La revoluci¨®n musical de Roc¨ªo M¨¢rquez y Bronquio vivida desde las entra?as
Su disco ¡®Tercer cielo¡¯ es uno de los m¨¢s transgresores y alabados del momento. Vivimos con ellos un d¨ªa de concierto para descifrar desde dentro las claves de su impactante propuesta
Roc¨ªo M¨¢rquez llor¨® mucho aquel d¨ªa. Se sent¨ªa impotente y triste. La noche anterior hab¨ªa actuado en el Auditorio Nacional de Madrid. Hubo una parte de cante ortodoxo y otra de vanguardia, con bater¨ªa, guitarra el¨¦ctrica y el Ni?o de Elche sum¨¢ndose a la tormenta. Esta fase del recital fue un shock para algunos aficionados al flamenco cl¨¢sico, que, enfurecidos, abandonaron el local antes de que terminase. ¡°Una verg¨¹enza¡±, grit¨® uno. ¡°Yo he pagado por un recital de flamenco y esto es ruido¡±, se march¨® otro. Aquello fue en 2014 y M¨¢rquez decidi¨® protegerse de cara al futuro, porque lo que nunca se plante¨® fue doblegarse. ¡°Me afect¨® mucho, s¨ª. Soy una bienqueda por naturaleza y me alter¨® que la gente se fuera enfadada. He tenido que trabajar bastante para no desmotivarme por una reacci¨®n as¨ª¡±, cuenta la cantaora. Y tom¨® medidas, entre ellas intensificar sus sesiones con el terapeuta y reforzarse psicol¨®gicamente. Ocho a?os despu¨¦s las cosas han cambiado. Se encuentra embarcada en una gira de conciertos para ofrecer el disco Tercer cielo, realizado junto al m¨²sico jerezano de electr¨®nica Bronquio, un ¨¢lbum que es otro ob¨²s para los cada vez m¨¢s escasos fan¨¢ticos de la ortodoxia y al¨¦rgicos a la evoluci¨®n del g¨¦nero.
Su concierto en el teatro Soho de M¨¢laga del pasado julio acaba de terminar y la gente aplaude entusiasmada. Nadie ha abandonado la sala. Todos saben a lo que han venido: a presenciar c¨®mo dos artistas hacen a?icos las fronteras entre g¨¦neros. ¡°Aquel que se va, va diciendo en el silencio: ¡®?Qu¨¦ grande es la libertad!¡±. Con esta frase de Antonio Mairena finaliza la presentaci¨®n en directo de Tercer cielo. Lo canta M¨¢rquez mientras se marcha entre las dos grandes cortinas que ocupan el escenario. Bronquio, con sus inseparables gafas de sol y su gorra, manipula aparatejos para extraer sonidos electr¨®nicos.
Durante la hora y cuarto precedente, el espectador ha visto c¨®mo Roc¨ªo M¨¢rquez (Huelva, 36 a?os) y Bronquio (Santi Gonzalo, Jerez de la Frontera, 31 a?os) han estrangulado los palos del flamenco. Ella ha comenzado el espect¨¢culo arrastr¨¢ndose, de espaldas al p¨²blico, luego ha cantado con pena, m¨¢s tarde se ha subido a la mesa de su compa?ero, ha entonado con alegr¨ªa¡ Una tormenta de estados de ¨¢nimo que finaliza con una rave donde la cantaora parece levitar, en trance, ante el sonido maquinero impulsado por Bronquio. El concepto de la serpiente cambiado de capas: el primer cielo es darse cuenta de que lo que te gusta es la m¨²sica, cantar; el segundo, cuando se comparte esa afici¨®n con los dem¨¢s; y el tercero, cuando se disfruta, se juega y se explora. Flamenco del siglo XXI en lo musical; en lo vital, que cada uno se ponga los objetivos en cada escal¨®n del cielo.
Tercer cielo seguramente aparecer¨¢ entre los mejores discos espa?oles de la temporada en las listas de finales del a?o. ¡°Un sinf¨ªn de sensaciones y emociones se agolpan tras la gran variedad de estilos y recursos reunidos en este disco¡±, describe el cr¨ªtico Ferm¨ªn Lobat¨®n sobre el ¨¢lbum en Babelia. El disco est¨¢ ah¨ª, para escucharlo. Pero el directo es otra cosa, un acontecimiento visceral y hermoso, transgresor e impactante. No es un viaje de ella al mundo de los DJ, ni de ¨¦l al de las seguiriyas. Se trata de una aventura conjunta, en una misma nave, hacia donde la libertad creativa los lleve mientras el espectador se suma al trayecto.
Al d¨ªa siguiente del concierto en el Soho (el teatro que Antonio Banderas mont¨® hace dos a?os y medio en su ciudad, M¨¢laga), Roc¨ªo M¨¢rquez toma un t¨¦ en una terraza malague?a. Cuando alza la taza su mano deja ver en la parte inferior de su mu?eca un tatuaje: un tri¨¢ngulo con una parte de un lado abierta. ¡°Es un s¨ªmbolo que me gust¨®: significa abierta al cambio¡±. Con esta consigna est¨¢ construyendo la onubense una de las carreras m¨¢s interesantes y arriesgadas de la m¨²sica espa?ol. ¡°Este espect¨¢culo es darme mucho permiso, hacer lo que me apetece. Tiene un punto que puede ser inc¨®modo para el p¨²blico, pero para m¨ª es comod¨ªsimo. Por ejemplo, cuando digo las primeras frases no estoy ni mirando al p¨²blico. Quiz¨¢ eso choque. Pero a m¨ª me permite estar para adentro. Eso me da la vida¡±.
M¨¢rquez habla de forma dulce, se piensa algunas respuestas varios segundos y transmite sosiego. Hace que la charla transcurra agradable. ¡°Empec¨¦ a cantar siendo una ni?a y era como un juego, una actitud que no me gustar¨ªa perder. A veces, cuando me he quedado en una propuesta mucho tiempo o enfoc¨¢ndola desde la rigidez, le he perdido ese gusto del juego. Me divierte la b¨²squeda, el proceso, incluso m¨¢s que el hecho de cantar. Y eso que me apasiona cantar. En el proceso me siento como cuando est¨¢s enamorada, que no puedes dormir y pierdes un poco la cabeza¡±, se r¨ªe.
Antes del concierto los dos est¨¢n definiendo los detalles. Ella bebe una infusi¨®n y ¨¦l una cerveza. Bronquio: ¡°He hecho un trabajo de adaptaci¨®n brutal, porque mi entorno es el de los festivales, mucho m¨¢s l¨²dico. El cambio a teatro al principio me rayaba porque hago m¨²sica electr¨®nica: tienes una conexi¨®n con la gente que te da energ¨ªa y hace que te entre inspiraci¨®n y subid¨®n a la hora de estar all¨ª. En los teatros no ocurre eso. Todo es silencio, y eso me impon¨ªa. Despu¨¦s de cuatro o cinco conciertos ya estoy m¨¢s tranquilo y me puedo tomar alguna cerveza antes, como en los festivales¡±. Y apura una segunda birra. El responsable de la uni¨®n de estos m¨²sicos tan distintos es Luis ?lvarez, manager de Bronquio: ¡°Fue en un homenaje a Camar¨®n que se le hizo en el festival Monkey Week. No tocaron juntos, pero los vi hablando a los dos al pie del escenario. Y no s¨¦, me pareci¨® una combinaci¨®n que pod¨ªa funcionar. Porque ambos tienen la mente muy abierta para emprender cosas arriesgadas. As¨ª que se lo plate¨¦ y aceptaron encantados¡±.
A la salida del espect¨¢culo, en la puerta del Soho, los espectadores reflexionan sobre lo que han visto. Est¨¢ el veterano aficionado al flamenco, Paco Luque, de 67 a?os: ¡°Ahora mismo estoy conmocionado. Es una revoluci¨®n de los sentidos. Creo que es flamenqu¨ªsimo, se distinguen perfectamente los palos y al mezclarlos con la electr¨®nica llega la novedad y la transgresi¨®n. Morente nos dej¨® hu¨¦rfanos y ahora viene Roc¨ªo a continuar su labor¡±. Y tambi¨¦n est¨¢ la aficionada m¨¢s joven, Cristina Mart¨ªnez, 33 a?os: ¡°Ha sido una maravilla. Hac¨ªa mucho tiempo que no sal¨ªa con una sensaci¨®n tan buena de un espect¨¢culo. Hay mucha verdad. Es muy flamenco, pero con m¨²sica electr¨®nica. Solo una pega: hay un punto frustrante, porque quieres levantarte y bailar¡±. En su af¨¢n por tener vivo el espect¨¢culo, el d¨²o ya le da vueltas a actuar en recintos donde la gente pueda participar de la agitaci¨®n de la rave e incrementar su presencia en festivales de pop (ya han probado en alguno, como en el Vida Festival de Barcelona).
Los aficionados se preguntan hasta d¨®nde puede llegar una artista como Roc¨ªo M¨¢rquez, que solo tiene 36 a?os. Ella responde: ¡°Tengo una cabeza poco previsible, no se queda tranquila, siempre me realizo la siguiente pregunta aunque me deje en el abismo¡±. Cuenta que sus periodos creativos sin freno (y lleva ya muchos) pueden producir heridas alrededor. Desvela que sufri¨® bullying de adolescente y la tuvieron que cambiar de colegio varias veces. ¡°Mis padres siempre estuvieron ah¨ª para ayudarme. En ellos tengo mi espacio de seguridad. Los periodos creativos pueden ser muy bonitos o terror¨ªficos. Paso por muchos estados. Me puedo volver insegura y se la l¨ªo a quien sea. Eso no puede ser. He aprendido a no boicotearme y que la vida sea agradable para m¨ª y para la gente que hay a mi alrededor. Cada mente es un mundo, pero el d¨ªa a d¨ªa nos lo tenemos que hacer agradable, a nosotros mismos y a los dem¨¢s. Por eso lo del terapeuta. Como s¨¦ que parto de un material complejo, intento tener una ayuda para pon¨¦rmelo f¨¢cil¡±.
M¨¢rquez vive en el campo, cerca de Sevilla. Es esa casa se cre¨® Tercer cielo. Bronquio se instal¨® all¨ª durante meses (el proyecto tard¨® dos a?os y medio en echar a andar) y ¡°hac¨ªamos todo el ruido posible¡±. La vivienda se encuentra aislada, sin vecinos cercanos. Un huerto, gallinas, pozos, placas solares. ¡°Mi pareja se iba a hacer senderismo mientras Santi [Bronquio] y yo nos pon¨ªamos a armar jaleo¡±, se r¨ªe la cantaora.
Sus padres, Manolo y Charo, y su hermana Mar¨ªa han asistido al concierto de M¨¢laga. Charo cuenta que siempre ¡°ha sido una ni?a muy especialita¡±. La abraza al final del concierto. Al preguntarle sobre si le gusta el tema de la electr¨®nica, la madre dice: ¡°Bueno¡ Si lo hace mi hija, s¨ª¡±. Manolo habla con voz suave: ¡°Roc¨ªo es una buscadora. Nunca va a parar¡±. Bronquio asiste divertido a la mayor atenci¨®n por parte de familiares y espectadores que despierta su compa?era. Roc¨ªo le coge del brazo y lo arrastra hacia ella: ¡°Esto es un proyecto de dos artistas. Sin ¨¦l nada ser¨ªa posible¡±. Luego, a?ade: ¡°Adem¨¢s, me tienes que ense?ar en qu¨¦ momento de una conversaci¨®n debo utilizar ¡®random¡±. La carcajada es general.
Roc¨ªo M¨¢rquez y Bronquio est¨¢n de gira con ¡®Tercer cielo¡¯ por Espa?a. Ver fechas pinchando aqu¨ª.
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