¡®Cinco lobitos¡¯: el gozo y el tormento de ser madre en una pel¨ªcula prodigiosa

Por en¨¦sima vez en los ¨²ltimos d¨ªas, a esa joven madre con su beb¨¦ en brazos le asaltan las l¨¢grimas y la desaz¨®n, y se excusa con la suya: ¡°Perdona, mam¨¢¡­ No s¨¦ qu¨¦ me pasa¡±. Lo que sigue, la r¨¦plica de la madre y abuela a ese llanto y a esa disculpa, es una de las grandes frases de una pel¨ªcula formidable llena de ellas. Una l¨ªnea de guion tan sencilla como profunda, cargada de sentido com¨²n y de rotundidad, de experiencia y de ternura, que quiz¨¢ resuma todo el relato, que quiz¨¢ defina una naturaleza: ¡°Pues de todo, hija, te pasa de todo¡­ Qu¨¦ te va a pasar¡±. De todo. No puede haber m¨¢s. Tampoco menos. Cinco lobitos, prodigioso debut de Alauda Ruiz de Az¨²a, que la dirige y la ha escrito en solitario, es una historia para amar y so?ar. Tambi¨¦n para reflexionar. Una pel¨ªcula sobre todos nosotros, pero, sobre todo, sobre las madres, acerca del volc¨¢n de emociones que supone ser madre.

Ruiz de Az¨²a muestra en su ¨®pera prima un infinito rosario de cualidades, que adem¨¢s tienen tanto que ver con el fondo como con la forma: talento, gusto, hondura, trabajo, sentido del humor, humanismo, ternura, crudeza, criterio, verdad. No parece casualidad que, junto a la emoci¨®n del relato en s¨ª, la pel¨ªcula contenga una hermosa fotograf¨ªa cargada de matices, obra de Jon D. Dom¨ªnguez: tenue de luz en los interiores, de textura con lev¨ªsimo grano, con rotundos colores, preciosa sin ser preciosista, demostrando que la imagen del cine social no tiene que ser particularmente fea, como en tantas otras pel¨ªculas, en demasiadas, jugando siempre con la profundidad de campo, cort¨ªsima, junto a una puesta en escena en la que Ruiz de Az¨²a y Dom¨ªnguez juegan con el foco (adelante o atr¨¢s) mientras sus miradas como artistas son tambi¨¦n las nuestras, observadores de unas vidas que no son sino las de cualquiera.

Tampoco es casualidad que la banda sonora de Aranzazu Calleja (como Dom¨ªnguez, en principio, fuera de los nombres m¨¢s conocidos en su sector) sea tan bonita y serena, tan apegada a la historia que apenas se note, que reluzca entre las emociones sin comerse las im¨¢genes ni los textos. Y, en fin, que el cuarteto de int¨¦rpretes principales est¨¦ sencillamente perfecto, conformando unos personajes de poli¨¦drica humanidad; buenas gentes que a veces cometen errores; que se quieren, pero que tambi¨¦n se hartan a veces, porque tienen motivos (o no), y porque no son santos sino personas, y los santos no son personas sino simplemente santos. Padres y madres, j¨®venes y mayores, con los que identificarse en su alegr¨ªa y en su dolor, en sus frases rotundas y discretas, en sus actitudes, a veces acogotadas, otras de rotundo car¨¢cter. Laia Costa (¡°Y recuerdo que no eras muy cari?osa¡­¡±), Susi S¨¢nchez (¡°?Igual puedes ponerle un bozal al perro, eh!), Ram¨®n Barea (¡±?Detergente, y toallitas!¡±) y Mikel Bustamante (¡°No me cuesta porque te quiero¡±) sueltan frases memorables como estas, que quiz¨¢ ahora no les digan nada, pero que quedar¨¢n en su cabeza cuando vean la pel¨ªcula, que te taladran.

En sus cortometrajes, Ruiz de Az¨²a ya hab¨ªa dejado pistas de su talento para aunar comicidad y afecto. Solo hay que disfrutar los primeros minutos de Lo importante (se puede ver en Vimeo), de 2006, con Antonio Resines como entrenador de un equipo de f¨²tbol de ni?os mientras da explicaciones a un cr¨ªo gordito sobre por qu¨¦ no juega, para ver lo que tiene dentro la autora. Una bendita capacidad para unir lo ¨ªntimo y lo universal, lo dram¨¢tico con un deje c¨®mico sobre lo graciosa que puede ser la vida, sobre lo absurdamente c¨®mica en medio del desastre. Frases sueltas, apenas palabras, que entran como un soplo de aire fresco en el instante en que parece que todo se hunde. Conciencia del tormento y el gozo que puede ser la familia, ser madre, ser hija, querer y que te quieran. Y es que a las madres, en fin, les pasa ¡°de todo¡±.