Franco, ese inagotable fil¨®n editorial
Historiadores y estudiosos coinciden en que la proliferaci¨®n de libros sobre el dictador se explica porque representa una etapa que se cerr¨® en falso y por la falta de archivos sobre el personaje y su legado
Franco no desaparece. Ah¨ª contin¨²a ocupando un puesto relevante en las novedades de las librer¨ªas. Ya sea para analizar la historia de su imagen, desde la forjada por sus aduladores hasta los que hoy lo han convertido en carne de memes; o con obras que se interrogan sobre su legado en la sociedad espa?ola actual; o para compararlo con el pr¨ªncipe que dibuj¨® Maquiavelo; rastrear en su pol¨ªtica exterior hacia los jud¨ªos durante el Holocausto o, fronteras adentro, desentra?ar la siniestra actividad de su polic¨ªa secreta. ...
Franco no desaparece. Ah¨ª contin¨²a ocupando un puesto relevante en las novedades de las librer¨ªas. Ya sea para analizar la historia de su imagen, desde la forjada por sus aduladores hasta los que hoy lo han convertido en carne de memes; o con obras que se interrogan sobre su legado en la sociedad espa?ola actual; o para compararlo con el pr¨ªncipe que dibuj¨® Maquiavelo; rastrear en su pol¨ªtica exterior hacia los jud¨ªos durante el Holocausto o, fronteras adentro, desentra?ar la siniestra actividad de su polic¨ªa secreta. El militar que lider¨® la victoria de los sublevados en la Guerra Civil, que acumul¨® cargos sin precedentes, dictador durante 36 a?os, se mantiene como un fil¨®n inagotable para editoriales e historiadores casi 47 a?os despu¨¦s de su muerte.
En las ¨²ltimas semanas, una decena de libros se ocupan de Franco o del franquismo. No es la primera ocasi¨®n en que proliferan t¨ªtulos sobre el dictador. ¡°Sucedi¨® tras su muerte, aunque eran hagiogr¨¢ficas; a los 10 a?os del fallecimiento, momento en que empezaron a o¨ªrse voces cr¨ªticas; en el centenario de su nacimiento [1992]¡¡±, dice por tel¨¦fono la historiadora Matilde Eiroa San Francisco, de la Universidad Carlos III. Sin embargo, este a?o no hay ninguna efem¨¦ride. ¡°Ha vuelto a hacerse m¨¢s presente desde su exhumaci¨®n [octubre de 2019], con visiones nuevas, y todo ello amplificado por las redes sociales¡±, a?ade Eiroa, que acaba de publicar Franco, de h¨¦roe a figura c¨®mica de la cultura contempor¨¢nea (Tirant Humanidades), un original enfoque en el que expone c¨®mo se vio al personaje ¡°primero durante la dictadura, en libros, peri¨®dicos, pel¨ªculas, carteles¡ y luego el modo en que la sociedad lo acogi¨® desde su muerte¡±.
Eiroa, doctora en Historia Contempor¨¢nea, subraya que ¡°un factor reciente que se ha sumado a la visi¨®n de Franco es el humor, con internet como detonante, que le ha despojado de los atributos de superhombre de los relatos halagadores¡±. ¡°En la Red encontramos tanto espacios que analizan con rigor ese pasado como los continuadores de la propaganda, que han manipulado su biograf¨ªa, construyendo un imaginario de salvador de la patria. Me alarma que desde hace unos a?os haya autores que propagan un enfoque neofranquista, que repite el relato de la dictadura¡±.
?Por qu¨¦ siguen interesando las publicaciones sobre Franquito, como le llamaban en Marruecos al comienzo de su carrera militar? ¡°Porque vende¡±, afirma con rotundidad ?ngel Vi?as por tel¨¦fono. ?l lo sabe bien porque quiz¨¢s sea uno de los historiadores que m¨¢s ha escrito sobre el personaje, aunque no una biograf¨ªa. Seguramente la m¨¢s completa sea la de Paul Preston, de 1993. Vi?as, que ha prologado el libro de Eiroa, a?ade otro motivo: ¡°La Guerra Civil es el hecho fundamental en la historia de Espa?a del siglo XX y quienes la ganan imponen una dictadura de casi cuarenta a?os, que fue dulcific¨¢ndose, pero en la que hubo siempre represi¨®n. Desde la muerte de Franco los historiadores nos hemos dedicado a indagar, y eso hay mucha gente a la que no le gusta porque en Espa?a no ha habido una desfranquistizaci¨®n, al contrario de lo que pas¨® en Alemania con Hitler. Saber qu¨¦ pas¨® es un derecho¡±, explica el autor de obras como El primer asesinato de Franco, La otra cara del Caudillo o La conspiraci¨®n del general Franco.
Esa es una de las razones por las que el personaje mantiene su atracci¨®n para el sector editorial, seg¨²n Gonzalo Pont¨®n, editor, historiador y ensayista: ¡°?Por qu¨¦ al morir no se produjo una rendici¨®n de cuentas como en Italia o Alemania?¡±, escribe por correo electr¨®nico. Pont¨®n fund¨® la editorial Cr¨ªtica en 1976, meses despu¨¦s del fallecimiento del dictador el 20 de noviembre de 1975, y la dirigi¨® durante tres d¨¦cadas. ¡°Los mayores siguen haci¨¦ndose preguntas como ?por qu¨¦ un general tan titubeante ante el golpe de Estado lleg¨® a ser en tres meses a general¨ªsimo de los ej¨¦rcitos y jefe del Gobierno? ?C¨®mo consigui¨® establecer una dictadura de casi 40 a?os?¡±. Pont¨®n prepara un libro, para el pr¨®ximo a?o, sobre el franquismo, dirigido a los j¨®venes, porque lamenta la ignorancia de los adolescentes sobre esa etapa.
Tampoco la personalidad de Franco lo pone f¨¢cil a los historiadores. Eiroa, vocal del Centro Documental de la Memoria Hist¨®rica (CDMH), en Salamanca, dependiente del Ministerio de Cultura, a?ade que se trata de ¡°un personaje desconcertante en muchas facetas, del que intentamos desentra?ar todos sus perfiles, y adem¨¢s cada generaci¨®n se hace sus propias preguntas¡±.
Como sucede con la de Pablo Alc¨¢ntara, nacido en 1992, historiador, autor de La Secreta de Franco (Espasa), un estudio de la Brigada Pol¨ªtico Social (BPS) del r¨¦gimen. ¡°Fue uno de los pilares del aparato de represi¨®n, dedicado a detener a militantes antifranquistas¡±, contesta por wasap. En su obra, Alc¨¢ntara detalla los m¨¦todos de tortura y, muy interesante, ¡°las relaciones internacionales de la BPS con la Gestapo y la CIA¡±. Con la primera fue ¡°fundamental, porque las polic¨ªas espa?ola y nazi llegaron a acuerdos de cooperaci¨®n¡±. Mientras que la CIA ¡°fue importante para que la BPS se modernizara y aprendiera nuevas t¨¦cnicas de tortura¡±. ¡°Agentes de la BPS viajaron a EE UU para aprender en cursos de sus servicios secretos. Ser¨ªa interesante estudiar m¨¢s a fondo c¨®mo ve¨ªa Franco los movimientos opositores estudiantil y obrero, y c¨®mo prepar¨® las diferentes leyes represivas¡±.
?C¨®mo se puede llegar a poner luz en lo que a¨²n est¨¢ en la oscuridad? Para Eiroa ser¨ªa importante ¡°conocer archivos de personajes como el general Mola [cabecilla del golpe del 18 de julio de 1936, que muri¨® en accidente de avi¨®n en junio de 1937], que no se sabe muy bien d¨®nde est¨¢n, o el de Serrano Su?er [cu?ado de Franco y ministro de Exteriores], que dar¨ªan claves de su gesti¨®n pol¨ªtica¡±. A estos a?ade Vi?as ¡°los propios papeles de Franco, los que pudo quedarse su familia y que no est¨¢n en la Fundaci¨®n Nacional Francisco Franco¡±. Pont¨®n abunda en la cuesti¨®n: ¡°Sabemos que una parte de la documentaci¨®n primaria fue escamoteada y ocultada¡±.
Otro libro reciente es el de la arquitecta alemana Julia Schulz-Dornburg, ?D¨®nde est¨¢ Franco? (editorial Tres Hermanas), que apunta a un legado franquista muy concreto, las nueve estatuas ecuestres del dictador que hay por Espa?a (en almacenes, no expuestas al p¨²blico). ¡°No fue dif¨ªcil saber d¨®nde estaban, pero s¨ª fue casi imposible acceder a ellas por las dificultades administrativas¡±, declara por tel¨¦fono. ¡°Mi libro es un diario del viaje para localizarlas, pero tambi¨¦n una reflexi¨®n, me pregunto si esta situaci¨®n cambiar¨¢, porque no se sabe qu¨¦ hacer con las estatuas, nadie quiere tomar la responsabilidad¡±.
Ensayista que reside en Espa?a desde hace 30 a?os, asegura que ¡°Franco sigue ah¨ª, a veces se le ve m¨¢s, otras menos¡±, y lamenta que la memoria hist¨®rica haya levantado tanta polvareda. ¡°Es porque el pasado se cerr¨® en falso y hasta que eso no se resuelva, con afectados por tener antepasados muertos en cunetas, seguiremos as¨ª. Hay ya generaciones en Espa?a que han nacido en democracia, que exigen una relectura de lo sucedido¡±.
Alc¨¢ntara coincide con Schulz en que el inter¨¦s por conocer ese pasado se debe ¡°a que las heridas no se han cerrado, y los luchadores antifranquistas siguen sin ser reconocidos institucionalmente¡±. A ello, este historiador suma, por ejemplo, ¡°la impunidad que gozaron con la Transici¨®n y en plena democracia miembros de la BPS¡±.
De otros legados menos materiales se ocupan dos ensayos m¨¢s. La revoluci¨®n pasiva de Franco (Harper Collins), en el que Jos¨¦ Luis Villaca?as Berlanga, catedr¨¢tico de Filosof¨ªa en la Universidad Complutense, establece un paralelismo entre la teor¨ªa pol¨ªtica de Maquiavelo y las actuaciones de Franco. El t¨ªtulo del libro se refiere al ¡°liberalismo autoritario que configur¨® al r¨¦gimen¡±, en el que se permitieron ciertas libertades econ¨®micas, o en otros ¨¢mbitos, las precisas para mantener el Estado franquista. Tambi¨¦n destaca, en l¨ªnea con otros consultados, el pragmatismo pol¨ªtico que caracteriz¨® a Franco: ¡°?l buscaba construir un nuevo Estado y en cada momento fue eligiendo a la m¨¢s poderosa del baile: Hitler, el Vaticano, EE UU, De Gaulle¡¡±.
Para Villaca?as, el general ¡°merece un juicio moral muy negativo, en el que deber¨ªamos coincidir todos los espa?oles¡±. Y, por otro lado, ¡°hay que evaluar su obra, porque ¨¦l y sus ¨¦lites han determinado la realidad que vivimos¡±. El profesor Villaca?as cita los tres pilares de esa herencia: ¡°El Estado administrativo, como las leyes del poder judicial, de reglamentos arcaicos, para controlar el Ejecutivo. Luego, un capitalismo vinculado a grandes empresas del Estado y, tercero, una ciudadan¨ªa despolitizada, sin conciencia de que debe ser mejorable el r¨¦gimen¡±. En su libro analiza a Franco como ¡°un condotiero, un se?or de la guerra que se convirti¨® con el tiempo en un pr¨ªncipe civil¡±. Villaca?as sostiene que tantas publicaciones sobre Franco tienen que ver, en parte, con ¡°la necesidad de toda una generaci¨®n de satirizar al personaje, un signo de compensaci¨®n por el sufrimiento causado¡±.
El otro ensayo es Franco desenterrado (editorial Pasado & Presente), en el que el hispanista holand¨¦s Sebastiaan Faber entrevista a historiadores, pensadores y periodistas para saber si el franquismo sigue presente en ¨¢mbitos de la sociedad espa?ola y si Espa?a necesita una segunda transici¨®n que ponga al franquismo en su sitio. Mientras que en Franquismo de carne y hueso (Publicacions de la Universitat de Val¨¨ncia), la investigadora Gloria Rom¨¢n se ocupa de un asunto poco conocido de la dictadura, los conatos de rebeli¨®n que hubo en zonas rurales, una investigaci¨®n que intenta acabar con el t¨®pico de que el campo se someti¨® al nuevo orden sin rechistar.
Asimismo, la pol¨ªtica exterior franquista genera investigaciones. La actitud ante la shoah es el tema del volumen editado por Enrique Moradiellos, de la Real Academia de la Historia, El Holocausto y la Espa?a de Franco (Turner). Este historiador explica que ¡°Franco es un inc¨®modo espectro que no puede ser anulado como si no hubiera existido¡±. ¡°A los fantasmas del pasado hay que exorcizarlos para recluirlos en la historia. Su conocimiento es la emancipaci¨®n m¨¢s segura¡±. Moradiellos muestra en el libro, junto a otros dos historiadores, c¨®mo Franco cambi¨® su posici¨®n ante la ¡°cuesti¨®n jud¨ªa¡± a tenor de c¨®mo evolucionaba la guerra mundial. ¡°Hubo ambig¨¹edad, contradicciones y adaptaci¨®n pragm¨¢tica al contexto¡±.
Tambi¨¦n de lo sucedido en el conflicto mundial y algo m¨¢s adelante se ocupa Estados Unidos, Alemania, Gran Breta?a, Jap¨®n y sus relaciones con Espa?a entre la guerra y la postguerra (1939-1953), de la Universidad de Comillas, con aportaciones de cinco historiadores, incluido el coordinador, Joan Maria Thom¨¤s. Se aborda el momento en que Franco pudo ver en peligro su permanencia en el poder por el reflujo de lo ocurrido con Hitler y Musolini. Para que la pol¨ªtica de EE UU fuera favorable se recurri¨® a pagos a un lobista, sobornos, un contrato con un bufete¡ Al final, lo que el dinero no consigui¨®, lo logr¨® la Guerra Fr¨ªa, que convirti¨® a Espa?a en el amigo anticomunista de Washington.
Aunque la sombra de Franco siga entre nosotros, para Matilde Eiroa lo que en ning¨²n caso debe ser vigente ¡°es su legado ideol¨®gico, porque es antidemocr¨¢tico¡±, algo que no parecen entender los nost¨¢lgicos del r¨¦gimen.