¡®Red Rocket¡¯, gran cr¨®nica de un p¨ªcaro del sue?o americano

Aunque Red Rocket no llegue a alcanzar la altura de su anterior filme, The Florida Project (2017), el director estadounidense Sean Baker vuelve a demostrar por qu¨¦ es uno de los grandes cronistas de su pa¨ªs y del reverso del llamado sue?o americano, ese lugar sin nombre que se asienta al pie de inhumanas autopistas. Baker, adem¨¢s de un observador sensible e inteligente de esas cunetas del sistema de su pa¨ªs, ha sabido integrar como pocos los nuevos formatos del audiovisual en su mirada, con un talento y humanidad capaces de revertir en una po¨¦tica de lo urgente cualquier fe¨ªsmo o trazo grueso. Su manera de captar desde formatos caseros las subculturas de su pa¨ªs apelan a un lenguaje del que Baker logra extraer una nueva lectura de la Am¨¦rica profunda. Sin caer en sordideces gratuitas, Baker nos revela brotes de vida que emergen de la basura pop de sus pel¨ªculas, ese mapa de lugares y alimentos de pl¨¢stico en el que suelen nadar sus historias y personajes.

Red Rocket es la historia de un p¨ªcaro contempor¨¢neo en la era de la victoria de Donald Trump. Un actor de cine porno interpretado por una exestrella del cine porno (Simon Rex es todo un descubrimiento) que regresa a casa con las manos vac¨ªas despu¨¦s de fracasar en series de cuarta en Los ?ngeles. Baker vuelve a extraer oro de sus int¨¦rpretes, actores naturales o desconocidos. Su cr¨®nica de este caradura que se aprovecha de todo el mundo da pistas de ese pa¨ªs polarizado que encuentra respuestas a su frustraci¨®n en las mentiras de un televisor infernal que nunca se apaga. La manera de rodar dentro de la casa de la mujer y la suegra del protagonista, ambas adictas y pobres; la ingenuidad sonrosada de su joven amante o esa tienda de donuts a la que acuden los personajes como quien va a la plaza del pueblo, conforman una realidad s¨®rdida que Baker mira de frente, con empat¨ªa y sin juzgar a nadie. Aunque su h¨¦roe sea un simp¨¢tico impresentable.