¡®Il buco¡¯: la inmensidad del cine a contracorriente, en un viaje al centro de la tierra
El italiano Michelangelo Frammartino experimenta con los formatos articulando relatos que sin ser documentales est¨¢n asentados en buena parte de sus t¨¦cnicas
En el a?o 1961, un equipo de espele¨®logos del norte de Italia emprendi¨® la exploraci¨®n del abismo del Bifurto, en el interior calabr¨¦s del monte Pollino, en busca de algo tan hermoso como lo nunca visto. Un viaje al centro de la tierra, a trav¨¦s de una sima indescifrable, que tras interminables d¨ªas de inmersi¨®n alcanz¨® los 687 metros. Hacia abajo, claro. Y una aventura con la que el muy original director Michelangelo Frammartino ha creado Il buco, lib¨¦rrima aproximaci¨®n a lo sentido aquellos d¨ªas, ganadora del premio especial del jurado en el festival de Venecia de 2021.
Frammartino no es un cineasta convencional. El italiano experimenta con los formatos articulando relatos que sin ser documentales est¨¢n asentados en buena parte de sus t¨¦cnicas, y siendo ficciones apenas se alimentan de di¨¢logos o im¨¢genes que aspiren a doblegar de alg¨²n modo la realidad. Sus docudramas, t¨¦rmino en desuso que quiz¨¢ sea el que mejor encaje con su obra, calan desde dentro de sus ilustraciones para introducir al espectador en una realidad completamente ajena, de la que pasa a formar parte como el m¨¢s privilegiado de sus observadores.
La utilizaci¨®n del sonido ambiente ya resultaba descomunal en Le quattro volte (2010), estrenada en la Quincena de Realizadores de Cannes y m¨¢s tarde en los cines espa?oles, pel¨ªcula suicida en lo comercial e interesant¨ªsima en lo art¨ªstico acerca del ciclo de la vida del animal, del vegetal y del mineral (y del ser humano), que se centraba en un anciano, un abeto, una cabra y trozo de carb¨®n. Para algunos sonar¨¢ delirante, pero seguro que hay lectores a los que les parecer¨¢ apasionante. Lo era en buena parte, en una pieza art¨ªstica sin una sola palabra. La parsimonia se convert¨ªa en aventura, y era inolvidable el segmento del viejo que para curarse la tos beb¨ªa cada noche un vaso de agua con polvos reci¨¦n recogidos del suelo de una iglesia por la se?ora de la limpieza. Se mor¨ªa, claro, pero qu¨¦ muerte.
En Il buco, entre la brisa, la niebla y la lluvia, otro anciano es el ¨²nico personaje de una pel¨ªcula austera y rigurosa en la que tambi¨¦n reina la ausencia de di¨¢logos, solo escuchados de fondo. Y ¨¦l es el ¨²nico al que Frammartino rueda de cerca, en planos cortos, filmando los surcos de su rostro como el que retrata el paisaje f¨ªsico de la naturaleza en el abismo de la edad, al borde de la muerte. El abismo, la palabra que domina las im¨¢genes de un trabajo a contracorriente e ins¨®lito, listo para el deleite o el suplicio, seg¨²n se logre entrar (o no) en su din¨¢mica. Aunque el que esto escribe lo haya vivido con la pasi¨®n de un relato de aventuras de Julio Verne destilado por el cine etnogr¨¢fico de Jean Rouch.
Con una bella fotograf¨ªa de exteriores y de interiores apenas iluminados por una peque?a llama o la luz del casco de un espele¨®logo, Frammartino conmueve con algo tan sencillo como la naturaleza. Tan sencillo y tan misterioso. Una sima f¨ªsica que apela a lo at¨¢vico y a lo c¨®smico, pero que no deja de ser plenamente contempor¨¢nea y terrenal, como en esa m¨¢gica imagen de los dos hombres que juegan al f¨²tbol, lanz¨¢ndose pases de un extremo a otro de la apertura de la gruta, como dos ni?os felices incapaces de conocer los m¨¢s oscuros secretos del universo.
IL BUCO
Dirección: Michelangelo Frammartino.
Género: docudrama. Italia, 2021.
Duración: 93 minutos.
Estreno: 9 de septiembre.
Babelia
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