El men¨² de vivos y muertos en los banquetes funerarios romanos: cerdo para los ricos y pollo para los pobres
El an¨¢lisis de los huesos de animales hallados en una necr¨®polis de Barcelona documenta c¨®mo las clases bajas reduc¨ªan los costes de los obligatorios rituales con carnes m¨¢s baratas
En los a?os cincuenta del siglo pasado se hall¨® una necr¨®polis romana en el centro de Barcelona con numerosos enterramientos. El yacimiento, denominado Plaza de la Villa de Madrid, fue vuelto a excavar entre los a?os 2000 y 2003, cuando se localiz¨® un conjunto funerario colectivo de unos 8,85 por 5 metros, que fue interpretado como un collegio funerarticium; es decir, una estructura mortuoria perteneciente a una asociaci¨®n privada o profesional de personas libres o esclavas con escaso poder adquisitivo. Estas, mediante el pago de una cuota mensual en vida, se aseguraban una sepultura digna en el lugar. El problema ven¨ªa cuando los familiares deb¨ªan realizar los obligatorios banquetes rituales frente a las tumbas: no todos pod¨ªan celebrarlo tal y como marcaba la tradici¨®n. Una tumba es solo legalmente una tumba cuando se sacrifica un cerdo, dejaron escrito autores como Plinio, T¨¢cito, Cicer¨®n o Petronio.
Los 66 enterramientos localizados (59 inhumaciones y 7 cremaciones) corresponden a la primera mitad del siglo II y mediados del siglo III. En su interior, adem¨¢s de restos humanos, se han hallado en algunos casos tambi¨¦n de animales, lo que confirma que se llevaron a cabo los rituales funerarios ¨Dbanquetes y ofrendas¨D que obligaba la ley. A las sepulturas se les practicaba un agujero por donde se introduc¨ªan los alimentos y la bebida. En el estudio Food for the soul and food for the body. Studying dietary patterns and funerary meals in the Western Roman Empire: An anthropological and archaeozoological approach (Alimentos para el alma y alimentos para el cuerpo. Estudiando patrones alimentarios y ¨¢gapes funerarios en el Imperio Romano de Occidente), reci¨¦n publicado en la plataforma profesional Plos One, de Domingo Carlos Salazar-Garc¨ªa, L¨ªdia Colominas y Xabier Jordana, de la Universidad de Valencia, el Institut Catal¨¤ d¡¯Arqueologia Cl¨¤ssica, la Universidad de Vic y la Universidad de Ciudad del Cabo (Sud¨¢frica), se explica que ¡°la edad, el sexo, las ofrendas y la dieta de los individuos inhumados muestran algunas diferencias, lo que sugiere que las desigualdades presentes en vida podr¨ªan haber persistido tambi¨¦n en los rituales funerarios¡±.
Los autores recuerdan que ¡°el m¨¢s all¨¢ en la religi¨®n romana era el hito que hab¨ªa que alcanzar despu¨¦s de la muerte cumpliendo con varios rituales funerarios¡±. Parte de ellos consist¨ªa en ofrendas, banquetes y sacrificios de animales, realizados para asegurar la protecci¨®n de las deidades y la memoria de los difuntos. Las fuentes escritas ¡°muestran que solo cuando se sacrificaba un cerdo, una tumba era legalmente una tumba. E indican tambi¨¦n que el mismo d¨ªa del entierro se celebraba en el sepulcro un banquete funerario en honor de los muertos y se dejaban ofrendas de alimentos¡±.
Tambi¨¦n se com¨ªa frente al enterramiento al noveno d¨ªa despu¨¦s del funeral, en los cumplea?os del fallecido o en festividades anuales. ¡°Est¨¢ ampliamente documentado que las tumbas, ya sea para inhumaci¨®n o para cremaci¨®n, conten¨ªan agujeros o tuber¨ªas a trav¨¦s de las cuales se pod¨ªa verter comida y bebida directamente sobre el entierro¡±, explican los especialistas.
Este tipo de tubos para alimentar a los fallecidos ha sido tambi¨¦n hallado en los yacimientos romanos de Colchester (Reino Unido), Saint-Cyr-sur-Mer (Francia), Ostia (Italia), Tipasa (Mauritaina) y Carmona (Espa?a). En Nimes (Francia), Pergolo (Italia), Londres (Reino Unido y Valentia (Espa?a), adem¨¢s de los restos de los banquetes, los arque¨®logos exhumaron ofrendas, cer¨¢mica y plantas en el interior de las tumbas.
Los restos hallados en Vila de Madrid han sido sometidos a an¨¢lisis de is¨®topos de carbono y nitr¨®geno para determinar la dieta de los individuos inhumados y poderla contrastar con los restos de los animales consumidos durante el banquete funerario. ¡°Los restos arqueol¨®gicos pueden retener las proporciones de is¨®topos estables presentes durante la vida y, por lo tanto, proporcionar informaci¨®n sobre los alimentos que consumi¨® un individuo. Los huesos y los dientes tienen proporciones espec¨ªficas de is¨®topos estables que reflejan su origen y formaci¨®n biol¨®gico-qu¨ªmicos¡±.
Para realizar el estudio, adem¨¢s de los restos humanos, se seleccionaron restos faun¨ªsticos procedentes de las ofrendas y del desecho de los banquetes: es decir, los huesos que presentaban fracturas, marcas de carnicer¨ªa y termoalteraciones. As¨ª de los 4.882 huesos, se eligieron solo 342. El an¨¢lisis determin¨® que el 30% eran porcinos, el 27,1% bovinos, el 24,3% caprinos y un 10% de pollos. Tambi¨¦n se documentaron restos de corzo (1,4%), liebre (1,4%), conejo (1,4%) y zorro (4,3%). En total, 16 cerdos, 13 bovinos, 9 caprinos y 5 pollos. Los huesos m¨¢s frecuentes corresponden a esc¨¢pulas, h¨²meros, radios, ulnas, pelvis, f¨¦mures y tibias, lo que sugiere que se consumieron las partes m¨¢s ricas en carne, aunque procedentes de animales viejos con el fin de reducir los costes de los banquetes. ¡°Este es un punto importante, ya que sugiere que solo se sacrificaban animales que no pod¨ªan ser explotados para otros fines y, por lo tanto, la carga econ¨®mica de los sacrificios pod¨ªa minimizarse¡±.
Las mujeres y los hombres no se alimentaban de las mismas fuentes proteicas: parece que algunos varones inger¨ªan m¨¢s carne. ¡°Esto podr¨ªa significar que los gustos socioculturales por los alimentos eran diferentes entre los sexos, o que m¨¢s varones que hembras ten¨ªan acceso a recursos ricos en prote¨ªnas debido quiz¨¢s a la costumbre, estatus social, riqueza o recomendaciones m¨¦dicas¡±. Los galenos romanos aconsejaban ¡°comer diferentes tipos de alimentos en funci¨®n de los humores¡±. Los hombres, pensaban, eran ¡°calientes y secos¡±, por lo que deb¨ªan ingerir ¡°alimentos fr¨ªos y h¨²medos¡±, como pescado. Las mujeres, por el contrario, eran ¡°fr¨ªas y h¨²medas¡±, por lo que deb¨ªan tomarlos ¡°calientes y secos, por ejemplo cereales¡±.
En definitiva, el estudio desvela que, ¡°a pesar de que las ofrendas y los banquetes estaban estipulados por ley, no todos pod¨ªan permitirse hacer ofrendas suntuosas o ricas. La presencia de restos de aves y de porciones ricas en carne sugieren que los familiares de los difuntos trataron de seguir la ley en la medida de lo posible¡±, porque, ¡°eso s¨ª, no com¨ªan lo mismo los ricos que los pobres¡±. Ni los fallecidos.
Babelia
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