Luis Paret, el pintor que tuvo la mala suerte de coincidir con Goya

Cuando alguien es tan sobresaliente y extraordinario como Francisco de Goya (Fuendetodos, 1746 - Burdeos, 1828), parece que la fuerza de su talento hubiera sido la ¨²nica en su tiempo, que su brillantez hubiera quemado el terreno en el que otros hubieran podido hacer crecer su obra. Pero Goya no estuvo solo ni su voz es la ¨²nica que explica el siglo XVIII en su totalidad. Su coet¨¢neo m¨¢s relevante fue Luis Paret (Madrid 1746-1799), artista apodado como el cronista espiritual de una ¨¦poca, que cont¨® influido por el rococ¨® franc¨¦s (el Watteau espa?ol) y mucho colorido en miniaturas. La Biblioteca Nacional hab¨ªa dado cuenta del talento de Paret como dibujante y el Bellas Artes de Bilbao hab¨ªa mostrado su dominio del paisaje, pero lo que hoy inaugura el Museo del Prado es la m¨¢s completa antol¨®gica que se le ha dedicado al artista madrile?o hasta la fecha. En dos salas cuelgan unas 80 pinturas procedentes de los fondos del museo y de numerosas colecciones p¨²blicas y particulares. Patrocinada por Axa, permanecer¨¢ abierta hasta el 21 de agosto.

Minutos antes de la inauguraci¨®n oficial este lunes por la ma?ana, el presidente del patronato del museo, Javier Solana, daba un tranquilo paseo ante cada una de las obras de la exposici¨®n, unas telas llenas de colorido que destacan sobre paredes grises. ¡°No conoc¨ªa a este artista y me ha parecido extraordinario. Me he enamorado de ¨¦l¡±, confes¨® durante la presentaci¨®n.

Miguel Falomir reflexion¨® sobre la muestra: ¡°Esta exposici¨®n se alinea en la tendencia de presentar aspectos novedosos de la historia del arte. Paret es un gran cronista social que nos permite conocer c¨®mo se ha construido la narrativa espa?ola del siglo XVIII. Visto de golpe, parece la obra de un OVNI que se ha posado en el museo. Narra historias cargadas de sofisticaci¨®n, elegancia, cosmopolitismo y humor. Pero tuvo la desgracia de coincidir con un gigante de la historia del arte occidental, que encima le sobrevivi¨® 20 a?os. Paret muri¨® a los 53, en 1779, mientras Goya trabajaba en Los Caprichos, la celeb¨¦rrima serie de grabados con la que satiriz¨® a la nobleza y al clero¡±.

Gudrun Maurer, conservadora de pintura del siglo XVIII y de Goya del museo, ha sido la encargada de organizar una exposici¨®n que corre en paralelo a los sucesos personales que sufri¨® el artista. La experta recuerda que Paret era hijo de una familia pudiente, de padre franc¨¦s y madre espa?ola. A los 10 a?os consigui¨® ingresar en la Real Academia de San Fernando. En 1763 el infante don Luis se fij¨® en su trabajo y decidi¨® tomarlo bajo su tutela pag¨¢ndole tres a?os de estudios en Roma. Esos favores fueron su suerte y tambi¨¦n su castigo porque, seg¨²n se detalla en el catalogo, la relaci¨®n del artista con el infante tuvo un final desastroso en 1775, cuando se le acus¨® de procurar mujeres j¨®venes a su regio mecenas y Carlos III lo desterr¨® de Madrid. Vivi¨® tres a?os exiliado en Puerto Rico, y en 1778 regres¨® a Espa?a y se estableci¨® en Bilbao, donde permaneci¨® hasta 1789, un tiempo que aprovech¨® para llevar al lienzo espectaculares paisajes de los mares del norte de Espa?a, muy presentes en la exposici¨®n.

Gudrun Maurer afirma que se han conseguido reunir las obras esenciales del artista. Destaca Baile en m¨¢scara, La Puerta del Sol, Las hijas de Paret, Vista de Bermeo o El anuncio del ¨¢ngel a Zacar¨ªas, y un extraordinario conjunto de sus dibujos, como el de An¨ªbal haciendo sacrificios en el templo de H¨¦rcules en C¨¢diz. Dividida en nueve apartados, la exposici¨®n incluye una secci¨®n en la que se re¨²nen exquisitos dibujos coloridos que fueron realizados por Paret para el Gabinete de Historia Natural del infante don Luis, una muestra de su inter¨¦s por la ciencia en conexi¨®n con la burgues¨ªa europea.

La parte central contiene retratos y autorretratos con los que se?ala el paso del tiempo desde Bilbao a Madrid. Cuando se pinta a s¨ª mismo no duda en mostrar sus sentimientos. La comisaria se?ala el retrato que se hizo durante su destierro en Puerto Rico, donde no solamente se pint¨® como j¨ªbaro en 1776, sino tambi¨¦n, 1777, como un personaje cargado de melancol¨ªa y de tristeza. El detallado recorrido por sus 33 a?os de producci¨®n art¨ªstica se cierra con un bello cuadro inacabado del Jard¨ªn Bot¨¢nico visto desde el paseo del Prado.