Ponge. Anot¨¦ el plan y lo guard¨¦ en un caj¨®n¡±.
Inmerso en el hurac¨¢n que estall¨® tras la publicaci¨®n de Mi lucha, decidi¨® retomar aquel proyecto y tambi¨¦n empezar un diario para la cuarta hija que esperaban ¨¦l y su esposa, Linda Bostr?m. ¡°Las dos cosas se acabaron fundiendo¡±, cuenta. Cada d¨ªa escribi¨® un texto breve sobre un objeto, con el compromiso de que no lo retocar¨ªa y que, pasara lo que pasara, seguir¨ªa adelante. Piojos, chicle, v¨ªboras, dolor, Flaubert o latas de conserva, labios genitales, meada; desde lo escatol¨®gico a lo po¨¦tico, desde lo mundano a lo corporal, todo encuentra su lugar en los dos primeros libros, que incluyen cartas a esa ni?a a¨²n no nacida. ¡°Quise cuestionar el valor que tienen las cosas, que consideremos algo asqueroso, precioso, quer¨ªa acabar con la jerarqu¨ªa, porque eso es algo que a?adimos nosotros, y que todas las cosas estuvieran al mismo nivel y fueran igual de importantes¡±, argumenta.
El tercer libro, En primavera, rompe con este esquema. Anne ya ha nacido y Linda est¨¢ ingresada con una fuerte crisis depresiva. En verano, dice el autor, ¡°incluye todo tipo de cosas¡±, vuelven las entradas de enciclopedia, tambi¨¦n entradas de su diario y, entreverada, una historia de amor en la Segunda Guerra Mundial que Knausg?rd oy¨® relatar a su abuelo.
Los lectores vuelven a encontrarse en Cuarteto de las estaciones con las historias de familia del autor, su padre autoritario, sus hijos peque?os, su hermano, tambi¨¦n con su soterrado humor, y con el tono po¨¦tico y el hiperrealismo que dignifica o eleva lo cotidiano y lo pueril. ?Los temas de un escritor siempre son los mismos? ¡°Cada escritor tiene un n¨²mero de asuntos en su vida, pero las diferencias de estilo, las normas o limitaciones que uno se marca elevan distintas cosas¡±, explica. Los asuntos que toca tienen una relaci¨®n estrecha con Mi Lucha, pero el punto de partida es otro, m¨¢s breve, menos denso. ¡°Quer¨ªa hacer algo distinto, quitar toda la psicolog¨ªa y volcarme en el mundo de fuera, no el interno. Sent¨ª que eso de alguna manera era equivalente a lo que hac¨ªan artistas visuales que pintan y describen el mundo¡±, cuenta. Por eso decidi¨® pedir a cuatro artistas (Anna Bjerger, Lars Lerin, Vanessa Baird y Anselm Kiefer) que ilustrasen un libro cada uno. Los dibujos permiten cortar las distintas secciones de cada libro.
Han transcurrido ya seis a?os desde que sali¨® En oto?o en Noruega y la vida del escritor ha dado un giro importante. Ahora reside en Londres lejos de la id¨ªlica casa que describe en el Cuarteto de las estaciones, con su nueva pareja, Michal Shavit, directora de la editorial Jonathan Cape y madre de su quinto hijo. ¡°Tampoco yo esperaba mudarme aqu¨ª, vine por amor, pero est¨¢ bien experimentar nuevos pa¨ªses y ciudades¡±, comenta. Sus dos ¨²ltimos libros, a¨²n in¨¦ditos en espa?ol, han supuesto un cambio hacia la ficci¨®n. ¡°En el ¨²ltimo hay nueve narradores distintos, no una sola persona, y esto abre la historia en muchas direcciones. Pero, aunque sea de otra manera, sigo usando mi experiencia y mi historia¡±, afirma.
La autoficci¨®n, asegura, es algo a lo que no volver¨¢. ¡°Ser¨ªa repetirme y para seguir escribiendo tengo que sentir que estoy en algo nuevo¡±, apunta. ¡°Escribir me provoca lo mismo que leer un buen libro porque te mete en otras maneras de pensar, te diluyes, te entregas. La escritura me permite dejar de ser quien soy, perderme, cuando lo hago no pienso mucho en m¨ª mismo. Aunque se trate de tu vida, luego cuando te vuelve ya impreso no eres t¨²¡±. Algo distinto, reconoce, es la exposici¨®n de la familia y de otros en sus libros.
Cita al polaco Witold Gombrowicz y c¨®mo cuando publicaba una nueva entrega de sus diarios dec¨ªa que tomaba un paso atr¨¢s hacia s¨ª mismo. En la serie Cuarteto de las estaciones Kanusg?rd reflexiona en varios momentos sobre Ingmar Bergman y, tras pasar unos d¨ªas en su isla, escribe que ¡°su obra se hab¨ªa hecho tan extensa que ¨¦l mismo hab¨ªa desaparecido dentro de ella, para convertirse en personaje de ficci¨®n¡±. ?Algo de eso le ha pasado tambi¨¦n a ¨¦l? ¡°Me sent¨ªa frustrado con la literatura y por eso escrib¨ª Mi lucha, porque quer¨ªa tratar de hacer algo real. Luego tuve que protegerme y cerrarme¡±, explica. ¡°Me interesa este asunto de qu¨¦ significa estar conectado con tu tiempo. Pensaba que esos libros iban solo de m¨ª y no esperaba que el p¨²blico los sintiera tan cerca, pero as¨ª era y los lectores ven¨ªan hablarme de sus vidas, no de la m¨ªa¡±. Aunque un autor quiera romper e ir por libre, lo cierto es que siempre, asegura Knausg?rd, su obra acaba conectada con el tiempo en que fue creada de alguna forma. ¡°Aunque escribas sobre granjeros en Suecia en el siglo pasado, el texto acaba estando conectado con este momento. La cuesti¨®n es que alguien no diga: ¡®?Eso es tan 2012!¡±.
El anhelo por el pasado cuando el futuro es incierto es otro de los temas que aborda, y algo que remite al estado de las cosas hoy. ¡°Walter Benjamin ya escribi¨® de esto, cada ¨¦poca sue?a con la siguiente, pero lo que no ve es lo que al final ocurre. Siempre imaginamos que habr¨¢ m¨¢s de lo que ya hay¡±, apunta, y menciona que en su ¨²ltimo libro dedica muchas p¨¢ginas al escritor ruso Nikolai Fiod¨®rov, quien vivi¨® obsesionado con la inmortalidad, el control de la naturaleza y la muerte, algo que conecta con Silicon Valley y el transhumanismo. Pero Knausg?rd rechaza la idealizaci¨®n del pasado: ¡°La nostalgia carece de verg¨¹enza, da igual lo duras o terribles que fueran las cosas, las transforma de manera que su recuerdo transmite una sensaci¨®n agradable¡±.
Se agot¨® el tiempo de la entrevista, pero en sus libros hay m¨¢s respuestas y una clara declaraci¨®n de intenciones: ¡°Todo el conjunto de cosas que hay en una casa, todo el sentido que crean las relaciones en una familia, todo el significado en el que vive todo el mundo es invisible, escondido no por la oscuridad sino por la luz de lo indiferenciado¡±. Knausg?rd decidi¨® marcar esas diferencias.
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