El cine argentino revive el juicio a la dictadura que cambi¨® la historia del pa¨ªs
¡®Argentina, 1985¡ä, de Santiago Mitre, emociona al festival de Venecia con la reconstrucci¨®n del proceso que llev¨® a la condena de Videla y los principales responsables del ¡°genocidio¡±, como lo defini¨® el fiscal
Las pel¨ªculas conmueven, divierten, asustan, entretienen. Pero, a veces, aspiran incluso a m¨¢s: buscan un lugar en la historia. Jam¨¢s el cine argentino hab¨ªa afrontado a fondo uno de los puntos de inflexi¨®n clave para el pa¨ªs y, quiz¨¢s, el mundo entero. Nadie hab¨ªa reunido el valor, el dinero o el talento para contar en la gran pantalla el Juicio de las Juntas, el proceso a los nueve militares que lideraron la dictadura entre 1976 y 1983. Secuestros, torturas sistem¨¢ticas, barbarie contra los...
Las pel¨ªculas conmueven, divierten, asustan, entretienen. Pero, a veces, aspiran incluso a m¨¢s: buscan un lugar en la historia. Jam¨¢s el cine argentino hab¨ªa afrontado a fondo uno de los puntos de inflexi¨®n clave para el pa¨ªs y, quiz¨¢s, el mundo entero. Nadie hab¨ªa reunido el valor, el dinero o el talento para contar en la gran pantalla el Juicio de las Juntas, el proceso a los nueve militares que lideraron la dictadura entre 1976 y 1983. Secuestros, torturas sistem¨¢ticas, barbarie contra los inocentes. M¨¢s de 30.000 desaparecidos. ¡°El mayor genocidio¡± en la trayectoria de Argentina, como afirm¨® ante los jueces el fiscal Julio Strassera, que lider¨® la acusaci¨®n.
Y como repite ahora en la pantalla Ricardo Dar¨ªn, que lo interpreta. Porque el director Santiago Mitre, que entonces apenas era un cr¨ªo, se ha atrevido a enfocar la c¨¢mara hacia el banquillo donde se sentaron el general Videla y sus socios. Ha titulado su obra Argentina, 1985. Y la ha estrenado este s¨¢bado en el concurso del festival de cine de Venecia. Recibi¨® tres rondas de aplausos. Uno al final de la arenga de Strassera, que el filme reproduce ¨ªntegra hasta el c¨¦lebre ¡°nunca m¨¢s¡±. Otro al anuncio de las condenas. Y un tercero, a¨²n mayor, ante los t¨ªtulos de cr¨¦dito.
Una nueva ovaci¨®n acogi¨® al equipo del filme en la sala de prensa. En¨¦simo indicio de que se trata de un largo importante. Porque ahora quedan grabados en la pantalla los nombres y apellidos de los condenados. Porque se muestra la Argentina que se levant¨® y pidi¨® justicia, pese a todo. Y porque ah¨ª est¨¢n, gracias a una secuencia prodigiosa que mezcla rodaje y archivo, los testimonios de las v¨ªctimas. Como Adriana Calvo de Laborde, secuestrada el 4 de febrero de 1977, humillada y torturada, cuando estaba embarazada de seis meses y medio. Lleg¨® a parir sola, vendada y esposada, en la parte trasera de un coche, mientras se re¨ªan de ella. Ni siquiera el beb¨¦ ca¨ªdo al suelo, todav¨ªa atado al cord¨®n umbilical, removi¨® la conciencia de sus carniceros. Pero Calvo de Laborde y su hija sobrevivieron. Y componen, junto con cientos de dramas m¨¢s, la memoria de aquel infierno, que pronto entrar¨¢ en salas y casas ¡ªla distribuye Amazon Prime Video¡ª de todo el planeta.
¡°Sirvi¨® como ejemplo para el resto del mundo¡±, afirm¨® Dar¨ªn. Mitre agreg¨®: ¡°Es un hecho fundamental para Argentina, que inaugura la democracia. Cre¨ªamos que el cine ten¨ªa que retratarlo. Era una pel¨ªcula necesaria¡± y asegur¨® no saber por qu¨¦ no se hizo antes. Los productores aportaron posibles razones: faltaban recursos, ten¨ªa que pasar tiempo, los filmes se han centrado precisamente en narrar el antes, el r¨¦gimen. Aunque tambi¨¦n dejaron claro que ¡°cualquier momento despu¨¦s de que pas¨® pudo ser un buen momento¡±.
Al fin, ha llegado. Por casualidad, y quiz¨¢s por la suerte tormentosa de Argentina, coincide con el evento ¡°m¨¢s grave¡± desde el regreso de la democracia, seg¨²n su presidente, Alberto Fern¨¢ndez. Es decir, el fallido atentado contra su n¨²mero dos, Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner. ¡°Es un hecho horrible que nunca pensamos que podr¨ªa suceder. Cre¨ªamos que el nunca m¨¢s era para siempre, que el juicio hab¨ªa excluido la violencia como posibilidad para resolver conflictos pol¨ªticos. Pero vemos que la pel¨ªcula cobra una vitalidad que no nos esper¨¢bamos¡±, aport¨® Mitre.
El filme parte de lejos. Y su introducci¨®n, imprescindible para la mayor¨ªa de los extranjeros, quiz¨¢s refresque la memoria tambi¨¦n a los propios argentinos. ¡°Durante la escritura del guion, nos dimos cuenta de que no hab¨ªa mucha gente que recordara el juicio¡±, dijo el cineasta. Tal vez porque apenas se retransmiti¨® por televisi¨®n. O quiz¨¢s porque muchos no se cre¨ªan que fuera a suceder de verdad. Y menos cuando el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, encargado en teor¨ªa de juzgar los cr¨ªmenes de los imputados, concluy¨® que consideraba ¡°inobjetables¡± las ¨®rdenes que estos hab¨ªan impartido. Ante la traici¨®n de la justicia militar, dio un paso al frente la civil. Y se adentr¨® en un territorio tan ignoto como desmesurado: nunca antes un pa¨ªs hab¨ªa celebrado un juicio de esa magnitud contra sus propios dictadores.
Todo ello se refleja en la pel¨ªcula. El clima de escepticismo y amenazas, la grandeza de la tarea, el coraje de quien quiso hablar, la alegr¨ªa y la rabia por un veredicto final pol¨¦mico. Hasta el humor con el que Strassera ¡°desacralizaba¡± a menudo su labor, como dijo Dar¨ªn. De ah¨ª que un tema tan duro haya dado a luz una pel¨ªcula emotiva, c¨®mo no, pero tambi¨¦n la m¨¢s comercial y divertida de Mitre. Ya en su debut, la prometedora El estudiante, el cineasta se centraba en el poder. Y la protagonista de su siguiente filme, Paulina, afirmaba: ¡°No es un capricho ni una estupidez. Te estoy hablando de pol¨ªtica¡±. Obras complejas, llenas de matices. Y un v¨¢lido trampol¨ªn para el colosal salto que supon¨ªa Argentina, 1985.
Pero esta vez, quiz¨¢s ante la gravedad del asunto, el director ha preferido simplificar. Tanto, eso s¨ª, que algunos di¨¢logos parecen forzados y obligados a resumir mucho en pocas frases. Pese a que la historia y la justicia ya han sentenciado la verdad, el filme se empe?a adem¨¢s en subrayar cu¨¢l es el bando correcto. Como ejemplo, la figura caricaturesca del abogado defensor. Valga como gigantesca atenuante, eso s¨ª, la necesidad de condensar tama?a etapa de la historia en dos horas. Y de hacerla comprensible para cualquiera. Es probable que lo que Argentina, 1985 pierde en valor art¨ªstico, lo gane en acceso al p¨²blico. Y, en este caso, puede ser una buena noticia.
¡°Atravesamos dictaduras, no solo crueles, sino dif¨ªciles de entender. Estamos muy marcados por eso, durante mucho tiempo no se pudo hablar del tema. Es muy dif¨ªcil escapar a la posibilidad de que, en el ¨¢mbito cercano, alguien no haya tenido alg¨²n caso de dolor. Pero cuando se instala en una sociedad el terrorismo de Estado, lo primero que hace es anular a los ciudadanos, que no haya comunicaci¨®n. Est¨¢bamos vedados de informaci¨®n. Los adolescentes viv¨ªamos en una cierta nebulosa¡±, aport¨® Dar¨ªn. La propia pel¨ªcula, al fin y al cabo, muestra que en 1985 a¨²n se debat¨ªa, y mucho. Defensa y acusaci¨®n se resumen en un di¨¢logo del largo.
¡ªFue una guerra.
¡ª?Una guerra del Estado contra la sociedad?
¡°En 1985 hab¨ªa mucha gente que sab¨ªa mucho y muchos que no quer¨ªan saber del todo. Y el juicio logr¨® poner en los diarios todos los d¨ªas el nivel de atrocidad que hab¨ªa sucedido en la dictadura. Y fue evidente para todos que era la forma de fundar un nuevo pa¨ªs¡±, sostuvo Mitre. De ah¨ª que la pel¨ªcula tambi¨¦n dirija una mirada hacia los j¨®venes, el futuro. Y recuerde que, pese a indultos y peleas judiciales de todo tipo, el proceso marc¨® un antes y un despu¨¦s. Tanto que hoy siguen en marcha cientos de cr¨ªmenes por lesa humanidad en Argentina. Pero esta son otras historias. Tal vez alg¨²n d¨ªa merezcan una pel¨ªcula. Ahora, el cine argentino ya sabe contarlas.
Adem¨¢s del filme de Mitre, La Mostra de Venecia acogi¨® otra lucha en sus pantallas. La de la fot¨®grafa Nan Goldin contra la familia Sackler, conocida anta?o sobre todo por sus ricas donaciones a grandes museos, pero cada vez m¨¢s repudiada tambi¨¦n gracias a la campa?a de la artista: junto con otros activistas ¡ªy el libro El imperio del dolor, de Patrick Radden Keefe¡ª, les acusa de causar 400.000 muertos por sobredosis solo en EE UU gracias a sus f¨¢rmacos opi¨¢ceos que les dieron beneficios millonarios. Aunque, como muestra el extraordinario documental All the Beauty and the Bloodshed, de Laura Poitras (que gan¨® el Oscar con CitizenFour), toda la vida de Nan Goldin es una batalla: por empujar la fotograf¨ªa m¨¢s all¨¢ de sus l¨ªmites, por afirmarse como mujer artista, por superar sus adicciones o el trauma de la desaparici¨®n de su hermana. La creadora tambi¨¦n revive en la pel¨ªcula los tr¨¢gicos a?os en los que el sida se llev¨® a varios de sus amigos y a miles de vidas. Otro monumento a la memoria. Otro filme para no olvidar.