Puerto Rico exhibe m¨²sculo cultural tras la pandemia con un gran congreso de escritores latinoamericanos
La isla celebra la literatura en castellano en su primera convocatoria internacional, a la que han acudido entre otros la espa?ola Rosa Montero, la colombiana Pilar Quintana, la cubana Karla Su¨¢rez y la boricua Mayra Santos-Febres
Durante tres d¨ªas, el municipio aut¨®nomo de Caguas, localidad cercana a San Juan de Puerto Rico, se ha convertido en capital de la literatura en espa?ol. Tras el par¨¦ntesis de la pandemia, un tiempo en el que la literatura fue una tabla de salvaci¨®n para millones de personas, escritores, libreros y lectores han vuelto a encontrarse, algunos por primera vez en dos a?os, para celebrar la comuni¨®n de la literatura. Una veintena de autores de Per¨², M¨¦xico, Puerto Rico, Cuba, Colombia, Rep¨²blica Dominicana y Espa?a participan en el I Congreso Internacional de Escritores que se celebra en la isla, para celebrar la palabra en espa?ol y la profesi¨®n de fe de sus adeptos. Todo un gesto en una isla que tiene el ingl¨¦s como idioma cooficial -Puerto Rico es Estado libre asociado de EE UU-, pero que siente, vive y sue?a en espa?ol.
La espa?ola Rosa Montero, que ha presentado en el congreso su ¨²ltima novela, El peligro de estar cuerda (Seix Barral), subray¨® el denominador com¨²n de todos los escritores del mundo que han sido, antes que nada, lectores. ¡°Por primera vez en mi vida no pude leer nada durante los primeros 15 d¨ªas de la pandemia, pegada a la televisi¨®n, a las noticias; nos quedamos todos colgando, s¨®lo pendientes de la informaci¨®n. Pero leer nos salva. ?Qui¨¦n no se ha sentido menos solo en la vida por un libro? La lectura es el gran talism¨¢n de la vida¡±, ha dicho Montero este martes en el primer debate del congreso, un entretenido di¨¢logo con su amiga y colega Mayra Montero, que arranc¨® buenas carcajadas del p¨²blico.
¡°La lectura es una experiencia de soledad absoluta; el lector piensa que es el ¨²nico lector sobre la faz de la tierra, y a la vez es una lucha contra la soledad. En ese sentido, es un espacio de supervivencia¡±, dijo Eduardo Lalo, uno de los escritores puertorrique?os m¨¢s notorios; una reflexi¨®n que subraya el renovado significado de la lectura: c¨®mo ayud¨® a millones de personas en todo el mundo a sobrellevar el confinamiento. El agujero negro de la pandemia, que a punto estuvo, por culpa de los rebrotes del virus, de frustrar el encuentro, ha sobrevolado el certamen como un mal sue?o, esos de los que tambi¨¦n est¨¢ hecha la literatura. ¡°Todo el mundo estaba dispuesto a asistir, hab¨ªa verdaderas ganas de reencontrarse tras la pandemia¡±, se?ala la escritora puertorrique?a Helen Sampedro. ¡°Tras dos a?os encerrado, no me perder¨ªa por nada del mundo la sensaci¨®n de estar aqu¨ª¡±, afirma el cuentista dominicano Pedro Antonio Valdez.
Las dos Montero, que comparten apellido por casualidad, tienen claro, como otros tantos cientos de miles de escritores en el mundo, qu¨¦ elegir¨ªan si debieran optar entre la escritura y la lectura: ¡°Dejar de leer es la muerte instant¨¢nea, es vivir en un mundo sin ox¨ªgeno¡±, dijo Rosa Montero. ¡°Leer, leer todo lo que ten¨ªa a mano, sin orden ni concierto; sin gu¨ªa, con desorden, cuando era ni?a, me convirti¨® en escritora¡±, se?al¨® la autora de origen cubano, afincada en Puerto Rico.
¡°Emociona ver a un pueblo con sed de cultura¡±, dijo William E. Miranda, alcalde de Caguas, en la salutaci¨®n. ¡°Constatar la importancia que tiene la cultura en nuestras vidas cotidianas, no s¨®lo en el caso de los escritores, tambi¨¦n entre los estudiantes, los profesores, los libreros¡±. La conferencia, a la que este diario ha asistido invitado, est¨¢ dedicada a Norberto Gonz¨¢lez, quien desarroll¨® la red de librer¨ªas en la isla, aunque hoy los lectores se duelen de la desaparici¨®n de tantas.
¡°Un escritor es ante todo un superlector. Yo puedo dejar de escribir pero no de leer¡±, explic¨® Lalo. ¡°Uno como lector se da cuenta de lo que puede obrar un texto, no hay efecto m¨¢s transformador que leer¡±. El premio R¨®mulo Gallegos en 2013 por su novela Simone se?al¨® que ¡°la ficci¨®n literaria no es una forma de fantas¨ªa, sino una profundizaci¨®n en la realidad, un ahondamiento en la realidad. La ficci¨®n es una superrealidad: los lectores sabemos lo que el personaje no sabe¡±, explic¨®, no sin subrayar el amenazante problema de la incomprensi¨®n lectora: lectores que responden airados porque la ficci¨®n no se acomoda a lo que esperan, o a sus creencias, como el caso de una alumna de un curso de creaci¨®n literaria cuyo padre, pastor evang¨¦lico, protest¨® por la elecci¨®n de un cuento de contenido er¨®tico. Una queja cercana a los excesos de la correcci¨®n pol¨ªtica que pretende reescribir cuentos infantiles o desde?a autores por anacronismos. Pedirle a la literatura que nos confirme, o nos d¨¦ la raz¨®n, dijo el autor puertorrique?o, es imposible, ¡°porque la literatura, como todas las obras art¨ªsticas, trabaja con los extremos de la condici¨®n humana¡±.
El escenario del Congreso no es casual: un pa¨ªs castigado por huracanes, terremotos y una crisis pol¨ªtica y financiera como Puerto Rico -oficialmente parte de EE UU en t¨¦rminos administrativos- que celebra su identidad en torno a la literatura en castellano. El patrocinio del Instituto Cervantes, que no tiene delegaciones en pa¨ªses de habla hispana, es indicadora del inter¨¦s de la convocatoria. Como se?alaron varios participantes, el papel de la lengua espa?ola en la construcci¨®n de la identidad de Puerto Rico es definitorio. ¡°No hay mejor raz¨®n para escribir que enmendar la plana a otros, acabar de contar la historia que cuentan otros. La de una sociedad traspasada por las violencias, incluida la del colonialismo duro que vivimos, que siempre supone una usurpaci¨®n de la palabra¡±, concluy¨® Lalo.
En el escenario del Centro de Bellas Artes de Caguas se mezclan estos d¨ªas voces y acentos diversos para reflejar aspectos de la realidad latinoamericana, su memoria m¨¢s reciente o las cuentas pendientes de la historia: la participaci¨®n de los cubanos en la guerra de Angola, en la novela El hijo del h¨¦roe de Karla Su¨¢rez; la violencia de g¨¦nero como germen de todas las violencias, incluida la violencia de las FARC, pero tambi¨¦n la de la selva, contada por la novelista colombiana Pilar Quintana, que recibi¨® el premio Alfaguara en 2021 por su novela Los abismos. Tambi¨¦n la raza como factor silenciador de la literatura caribe?a, escrita por afrodescendientes como la boricua Mayra Santos-Febres (¡°en la casilla de raza de los documentos [de EE UU] no figura ninguna que me represente, que nos represente a los afrocaribe?os o afrodescendientes¡±); o, en fin, la iniciaci¨®n literaria, en una casa sin libros, estimulado por el consumo de obritas p¨ªas y de porno, del cuentista Valdez. Sin olvidar la literatura infanto-juvenil -hay muchos escolares entre el p¨²blico, muy preguntones- y la funci¨®n y la tarea de las escuelas de creaci¨®n en la forja de un autor.
Puerto Rico, como protagonista de su propia historia, a¨²n no ha podido explicarse. Sus autores, y los del entorno, lo intentan estos d¨ªas en el vergel amable de Caguas.
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