Una genialidad literaria convertida en danza
El trabajo de la canadiense Crystal Pite muestra sus amplios recursos en ¡®Revisor¡¯, una original y compleja adaptaci¨®n del cl¨¢sico de Nikolai Gogol ¡®El inspector¡¯
'Revisor'
Dirección y coreografía: Crystal Pite (con Jonathon Young). Escrita por J. Young. Música: Owen Belton, A. Juliani y Meg Roe. Escenario: Jay Gower. Luces: Tom Visser. Vestuario: Nancy Bryant. Compañía Kidd Pivot. Sala Roja. Teatros del Canal. Hasta el 4 de junio.
La obra escogida por Crystal Pite (Terrace, 1970) y Jonathon Young (Richmond Hill, 1973) es una de esas genialidades que de vez en cuando aparecen en la literatura a las que siempre se le puede echar la culpa de todo, sea lo que sea. Nikolai Gogol escribi¨® El inspector (en castellano es absurdo usar la palabra ¡°revisor¡± en este caso; la obra tambi¨¦n se reconoce como El inspector general o El inspector del gobierno) seg¨²n una an¨¦cdota que al parecer le cont¨® Alexander Pushkin. Era 1836, una de las tantas veces que Rusia agonizaba sobre s¨ª misma. Gogol es tan actual y pertinente que asusta; no se precisa ni cambiar las comas, y esa pieza ha encandilado y motivado a muchos otros creadores de diferentes ¨¢reas y ¨¦pocas, como al compositor Werner Egk, que en 1957 estren¨® su ¨®pera c¨®mica y ¨²nica Der Revisor, hoy pr¨¢cticamente olvidada; durante el estalinismo, mucho de este escritor estaba mal visto. Para el propio Stalin, Gogol era da?ino y reaccionario, y siempre pon¨ªa el ejemplo de su ¡°huida¡± a Roma tras el esc¨¢ndalo de El inspector. En la ¨¦poca de la reforma inmediatamente posterior a la Revoluci¨®n de Octubre en Rusia, los escritores, dramaturgos y poetas encontraron en Gogol, y especialmente en El inspector, un canon de inconformidad, un modelo. Meyerhold y Mayakovski lo veneraban; Bulgakov lo us¨® de fuente casi hasta imitarlo a la letra.
La compa?¨ªa Kidd Pivot ha cumplido 20 a?os y es el laboratorio ¡ªno tan secreto¡ª de Pite. Ella viaja por el mundo y triunfa en Royal Ballet, la ?pera de Par¨ªs y el Nederlands Dans Theatre de La Haya, pero vuelve a Vancouver a recapitular y generar materiales. La f¨®rmula que acompa?a el fraseo gestual y bailado del di¨¢logo conductor de Revisor, a veces teatral y a veces monologal, simplemente r¨ªo verbal, es arcaizante y en el panorama de la danza espa?ola tuvimos un buen ejemplo en quienes exploraron esa senda en profundidad: el Teatro de La Danza, que nace en 1977 de la mano de Luis Olmos, Antonio Llopis y Leda Berriel; ellos basaron su experimento en el apoyo del di¨¢logo y la palabra sumado a la acci¨®n bailada. Hoy, la tecnolog¨ªa suple algunas particularidades de la exposici¨®n, pero se los recuerda inmediatamente. Teatro de La Danza a¨²n existe.
No puede asegurarse que Revisor sea una ¨®ptima carta de presentaci¨®n para la Crystal Pite core¨®grafa, sin restar m¨¦rito alguno a la producci¨®n, su inventiva y su calidad de danza. Se trata de una consideraci¨®n de otro orden, m¨¢s del terreno de la est¨¦tica. Pite es b¨¢sicamente una core¨®grafa de ballet contempor¨¢neo, esa es la ra¨ªz principal de su estilo y de su trayectoria. Es verdad que est¨¢ en medio el teatro, la palabra, el texto como un apoyo recurrente. Pite parece tener un fondo de invenci¨®n inagotable, usando la elocuencia t¨¦cnica de sus artistas. Revisor, en su perfume ambiental, puede por momentos recordar La Tempestad (2011, revisada en Sadler¡¯s Wells de Londres en 2014 como The Tempest Replica, ya con m¨²sica tambi¨¦n de Owen Belton), con esa textura tensa y tr¨¢gica, de cierto tenebrismo umbroso y lacerante. No es f¨¢cil ni complaciente lo que se ve; en Revisor, a su manera, hay un Pr¨®spero buscando su paz.
Intelectualmente depurado, el lenguaje corporal se abre paso y finalmente domina el cuadro pl¨¢stico. Pite no es nada fr¨ªa en el tratamiento de los acentos y la definici¨®n de sus materiales coreogr¨¢ficos; ella maneja con demostrada solvencia tanto el gran grupo como la escala media y la individual, que es precisamente este caso: Revisor usa ocho artistas eficaces y maduros, muy hechos y d¨²ctiles. El espect¨¢culo discurre con un ritmo sostenido que es dif¨ªcil en s¨ª mismo: trama y dramaturgia maridan con la explosi¨®n f¨ªsica, su desbroce expresivo, y todo aquello debe funcionar con precisi¨®n de metr¨®nomo.
La obra tiene dos secciones claramente diferenciadas: de la tragicomedia al coro f¨ªsico, lo que no debe llevar a conclusiones apresuradas al espectador. Hay una especie de ep¨ªlogo recapitulador donde la voz hace de cuaderno de bit¨¢cora, la voz de una mujer (la narradora, la core¨®grafa), se abre a exponer su duda y su traza, la relata con frases cortas y directas y libera la danza, la reordena seg¨²n un canon o arte po¨¦tica propio, hace expandirse la lectura corporal siguiendo la idea de un¨ªsono y de circularidad.
Babelia
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