Un museo para mostrar el arte robado
Roma dedica una galer¨ªa a obras expoliadas o perdidas y recuperadas que acoger¨¢ exposiciones temporales antes de que las piezas regresen a sus lugares de origen
Por los s¨®tanos del Museo Nacional Romano han pasado en los ¨²ltimos a?os tantas y tan variadas obras de arte recuperadas despu¨¦s de haber sido robadas que el ministro de Cultura italiano, Dario Franceschini, pens¨® que era una pena que los visitantes no pudieran disfrutar de este vasto patrimonio. Con esta idea Roma ha estrenado un centro que destaca por su originalidad entre los centenares de galer¨ªas que pueblan la Ciudad Eterna. Se trata del Museo del Arte Salvado, un espacio que expone antig¨¹edades y piezas saqueadas o perdidas que las autoridades han recuperado. Despu¨¦s de una breve estancia, concebida como una fugaz parada en boxes en el museo romano, para que las estudien los expertos y las disfrute el p¨²blico, volver¨¢n a sus lugares de origen o a las instituciones de las que fueron sustra¨ªdas. ¡°En vez de conservar las piezas en los dep¨®sitos, antes de devolverlas, la comunidad puede verlas y ser consciente del gran esfuerzo que se ha hecho para recuperarlas. Es importante concienciar sobre la lucha contra el tr¨¢fico internacional de antig¨¹edades que da?a el patrimonio art¨ªstico, cultural y cient¨ªfico. Esto vale para Italia y para todo el mundo¡±, se?ala St¨¦phane Verger, director del Museo Nacional Romano.
El Museo del Arte Salvado est¨¢ situado en una de las sedes del Museo Nacional Romano, que alberg¨® tambi¨¦n el antiguo planetario y que pertenece al complejo de las Termas de Diocleciano, las m¨¢s grandes de la Antigua Roma. No contar¨¢ con una colecci¨®n permanente, sino que ir¨¢ encadenando exposiciones temporales.
La primera, visitable hasta mediados de octubre, gira en torno a un conjunto de cer¨¢micas y objetos de terracota procedentes de varias culturas prerromanas, especialmente de pueblos etruscos y de la Magna Grecia, las colonias hel¨¦nicas del sur de la pen¨ªnsula it¨¢lica y Sicilia. La luz de la sala es obra de Francesco Murano, un experto iluminador de museos que relata el reto de crear una atm¨®sfera para una muestra tan heterog¨¦nea. La primera exposici¨®n incluye un centenar de piezas, entre vasos y esculturas grecorromanas e incluso monedas que datan del siglo VII al III a. C., y pretende homenajear tambi¨¦n la odisea de los investigadores del Comando de los Carabinieri para la Protecci¨®n del Patrimonio Cultural a la hora de arrebatar las piezas robadas a los ileg¨ªtimos coleccionistas de medio mundo. En algunos casos incluso fueron adquiridas de manera il¨ªcita por museos de prestigio internacional, como el Getty Museum de Los ?ngeles. ¡°Algunos compradores sab¨ªan que se trataba de piezas robadas, ha habido un largo proceso judicial y una gran colaboraci¨®n entre la justicia italiana y la estadounidense¡±, apunta Verger.
Los Carabinieri de esta divisi¨®n cultural localizaron las piezas el a?o pasado, despu¨¦s de largas investigaciones, en distintos museos, casas de subastas y colecciones privadas de Estados Unidos. Este es uno de los pa¨ªses con mayor demanda de bienes culturales para el mercado de anticuarios, seg¨²n han explicado las autoridades italianas.
Las obras de arte fueron robadas entre 1960 y 1980 de yacimientos arqueol¨®gicos de Italia o con excavaciones clandestinas y despu¨¦s cruzaron el oc¨¦ano a trav¨¦s de canales de exportaci¨®n ilegales, con la ayuda de mercados de antig¨¹edades de Inglaterra y Suiza. Ahora han vuelto a su lugar de origen despu¨¦s de d¨¦cadas de pesquisas que partieron de fotos antiguas que retratan los objetos en el momento de su descubrimiento y gracias al trabajo diplom¨¢tico entre ambos pa¨ªses. ¡°Muchas veces las obras robadas han sido incluso restauradas, aunque no con m¨¦todos actuales o cuidadoso. Algunas piezas han sido pintadas de nuevo y hemos perdido su procedencia, es un gran da?o para la ciencia¡±, se?ala Verger.
En toda Italia, sobre todo en el centro y el sur del pa¨ªs, todav¨ªa hay gran cantidad de ¨¢reas de inter¨¦s arqueol¨®gico bajo tierra. De hecho, es frecuente que aparezcan cada cierto tiempo ricos mosaicos de domus romanas o restos de construcciones. Pompeya, el gran parque arqueol¨®gico de la antig¨¹edad, que qued¨® enterrado bajo toneladas de ceniza tras la violenta explosi¨®n del volc¨¢n Vesubio, tiene unas 40 hect¨¢reas ya rastreadas, pero a¨²n quedan otras 20 por salir a la luz.
Es importante que las excavaciones est¨¦n controladas por arque¨®logos profesionales y no por ¨¢vidos marchantes, porque el valor de una obra no procede solo del objeto en s¨ª, sino del contexto del descubrimiento, que aporta tanta informaci¨®n ¨²til. ¡°Si no sabemos d¨®nde ha aparecido el objeto ni c¨®mo, la obra pierde la mitad de su valor cient¨ªfico¡±, explica el director del museo.
Cuando se pierde informaci¨®n imprescindible sobre la procedencia de las piezas y otros datos necesarios para certificar su autenticidad, a veces incluso no se puede saber con total seguridad si la obra en cuesti¨®n es un original o una falsificaci¨®n. ¡°Hemos dejado en exposici¨®n obras que tal vez han sido falsificadas, para evidenciar el da?o. Son muy hermosas, muy interesantes, pero nunca tendremos la certeza completa de si son originales o falsas. La pr¨®xima etapa es que no sea necesario un museo as¨ª, porque se haya conseguido erradicar el expolio en el arte¡±, ilustra Verger. Y apunta: ¡°Por un lado, este museo es optimista, del arte salvado y por otro tiene una visi¨®n pesimista del arte herido porque ha perdido una parte de su valor y es una l¨¢stima¡±.
M¨¢s adelante, el museo no abrir¨¢ sus puertas solo a la arqueolog¨ªa, sino al arte de cualquier periodo. Una de las piezas que las autoridades italianas m¨¢s anhelan colocar en sus vitrinas es La Natividad de Caravaggio, un lienzo del maestro barroco que la mafia siciliana rob¨® del oratorio de San Lorenzo, una parroquia en pleno centro de Palermo, en 1969. Se trata de la obra de arte m¨¢s buscada del mundo y en torno a ella se ha levantado todo tipo de leyendas. Hace unos a?os, un sacerdote cont¨® que los capos de la isla ofrecieron el cuadro como recompensa en un intercambio de rehenes para liberar a un mafioso detenido e incluso llegaron a enviar un trozo del lienzo a modo de prueba de vida, aunque nunca lleg¨® a comprobarse su autenticidad.
La escultura de bronce griega conocida como el Atleta de Fano, atribuida a Lisipo, es otra de las piezas m¨¢s ansiadas por Italia. En este caso s¨ª se sabe d¨®nde est¨¢, en el Museo Getty de Malib¨², con el que el Gobierno de Roma mantiene un contencioso en los tribunales desde hace d¨¦cadas. Unos pescadores italianos encontraron la estatua en medio del Adri¨¢tico en 1964, junto a la embarcaci¨®n que la estaba transportando desde Grecia hacia la pen¨ªnsula italiana. De ah¨ª pas¨® a otras manos privadas, hasta que en 1977 el Getty la adquiri¨® por cuatro millones de d¨®lares. El Gobierno italiano reclam¨® la restituci¨®n del bronce en 1989 y el museo desde entonces se niega a devolverla alegando que la pieza fue encontrada en aguas internacionales, por lo que Italia no tiene m¨¢s derechos sobre ella solo por el hecho de que los descubridores fueran pescadores italianos.
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