¡®El insoportable peso de un talento descomunal¡¯: Nicolas Cage se r¨ªe de s¨ª mismo como salvador de la hija del presidente de Catalu?a

Tras entrar su carrera en una ¨²ltima deriva autopar¨®dica en la que, con independencia de las pel¨ªculas en s¨ª, lo esencial son sus tics interpretativos, sus inconfundibles gritos, sus caras de concentraci¨®n o de estre?imiento y unos papeles directamente pensados y escritos para su abracadabrante personalidad, a Nicolas Cage todav¨ªa le faltaba un ¨²ltimo reto: interpretarse a s¨ª mismo, a Nicolas Cage, actor en declive art¨ªstico pero con una legi¨®n de fan¨¢ticos en medio mundo, en una de sus habituales pel¨ªculas de acci¨®n, aunque de tono par¨®dico. Lo que no esper¨¢bamos los espectadores espa?oles es que lo hiciera en una producci¨®n estadounidense ambientada en Mallorca, y que su personaje, o sea, ¨¦l mismo, tuviera como misi¨®n liberar a la hija del presidente de Catalu?a, secuestrada por unos narcos mientras disfrutaba Con Air con su novio en el sof¨¢. El insoportable peso de un talento descomunal, el acabose.

El art¨ªfice de tama?a idea es el estadounidense Tom Gormican, director y coguionista, que ha compuesto un trabajo autorreferencial repleto de gui?os y explicitudes a otros t¨ªtulos de Cage, incluyendo unas conversaciones de este consigo mismo, pero en una versi¨®n m¨¢s juvenil gracias al maquillaje y a la peluquer¨ªa: la ya sobreactuada y fabulosa de Coraz¨®n salvaje, de David Lynch, flequillo al viento, movimientos espasm¨®dicos de estrella del rock. Sin embargo, Gormican est¨¢ muy lejos de tener el talento de Charlie Kaufman, el escritor y director que coloc¨® a Cage a hablar con su versi¨®n gemela en una historia de cine dentro del cine, la formidable Adaptation. El ladr¨®n de orqu¨ªdeas (2002), y que ya antes hab¨ªa orquestado la obra que, en principio, puede tener m¨¢s paralelismos relacionados con la autoflagelaci¨®n de un actor con respecto a su propia carrera y a su estilo: C¨®mo ser John Malkovich (1999). Aquellas eran dos obras posmodernas cargadas de ideas visuales, de narraci¨®n y de concepto. El insoportable peso de un talento descomunal es una broma. Una bufonada con un par de momentos divertidos y otros cuantos, de sonrojo, que ¨²nicamente interesar¨¢ a los admiradores del histrionismo interpretativo, vital y conceptual de Nic Cage. Si acaso.

¡°Este t¨ªo es una puta leyenda¡±, dice, en espa?ol, el novio de la hija del presidente de la Generalitat tras terminar Con Air, y unos segundos antes de que unos criminales asalten su sal¨®n. La teor¨ªa autorreferencial ha alcanzado cotas m¨¢ximas en el cine de Cage durante la ¨²ltima d¨¦cada y media, de saldo en saldo, pero con puntuales trabajos de inter¨¦s dentro de ese personal engranaje (Como perros salvajes, Mandy). Al actor ganador de un Oscar por Leaving Las Vegas es dif¨ªcil encontrarle una equiparaci¨®n en la historia del cine, y solo Jean-Claude Van Damme se acerc¨® en la metaling¨¹¨ªstica JCVD (2008) a algo semejante a lo ejercitado por Cage en la presente pel¨ªcula. Aunque, yendo mucho m¨¢s atr¨¢s, quiz¨¢ pueda vislumbrarse un cierto parecido con otro icono cultural que acab¨® sus d¨ªas disfrazado de s¨ª mismo y estirando hasta la extenuaci¨®n su trayectoria como mito, en su caso, del terror: Bela Lugosi. Como Cage, con cuatro gestos caracter¨ªsticos.

Comedia de acci¨®n con toque reconcomido (¡°debi¨® ser bonito haber sido una estrella¡±, le llega a decir un personaje a Cage), y sin visos pol¨ªticos pese al asunto de la hija del president, El insoportable peso de un talento descomunal lo dice todo ya desde su elefanti¨¢sico t¨ªtulo. Es un disparate de espionaje para la cuadrilla, que seguramente jalear¨¢ cada mueca del actor, cada uno de sus alaridos, cada aparici¨®n de Paco Le¨®n como mafioso descontrolado (y gracioso), y hasta el hecho de que el personaje de Pedro Pascal, un ricach¨®n capaz de pagar un mill¨®n de d¨®lares por la aparici¨®n de Cage en su cumplea?os, se llame nada menos que Javi Guti¨¦rrez. Ver a Nic intentando pronunciar la jota espa?ola de Javi puede valer una entrada. O no.