Parte del pasado
La derrota de la dictadura fue la Constituci¨®n, no la exhumaci¨®n de Franco
Los restos del dictador Francisco Franco han sido exhumados este jueves en presencia de una veintena de allegados y trasladados al cementerio de Mingorrubio, en El Pardo, para recibir nueva sepultura. Culmina as¨ª un largo proceso en el que los tribunales han allanado el camino para proceder a la reubicaci¨®n de los restos, desestimando las razones alegadas por los herederos para impedirlo. A partir de este momento, el mausoleo levantado en el paraje de Cuelgamuros con el trabajo forzado de presos comunes y pol¨ªticos responde con m¨¢s rigor al escalofriante nombre con el que lo bautiz¨® la dictadura: la presencia de los restos del dictador, celebrados en una construcci¨®n que concibi¨® como farisaico homenaje a los ca¨ªdos en una guerra que ¨¦l mismo hab¨ªa desencadenado, confund¨ªa en un ¨²nico espacio a las v¨ªctimas con su m¨¢s destacado victimario.
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La decisi¨®n adoptada en su momento por el Gobierno de Pedro S¨¢nchez, y solo ejecutada ahora a consecuencia de los retrasos provocados por los recursos legales interpuestos por la familia, no ha contado con la oposici¨®n expl¨ªcita de ning¨²n grupo parlamentario, a excepci¨®n de la ultraderecha que se reivindica como anacr¨®nica continuadora del franquismo. Tampoco la jerarqu¨ªa cat¨®lica ha respaldado la posici¨®n del prior de la bas¨ªlica en cuyo interior se encontraban los restos, que se opon¨ªa a la exhumaci¨®n. M¨¢s all¨¢ de los matices de forma expresados por algunos grupos pol¨ªticos de la oposici¨®n, el alto grado de acuerdo sobre el fondo de esta iniciativa demuestra que la dictadura es efectivamente historia, parte de un pasado que nada tiene en com¨²n con el presente.
El traslado de los restos del dictador pone fin a la contradicci¨®n simb¨®lica con la que ha convivido el sistema instaurado por la Constituci¨®n de 1978, sin que, por lo dem¨¢s, estuviera nunca en cuesti¨®n su naturaleza inequ¨ªvocamente democr¨¢tica. Por intensas que fueran las emociones de quienes conocieron la dictadura ante las escenas de la exhumaci¨®n en Cualgamuros, conviene no perder la perspectiva de lo que Espa?a fue bajo el franquismo y hacer justicia a lo que es bajo la Constituci¨®n. Este jueves no se libraba una batalla contra la dictadura y, por tanto, tampoco es ahora cuando resulta derrotada. Porque su derrota, su aut¨¦ntica derrota, no fue simb¨®lica sino real, y tuvo lugar cuando el voto abrumadoramente mayoritario de los espa?oles respald¨® en 1978 la Constituci¨®n que sigue vigente y que instaur¨® un Estado social y de derecho, radicalmente opuesto al levantado a sangre y fuego tras la Guerra Civil.
La exhumaci¨®n de Franco es el primer paso imprescindible para abordar una resignificaci¨®n del mausoleo que solo ser¨¢ completa cuando deje de ser lo que el franquismo quiso que fuera, un valle funerario, un cementerio que no debi¨® acoger a ning¨²n muerto porque nadie debi¨® morir por la causa por la que fue construido. Ni el fundador de la Falange, Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera, ni tampoco los miles de v¨ªctimas cuyos restos hicieron el camino inverso al que este jueves recorrieron los del dictador, solo que sin respetar la voluntad de las familias y sin proceder con todas las garant¨ªas legales que reconoce un sistema democr¨¢tico como el vigente hoy en Espa?a.
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