Se buscan toros bravos
Rub¨¦n Pinar y G¨®mez del Pilar saludan sendas ovaciones ante toros con m¨¢s trap¨ªo que casta de distintas ganader¨ªas
Se buscan toros bravos -no toros de lidia, que de esos s¨ª hay muchos en el campo-. ?D¨®nde est¨¢n esos toros que demuestran su bravura acudiendo con alegr¨ªa al caballo para luego apretar con la cara abajo, metiendo los ri?ones? En la plaza de Madrid, en la corrida concurso de ganader¨ªas celebrada este domingo, no. Eso seguro.
Se supon¨ªa que los astados elegidos ser¨ªan los mejores de cada casa. Al menos por fuera daba gusto verlos. Animales muy en tipo de su encaste, de fuertes y hermosas hechuras y gran seriedad por delante. El de Juan Luis Fraile helaba el alma solo con mirarlo. El de Escolar quitaba el hipo con esos dos pitones¡ ?qu¨¦ pavo! Y el de Sobral era una aut¨¦ntica belleza.
A la llamada de la corrida concurso acudieron, sin embargo, los mismos fieles de cada domingo. Los contados aficionados que quedan en Madrid. Y en el ruedo se pintaron, junto a las habituales dos rayas de picar, las otras correspondientes en un festejo de este tipo. El objetivo: colocar a los toros en suerte, cada vez a mayor distancia, para disfrutar del tercio de varas en todo su esplendor.
La intenci¨®n, como siempre, era buena, pero no se cumpli¨®. No hubo ni un solo tercio de varas para el recuerdo. A algunos de los astados solo se los coloc¨® en suerte las dos veces que obliga el reglamento. Y ninguno tom¨® m¨¢s de tres puyazos. Varios cumplieron bajo el peto, pero ninguno lo hizo de forma notable o sobresaliente. Es decir, ninguno se gan¨® su apellido de bravo.
Y este hecho, por recurrente, es cada vez m¨¢s preocupante. La selecci¨®n de los ganaderos actuales, mucho m¨¢s preocupados en el comportamiento y duraci¨®n de los animales en el tercio de muleta, est¨¢ acabando con uno de los momentos m¨¢s transcendentes de la lidia. Si a eso le sumamos la desidia de los matadores y la inutilidad de la mayor¨ªa de los picadores¡
Un buen ejemplo de este mal hacer fue la actuaci¨®n de Juan Manuel Sang¨¹esa, encargado de picar al tercero de la tarde, de Pallar¨¦s, un ejemplar que demostr¨® una exquisita calidad en el brillante recibo capotero de G¨®mez del Pilar. Perfectamente acompasado al temple de su oponente, el torero meci¨® los brazos a la ver¨®nica, para rematar con hasta cuatro medias, a cada cual mejor.
Los tendidos, entusiasmados, herv¨ªan de emoci¨®n e ilusi¨®n. Pod¨ªamos estar ante una gran faena. Lamentablemente, en el camino de G¨®mez del Pilar y Pantera, que as¨ª se llamaba el toro, se cruz¨® Sang¨¹esa. El puyazo baj¨ªsimo que le propin¨® acab¨® con toda esperanza de triunfo. Aunque el toro mantuvo una extraordinaria nobleza y fijeza, a cada paso que daba, en el momento en el que se quedaba quieto, dejaba un charco de sangre en la arena.
Brind¨® al p¨²blico el torero, pero en cuanto cit¨® al toro para el primer muletazo por el lado derecho, el animal acudi¨® tambale¨¢ndose y sin poder alguno. Ten¨ªa casta, pero por ese maldito orificio se hab¨ªa evaporado casi toda la vida que le quedaba. Lo intent¨® G¨®mez del Pilar muy templado, pero aquello no ten¨ªa sentido. No era m¨¢s que un simulacro de lo que debe ser esta fiesta.
A partir de ah¨ª, la tarde no remont¨®. Y esa faena ¡°que pudo ser¡± tambi¨¦n pes¨® en el ¨¢nimo del propio No¨¦, que anduvo inc¨®modo y descolocado ante el bello sexto de Sobral, que sali¨® despavorido del caballo en cuanto sinti¨® el hierro, aunque luego pele¨® por momentos. No estaba sobrado de clase y fondo, pero s¨ª tuvo unas cuantas arrancadas que debieron ser mejor aprovechadas.
El que tampoco aprovech¨® una buena oportunidad fue Rub¨¦n Pinar. Si bien anduvo m¨¢s que digno con el soso segundo de Ferm¨ªn Boh¨®rquez, frente al que dej¨® algunos naturales estimables a pies juntos, de frente y de uno en uno, no estuvo a la altura del encastado y codicioso quinto, de La Palmosilla, que acudi¨® de largo al caballo, pero que luego sali¨® suelto y manseando. Un toro que embisti¨® sin descanso en la muleta de un Pinar despegado, acelerado y mec¨¢nico.
Y qu¨¦ decir de Javier Casta?o. Un torero con su valent¨ªa y experiencia deber¨ªa saber cu¨¢ndo ha llegado el momento de decir adi¨®s. Es verdad que al salmantino le correspondi¨® un lote muy dif¨ªcil, pero tambi¨¦n lo es que en Madrid no se puede ofrecer una imagen as¨ª.
Si desconfiado estuvo con el duro primero de Fraile, que iba cruzado, repon¨ªa y no dejaba de escudri?ar la anatom¨ªa de su matador con la cara por las nubes, con el orientado cuarto de Escolar ni siquiera lo intent¨®. No pod¨ªa con ¨¦l y lo sab¨ªa mejor que nadie.
Al final, en un ambiente fr¨ªo y oto?al, qued¨® la sensaci¨®n amarga de otra corrida concurso sin toros bravos. Los hubo con casta -de la buena y de la mala-, s¨ª, pero bravo, bravo, ninguno. Lo dicho, se buscan toros bravos.
Distintas ganader¨ªas / Casta?o, Pinar, Del Pilar
Toros de Juan Luis Fraile, duro, complicado y siempre con la cara alta; Fermín Bohórquez, noble, soso y descastado; Pallarés, noble, fijo, con casta y calidad, pero muy blando; José Escolar, duro, peligroso y muy orientado; La Palmosilla, noble, encastado, codicioso y de gran movilidad; y Sobral, manso, con cierta movilidad, pero poca clase y fondo. Todos bien presentados, salvo el de Pallarés, más justo.
Javier Castaño: pinchazo y estocada delantera y muy atravesada (silencio); estocada trasera y atravesada y diez descabellos (pitos).
Rubén Pinar: estocada (saludos); estocada desprendida (silencio).
Gómez del Pilar: estocada trasera (saludos); tres pinchazos y estocada traserilla, desprendida y atravesada (silencio).
Plaza de toros de Las Ventas. 25 de septiembre. Corrida concurso de ganaderías. Menos de un cuarto de entrada (6.721 espectadores, según la empresa).
Babelia
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