La exposici¨®n del a?o en Washington (para Kamala Harris)
La National Gallery de Washington clausura su muestra sobre la di¨¢spora afroatl¨¢ntica con cifras r¨¦cord de visitantes y la bendici¨®n de la vicepresidenta: ¡°Es una ocasi¨®n hist¨®rica¡±
Como el resto de la Humanidad, los responsables de la National Gallery de Washington pensaron que deb¨ªan salir mejores de la pandemia. As¨ª que cuando la joya de la corona del arte en la Capital Federal reabri¨® en la primavera de 2021 sus puertas, cerradas durante un largo a?o, se impusieron como objetivo diversificar su discurso. El museo, como el resto de los centros del pa¨ªs, hab¨ªa despertado s¨²bitamente en la era del Black Lives Matter con una pila de deberes raciales pendientes.
Entre otras medidas, contrataron a Kanitra Fletcher como conservadora asociada de arte afroamericano y de la di¨¢spora africana. Est¨¢ encargada de velar por la representaci¨®n de la creaci¨®n negra en la venerable instituci¨®n. Tambi¨¦n es la comisaria de la excursi¨®n estadounidense de la muestra Afro-Atlantic Histories, que viene del Museu de arte de S?o Paulo, donde fue todo un acontecimiento en 2018. La parada en Washington llega este fin de semana a su fin convertida en un ¨¦xito de cr¨ªtica y p¨²blico: seg¨²n los c¨¢lculos de la National Gallery, ha acogido a unos 140.000 visitantes, lo que la convierte en ¡°una de las que mayor inter¨¦s ha generado en los ¨²ltimos a?os¡± .
A ello pudo contribuir la vicepresidenta Kamala Harris, la primera mujer y la primera persona no blanca en llegar tan alto en Estados Unidos. En su visita a la exposici¨®n celebr¨® la ¡°ocasi¨®n hist¨®rica¡±. ¡°Y lo es, precisamente, porque esta es una historia que raramente se escucha en nuestras escuelas o se expone en nuestros museos¡±, dijo ante la directora de la instituci¨®n, Kaywin Feldman, la primera mujer al frente del barco en sus ocho d¨¦cadas de historia. Esta muestra es el primer proyecto enteramente suyo desde que accedi¨® al cargo en 2019.
La propuesta aspira a replantear la historia de la di¨¢spora de los esclavos y sus consecuencias sociales y culturales a trav¨¦s de 130 obras de arte y documentos de entre el siglo XVII y ayer mismo provenientes de los continentes africano, americano y europeo.
En S?o Paulo, la exposici¨®n fue m¨¢s amplia. Parte del trabajo de Fletcher, que viene del Museo de Bellas Artes de Houston, donde la muestra recal¨® antes, estuvo en adaptarla a las circunstancias de cada lugar. ¡°En Washington, por ejemplo, le hemos dado un relieve especial a las obras que estaban en nuestra colecci¨®n, y que, en algunos casos, se han adquirido en los ¨²ltimos tiempos con esa idea de hacer m¨¢s diversa la National Gallery¡±, explica la comisaria en una conversaci¨®n telef¨®nica. Entre ellas, destacan la escultura Figura de poder (2017), del puertorrique?o Daniel Lind-Ramos, y la pieza Ntozahke II, (Parktown) (2016), mural fotogr¨¢fico a partir de un archivo digital de Zanele Muholi, un autorretrato que ha convertido a la artista sudafricana en una presencia ubicua estos meses en la ciudad.
Ambas ingresaron este a?o en una colecci¨®n permanente en la que un 92% de las piezas llevaba, seg¨²n calcul¨® The New York Times en mayo de 2021, la firma de un hombre, y el 97% era obra de un artista, hombre o mujer, blanco. ¡°Hay mucho trabajo por hacer¡±, explica Fletcher, ¡°para lograr que el museo haga justicia a su apelativo de nacional¡±. Y no solo a ese: el hogar de la Casa Blanca es una ciudad mayoritariamente negra, como saben los fans del grupo de funk Funkadelic, autores de la canci¨®n Chocolate City. As¨ª se conoc¨ªa a Washington en los a?os setenta, cuando lleg¨® a tener un 70% de poblaci¨®n afroamericana. Hoy, seg¨²n los datos del censo de 2020, ese porcentaje ha ca¨ªdo al 40,91%, debido a la gentrificaci¨®n, entre otros motivos. En torno al 11,26% de sus 689.000 habitantes son hispanos, y el 4,81%, asi¨¢ticos.
Fletcher est¨¢ especialmente orgullosa de que la exposici¨®n haya ocupado un espacio en el ala oeste, en el edificio antiguo del museo, que data de 1937 y atesora las joyas de la colecci¨®n, una asombrosa sucesi¨®n de obras maestras hasta el siglo XIX que incluye leonardos, vermeers, monets y murillos de primera categor¨ªa. Una muestra de este tipo habr¨ªa estado destinada normalmente al ala este, donde aguarda el arte moderno y contempor¨¢neo (y los rothkos, calders y barnett newmans tambi¨¦n quitan el hipo), al abrigo de la exquisita ampliaci¨®n de I. M Pei, que hizo historia de la museograf¨ªa en su inauguraci¨®n en 1978.
A Place to Call Home (Africa America Reflection), un mapa de dos metros de altura de acero inoxidable del artista estadounidense Hank Willis Thomas, otra compra reciente, da la bienvenida a los visitantes a Afro Atlantic-Histories y a un continente en el que ?frica y Norteam¨¦rica est¨¢n unidos a la altura de Panam¨¢. En esa misma sala, el plano de un barco esclavista de 1789 establece el tono de un discurso de la propuesta, en el que todo, las ¨¦pocas y los medios, est¨¢ mezclado, y el arte contempor¨¢neo convive con los lienzos criollos del siglo XVIII y las pinturas de modernistas afroamericanos como Alma Thomas, Jacob Lawrence o Aaron Daniels.
El resultado ofrece una visi¨®n transnacional de la experiencia del negro estadounidense complementaria a las lecturas del reci¨¦n inaugurado Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana, la ¨²nica instituci¨®n del Smithsonian (todas son gratuitas) en la que el visitante tiene que reservar para garantizarse el acceso, y al 1619 Project, que propone retrasar el inicio de la historia de Estados Unidos de 1776 a la llegada del primer esclavo a Point Fort (Virginia), a unos 300 kil¨®metros de la National Gallery. La muestra que ahora echa el cierre en Washington ofrece argumentos para reconsiderar tambi¨¦n eso.
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