El sol ayuda a poner fecha a la construcci¨®n del Dolmen de Menga
Gracias al carbono 14 y la dataci¨®n por luminiscencia, una investigaci¨®n data el origen del monumento entre el 3.800 y 3.600 a. C., mil a?os antes que Stonehenge
La fecha de construcci¨®n del Dolmen de Menga, en Antequera (M¨¢laga) ha bailado con frecuencia. Hasta principios del siglo XXI se pensaba que el recinto, declarado Patrimonio Mundial por la Unesco en 2016, fue levantado en la Edad del Cobre, hace unos 5.000 a?os. Las tesis recientes fueron adelantando su origen, pero sin demasiadas certezas. Un grupo de investigadores ha dedicado siete a?os de trabajo a conseguir establecer el momento m¨¢s aproximado posible de la edificaci¨®n gracias a tres m¨¦todos de dataci¨®n cient¨ªfica que han aclarado que el monumento megal¨ªtico se levant¨® entre el 3.800 y 3.600 antes de Cristo, en el Neol¨ªtico. ¡°Hab¨ªa bastante confusi¨®n al respecto y ahora hemos dado un paso de gigante porque los datos son robustos y concluyentes¡±, relata satisfecho Leonardo Garc¨ªa Sanju¨¢n, catedr¨¢tico de Prehistoria de la Universidad de Sevilla, quien ha liderado la primera investigaci¨®n dirigida espec¨ªficamente a conocer esa fecha. Sus resultados se publicar¨¢n a finales de agosto en la revista especializada Quaternary Research, editada por la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido.
No ha sido f¨¢cil conseguir datos fiables que sustenten la conclusi¨®n de este amplio trabajo. Bien lo saben Garc¨ªa Sanju¨¢n, el ge¨®logo griego Constantin Athanassas y la doctora en F¨ªsicas Alicia Medialdea, responsable del laboratorio de Dataci¨®n por Luminiscencia del Centro Nacional de Estudios de la Evoluci¨®n Humana (CNIEH) de Burgos. A oscuras y tras excavar m¨¢s de un metro, se dedicaron a extraer materiales escondidos bajo el principal pilar sobre el que se sustenta la cubierta del dolmen, que pesa 170 toneladas. Buscaban min¨²sculos cristales de cuarzo entre el relleno original de la cavidad, porque desde que se coloc¨® sobre ellos la gran roca, dejaron de recibir luz. Y es justo lo que permite, ya en el laboratorio, medir cu¨¢nto tiempo ha pasado desde entonces gracias a la t¨¦cnica de luminiscencia por estimulaci¨®n ¨®ptica. ¡°Tomamos 10 muestras y tres han dado resultados positivos muy concluyentes¡±, sostiene Medialdea.
Esta dataci¨®n ha permitido establecer una fecha de construcci¨®n del megalito entre los siglos 39 y 37 a. C., el tiempo que llevaban esos cuarzos sin ver la luz. Sin embargo, no era suficiente. Los investigadores necesitaban m¨¢s datos para corroborarlo y realizaron una segunda aproximaci¨®n. Lo hicieron estudiando huesos de animales y restos de material carbonizado recogidos del t¨²mulo del dolmen ¡ªel sustrato que le rodea y cubre¡ª por el profesor Francisco Carri¨®n, de la Universidad de Granada, en 2005. Los an¨¢lisis de radiocarbono ¡ªcarbono 14¡ª y la elaboraci¨®n de un sistema estad¨ªstico arrojaron una fecha. Ofrec¨ªa el mismo baremo: entre 3.800 y 3.600 a?os antes de Cristo. Todo coincid¨ªa. Supone m¨¢s de mil a?os antes que el monumento megal¨ªtico de Stonehenge, en el Reino Unido.
El trabajo cient¨ªfico ¡ªfinanciado por el Gobierno de Espa?a y en el que han participado las universidades de Sevilla, Atenas, Lisboa y Southampton, adem¨¢s del CNIEH¡ª, que ha permitido elaborar el art¨ªculo A Multi-Method Approach to the Genesis of Menga, a World Heritage Megalith que se publicar¨¢ el pr¨®ximo mes, sirve para ajustar la construcci¨®n del Dolmen de Menga al Neol¨ªtico. Para los investigadores, concretar esa fecha es importante porque les permite plantear nuevas preguntas para conocer mejor el monumento, descubierto para la ciencia por Rafael Mitjana en 1847.
Dos teor¨ªas y una duda
Una de las cuestiones es tan sencilla como fascinante. M¨¢s aun teniendo en cuenta que todo sucedi¨® hace casi 6.000 a?os. ?De d¨®nde sacaron los conocimientos de ingenier¨ªa quienes lo levantaron? Lo ¨²nico que se sabe es que fueron seres humanos que sab¨ªan de matem¨¢ticas, f¨ªsica o astronom¨ªa. Lo demostr¨® el propio Garc¨ªa Sanju¨¢n junto al ge¨®logo marino Jos¨¦ Antonio Lozano, analizando en otra investigaci¨®n el origen de las rocas utilizadas y el trayecto para su traslado hasta el punto exacto en el que fue erigido el dolmen, que mira hacia la Pe?a de los Enamorados ¡ªmole caliza con perfil de rostro humano¡ª en vez de al sol, como la mayor¨ªa de construcciones neol¨ªticas.
Hay dos hip¨®tesis. La primera es que los pobladores de la zona ¡ªen el centro de la actual Andaluc¨ªa¡ª que llegaron hace unos 7.500 a?os adquirieran experiencia previa levantando menhires. De hecho, la investigadora Primitiva Bueno apunt¨® hace a?os que algunas de las rocas utilizadas para el dolmen de Menga podr¨ªan haber tenido previamente dicho uso. Esta v¨ªa local tiene lagunas: la presencia de estas construcciones es excepcional en el entorno, al menos, que se conozca. No hay ejemplos de evoluci¨®n de monumentos m¨¢s sencillos a m¨¢s complejos. Habr¨ªa hecho falta entonces una especie de Leonardo Da Vinci de la ¨¦poca, ¡°pero aun as¨ª necesitar¨ªa del conocimiento emp¨ªrico y t¨¦cnico de otras mentes¡±, algo plausible gracias a la intensa din¨¢mica humana en el entorno desde alrededor del 4.200 a. C.
La segunda posibilidad, m¨¢s internacional, se basa en ese intercambio de sabidur¨ªa. Apunta a que la edificaci¨®n cont¨® con el conocimiento externo, es decir, de personas que llegaron hasta la actual Antequera y ayudaron. El argumento se basa en la existencia de variscita ¡ªroca verde utilizada en el neol¨ªtico de forma ornamental¡ª procedente de Huelva en regiones como Breta?a y Normand¨ªa, al norte de Francia. Es justo donde se encuentran los d¨®lmenes m¨¢s parecidos y de la misma fecha que este andaluz (otros similares, como el de Anta Grande do Zambujeiro en ?vora, Portugal, todav¨ªa no ha sido investigado a fondo). ¡°Si la materia prima viaj¨® de un sitio a otro, tambi¨¦n lo hicieron las personas. Y, con ellas, sus ideas y conocimiento¡±, subraya Garc¨ªa Sanju¨¢n, que pone el ejemplo de c¨®mo los arquitectos de las catedrales g¨®ticas en el medievo fueron contratados en otras ciudades y pa¨ªses, dispersando el estilo por todo el continente. ¡°No hay muchas m¨¢s alternativas para explicar c¨®mo se construy¨® algo tan genial y perfecto como Menga sin un ensayo previo¡±, agrega el investigador.
?Qu¨¦ llev¨® a los pobladores de la zona a construir una edificaci¨®n tan compleja como el dolmen de Menga? Se sabe el c¨®mo y el cu¨¢ndo, pero no el porqu¨¦. La respuesta es compleja y en su b¨²squeda los investigadores han utilizado una tercera v¨ªa de dataci¨®n, en este caso de la de uranio-torio. El objetivo ha sido conocer si la construcci¨®n es una respuesta al terremoto como el que, se cree, derrib¨® la cubierta de la Cueva del Toro a pocos kil¨®metros de distancia y supuso el abandono del refugio. Sin embargo, el resultado en este caso no ha sido positivo y, aunque la teor¨ªa no ha sido desechada, ha dejado en el aire la soluci¨®n. Menga forma parte de un conjunto megal¨ªtico de uso funerario que conforman tambi¨¦n los d¨®lmenes de Viera y El Romeral, as¨ª como una cuarta construcci¨®n descubierta hace dos a?os en las estribaciones de la Pe?a de los Enamorados.
Babelia
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