El fot¨®grafo William Klein, un rebelde en la ciudad
El artista fue uno de los grandes iconoclastas de la fotograf¨ªa americana de la posguerra. Tambi¨¦n pintor, cineasta y dise?ador, muri¨® en Par¨ªs a los 96 a?os dejando tras s¨ª una obra osada, tan viva como radical
¡°Qu¨¦ le den a las galer¨ªas. Qu¨¦ les den a los coleccionistas. Ese no es tu problema, tu problema es ser parte de la ciudad¡±, aconsejaba Fernand L¨¦ger en su taller de Par¨ªs a un aprendiz, William Klein (Nueva York, 1928 ¨C Par¨ªs, 2022). Corr¨ªa 1948 y el joven, y tambi¨¦n d¨ªscolo, norteamericano quer¨ªa ser pintor. Sin embargo, tardar¨ªa menos de una d¨¦cada en mostrar al mundo que era capaz de atrapar la energ¨ªa de cualquier metr¨®polis con su mirada a trav¨¦s de una lente. En su impronta, cruda, granulada y en blanco y negro, quedaba recogida la vibrante energ¨ªa y el movimiento de la ciudad. Una fotograf¨ªa que respond¨ªa a la vitalidad del autor al tiempo que echaba por tierra cualquier tipo de servidumbre. Sol¨ªa decir que su primera c¨¢mara la gan¨® en una partida de p¨®ker. De esta suerte, desde que a principios de los 60 irrumpi¨® de lleno en el medio fotogr¨¢fico, dejar¨ªa muy claro que su arte no admit¨ªa normas, tampoco encasillamientos. Hab¨ªa aprendido que la fotograf¨ªa no rinde pleites¨ªa, mucho menos a la realidad. Confunde tanto como fascina, revela tanto como esconde, su naturaleza, como fue la del propio artista, es tan poderosa que se sostiene por s¨ª sola.
Primero tom¨® Nueva York. Luego tom¨® Roma, luego vendr¨ªan Tokio y Mosc¨². Sin embargo, hasta que en 1956 se public¨® Life Is Good & Good For You in New York: Trance Witness Revel, nadie hubiese aventurado que el desali?ado submundo urbano, en el esplendor de su sordidez, iba a dar forma a uno de los fotolibros m¨¢s referenciados de las siguientes d¨¦cadas. ¡°Explot¨® con la pureza vulgar de un titular sensacionalista¡±, escrib¨ªa el cr¨ªtico Arthur Lubow. La publicaci¨®n no guardaba parecido con ninguno de sus precedentes.
Poseedor de uno de los instintos fotogr¨¢ficos m¨¢s agudos de su tiempo, Klein cortaba sin reparos sus encuadres y variaba el tama?o de las fotograf¨ªas subordinadas a un ritmo tan libre de constricciones como el de un m¨²sico de jazz. En Nueva York no pudo encontrar un editor (el monogr¨¢fico se public¨® en Francia, su t¨ªtulo dada¨ªsta quedar¨ªa reducido a Nueva York, 1954-1955) pero s¨ª encontr¨® patr¨®n. Por aquel entonces Alexander Liberman, el legendario director de arte de la revista Vogue y fot¨®grafo, ya hab¨ªa captado el talento del iconoclasta del autor en sus primeras obras abstractas. Si bien la claridad y la simplificaci¨®n defin¨ªan el estilo de Irving Penn y el de Richard Avedon, -fichado por la competencia, Harper?s Baazar-, Klein conseguir¨ªa subvertir y agitar la fotograf¨ªa de moda experimentando mediante el uso del flash, los teleobjetivos y gran angulares, reencuadrando y enfatizando los contrastes en el cuarto oscuro. Como a Avedon, le gustaba sacar a sus modelos del estudio. En la calle estaba su dominio. Al igual que Liberman, y tambi¨¦n Picasso, detestaba el t¨¦rmino ¡°buen gusto¡±. Con gran habilidad aunaba la inquietud de la vanguardia con las exigencias comerciales de la fotograf¨ªa de moda, la sofisticaci¨®n europea con el pragmatismo americano. Mientras, a trav¨¦s de su fascinaci¨®n por la tipograf¨ªa, por el tosco y m¨¢s pedestre lado de la calle se anticipaba a la cultura pop.
Nunca neg¨® su desinter¨¦s por el mundo de la moda, m¨¢s all¨¢ que como una fuente de ingresos, de ah¨ª la extravagante y sarc¨¢stica Qui ¨ºtes- vous? Polly Maggoo (1966), su primer largometraje de ficci¨®n. Por entonces ya hab¨ªa trabajado como asistente para Federico Fellini en Las noches de Cabiria, publicado los monogr¨¢ficos Roma (1958), Mosc¨² (1964) y Tokio (1964) y abandonado Vogue. Su primera incursi¨®n experimental en el cine fue Broadway by Light (1958), donde los innumerables luminosos carteles de ne¨®n crean una hipnotizante y din¨¢mica abstracci¨®n. De ella dir¨ªa Orson Welles: ¡°fue la primera pel¨ªcula que he visto en la que el color era absolutamente necesario¡±. M¨¢s tarde llegar¨ªan aquellas donde explor¨® la cultura negra. Sus protagonistas incluyen a Muhammad Ali, al l¨ªder de las Panteras negras, Eldrige Cleaver y Little Richard el legendario ¡®arquitecto¡¯ del rock & roll, y otras muchas como Mr Freedom, la s¨¢tira antimperialista, prohibida en Francia durante los disturbios de mayo del 68. ¡°Posiblemente la pel¨ªcula m¨¢s antiamericana jam¨¢s realizada, pero s¨®lo un estadounidense [...] podr¨ªa haberla hecho¡±, como escrib¨ªa el cr¨ªtico Jonathan Rosembaum.
Klein regres¨® a la fotograf¨ªa en 1980. En su totalidad su obra nos recuerda que en cualquiera de sus manifestaciones el arte es solo el producto de una particular visi¨®n. Para alcanzarla Klein se lanzaba a la vida con el instinto y la honestidad del outsider que siempre quiso ser. El teatro de la calle, de la existencia, salpicaba sus abarrotados encuadres. ¡°La c¨¢mara no era tanto una barrera de cristal como una compuerta¡±, escribe David Campany, comisario de la retrospectiva que recientemente le dedic¨® el International Centre of Photography, en Nueva York. ¡°Una gran foto de Klein es una maravilla arrebatada a una organizaci¨®n formal, pero nunca permite a uno olvidar que se trata de un encuentro f¨ªsico. De un beso o de una bofetada. En el mejor de los casos, de los dos¡±.
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